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La discutida reputación de ex Jefe de la Policía Política de Portugal

Categorías: Europa Occidental, Portugal, Arte y cultura, Historia, Libertad de expresión, Literatura

El Mayor Silva Pais, último director de la represiva fuerza policial PIDE [1] de Portugal -que operó durante el periodo del «Estado Nuevo [2]» del país- ha sido implicado en una obra teatral, en el asesinato del General Humberto Delgado, político democrático de oposición, ocurrido en 1965.

Como lo informó [3] [en] Global Voices en mayo de 2011, lo sobrinos de Pais han iniciado un caso penal que actualmente está en proceso en contra del autor de la obra A Filha Rebelde (La hija rebelde) y los directores del Teatro Nacional D. Maria II, que la pusieron en escena en 2007.

General Humberto Delgado

Identity card of the director of PIDE. Image from the public domain [4]

Documento de identidad del director del PIDE. Imagen de dominio público

Delgado [5] rompió con el régimen portugués nacional-católico, cuando se inscribió en las elecciones presidenciales de 1958, convocadas por el dictatorial, entonces Primer Ministro, Salazar [6]. Sorprendentemente anunciadas como «elecciones universales», en realidad solamente pudieron votar las personas letradas y en ese tiempo, el analfabetismo en el país era abrumador.

En ese tiempo, el fraude electoral también era común – hasta los muertos «votaban». Sin embargo, para Salazar, el “voto universal” era una expresión de mero consentimiento y no daba opciones realistas a los votantes.

Delgado se presentaba como candidato y la campaña era despiadada. Se le prohibió realizar manifestaciones, mítines y desfiles, y le evitaron que entrara en contacto con el público en general.

Supuestamente vencido en las urnas, el general salió del país, y denunció el resultado como fraude. La PIDE recibió instrucciones de secuestrarlo fuera del país, al final lo golpearon hasta matarlo en España, y se fingió un tiroteo accidental. Aunque no hubo una versión oficial, el patrón de acontecimientos fue finalmente aclarado en un tribunal en 1981. Nunca se completó un juicio posterior para establecer la participación de Silva Pais en la muerte de Delgado, pues Pais murió antes de que se emitiera la sentencia.

En el blog Cantigueiro, Samuel recuerda [7] [pt]:

El asesino Silva Pais estaba siendo juzgado específicamente por [su] participación en estos crímenes [el asesinato de Humberto Delgado y su secretaria], cuando murió de causas naturales seis meses antes de leerse la sentencia.

Los sobrinos del Mayor Pais insisten que la obra (que se basa en la hija de su tío) es profundamente ofensiva a la memoria de su tío y dicen: “tres líneas de la obra sugieren que [el Mayor Silva Pais está] vinculado a los homicidios”.

Su pedido de compensación de 30,000 euros de los directores de teatro y el escritor, ha estado en juicio desde mayo de 2011, con una sentencia programada para fines de julio.

¿Violación de derecho humanos?

Se puede decir que toda la controversia encaja bien en un país donde la propia traducción de la Convención Europea oficial tiene imperfecciones: la palabra «reputación» se toma en la versión portuguesa como «honor». La mera existencia del proceso de la corte puede ser una violación de la Convención Europea de Derechos Humanos [8].

Wall in Aljube jail with the names of the men and women murdered by the PIDE, some by direct order from Silva Pais. Photo by Daniel Jota, shared in a Facebook group in solidarity with the defendants in criminal proceedings against 'The Maverick Daughter'. [9]

Muro en la cárcel de Aljube con los nombres de las personas asesinadas por la PIDE, algunos por orden directa de Silva Pais. Foto de Daniel Jota, distribuida en un grupo de Facebook en solidaridad con los acusados en el proceso penal en contra de 'La hija rebelde'.

La investigadora Rosa Delgado señala la posibilidad de abrir acá un «precedente extremadamente serio [10]» [pt] en la democracia portuguesa. También están los que sostienen (incluido el autor de este post) que los procedimientos judiciales realizados por la corte pública portuguesa violan los artículos 17 y 46 de la Convención Europea de Derechos Humanos [11].

Falta información sobre el tema, tanto en la prensa como en la blogósfera. Por ejemplo, ¿hubo una acusación confirmada o una acusación de un juez para llevar el debate a juicio?

Protestas y controversia

Ha habido muchas protestas con respecto al tema. El movimiento cívico ‘Não apaguem a memória [12]‘ (No borren la memoria) [pt] recuerda:

Las atrocidades infligidas a los opositores, por inspectores y agentes bajo el mando de Silva Pais, llenan millones de páginas del Archivo de la Torre do Tombo [13] [archivo histórico central].

Picture from the play 'The Maverick Daughter' exhibited in the National Theatre D.Maria II (TNDM II) in 2007. Copyright Margarida Dias, TNDM II. [14]

Foto de la obra 'La hija rebelde' exhibida en el Teatro Nacional D.Maria II (TNDM II) en 2007. Derechos reservados Margarida Dias, TNDM II.

En Caligrafias ìberes Rosario Duarte da Costa destaca [15][pt] la seriedad de censurar al exdirector del Teatro Nacional, un hombre de cultura y catedrático universitario, que perdió su directorado durante este proceso legal y por su causa (un hecho del que los medios tradicionales no informaron).

Determinada, Margarida Belchior dice [16] [pt] en À Beira Rio:

Confío en que se haga justicia, por lo menos en el tribunal, (…) y en muchas otras dimensiones de nuestra vida y actividades colectivas: reimpresión del libro, llevar la obra nuevamente a escena (…).

En el blog Portugal dos Pequeninos (Portugal de los pequeñitos), João Gonçalves reproduce [17] [pt] un artículo de la crítica de medios Cintra Torres (del periódico Público):

Correcto será defender, en primer lugar, los derechos de quien expresa opiniones que nos son detestables o hechos deagradables para nosotros.

En el blog Porta da Loja (Puerta de la tienda) Jose dice [18] [pt] con autoridad:

Lo que la obra de teatro pretende es imputar hechos concretos que pueden ser falsos y que nada autoriza que se publiquen o se imputen porque las personas vinculadas están vivas y son de la familia del difamado.

De igual manera piensa el abogado portugués promedio. ¿Pero tiene sentido cuestionar la participación del exdirector en una operación emprendida por el propio «policía» que gobernaba solo?

En Contra Ordem (Contra orden) [pt], Kritis cree [19]:

La protección de la reputación del director general de una organización declarada criminal por procedimientos legales se ha visto perjudicada. Por lo tanto, todo está mal.

Y destaca:

(…) La humillación de la sumisión de un autor teatral a la escoria de la reinserción social [20], (…) los absurdos de ser interrogado (…) sin defensor y por asistentes sociales asesinos, (…) lo absurdo (…) que convierte una tarea de crítica literaria en un asunto de orden criminal y debate.

La resistencia mostrada a través de este caso, el criterio (vinculante) de la Corte Europea sobre libertad de expresión, creación, investigación y toma de conciencia han planteado serios problemas en Portugal; muchos están esperando ver cómo se resuelven.