Un incidente de violencia en contra de un periodista moldavo ha generado activas discusiones en línea con respecto a las antiguas animosidades entre la mayoría moldava y la pequeña minoría rusa en el país.
La discordia es antigua, pues Moldavia alguna vez fue parte integrante de la nación rumana y después, durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocupada y anexada por la Unión Soviética durante casi 50 años. El 27 de agosto de 2011, Moldova cumplirá 20 años de independencia, pero los desacuerdos entre la población de etnia moldava y la minoría rusoparlante rebrotan de vez en cuando con respecto al uso del idioma ruso.
En muchas ocasiones, representantes de la minoría rusoparlante se han negado a hablar el idioma oficial del país [el idioma oficial en Moldavia es el rumano (que la Constitución llama moldavo)] y han ordenado a la población local a hablar en ruso. El ruso no es un idioma oficial en Moldavia, pero lo hablan ampliamente las minorías étnicas, en particular en la no reconocida región separatista de Transnistria y en la entidad autónoma de Gagauz Yeri. La élite política, ocupada con las actuales disputas internas, no ha hecho intentos de mediar en la brecha interétnica con los años y hasta ahora no reacciona a este caso.
El periodista Oleg Brega [ro] de Curaj TV fue atacado el 29 de julio en la Universidad Eslavónica de Moldavia, donde estaba investigando el caso de una estudiante que encontró problemas con su solicitud de transferirse a otra universidad. Ante la insistencia del periodista de obtener algunas respuestas de la administracion de la universidad, el director ejecutivo de la universidad, Andrei Babenco, exigió que el periodista hablara en ruso. El periodista dijo que entendía ruso, pero preguntó si Babenco podía hablar rumano, y este último respondió que no podía y que no hablaría en rumano, y entonces repentinamente, golpeó a Brega y su cámara cuando al periodista le preguntó por qué no hablaba rumano.
Brega estaba grabando todo, y el ataque contra él siguió, pues el director ejecutivo y varios de sus colegas siguieron golpeándolo e insultándolo mientras trataban de sacar sus documentos y que parara la grabación (escenas del ataque en 1:36; 2:30). Al periodista lo amenazaron contínuamente y no lo dejaron salir de las instalaciones de la universidad. Llamó a la policía, que luego tomó el control de la situación.
http://www.youtube.com/watch?v=rCNKUtB2QyE&feature=player_embedded
Antes que el caso fuera mencionado por los medios tradicionales de comunicación, la comunidad en línea había organizado un flashmob en la universidad. El 1 de agosto, equipados con dispositivos para grabar video y con extractos de la Constitución, jóvenes activistas llegaron a la Universidad Eslavónica y empezaron a grabar la universidad, en muestra de solidaridad con el periodista atacado. Los trabajadores de la universidad también atacaron a los jóvenes, y aparecieron irritados por el hecho de ser ser filmados. Como resultado, un representante de la universidad le quitó la cámara a uno de los participantes. Nuevamente fue necesario que la policía interveniera.
Oleg Brega, el periodista atacado, llamó la atención al hecho que la división interétnica no debería ser el único punto en este caso, que según él, es también un grave caso de graves violaciones a los derechos humanos básicos. Sin embargo, los debates en línea se han centrado mayormente en el uso del idioma ruso en el país.
Vitalie Cojocari sintió humillación. Escribió [ro]:
Una vez sentí el látigo secular del ruso secular silbando en el aire y golpeándome dolorosamente en la mejilla. Porque ese director no golpeó solamente a Oleg Brega. Esa persona, por quien llora la prisión, ha golpeado a todos los rumanoparlantes de Moldavia, ya sea que se le llame moldavo o no.
Siguió:
Es tremendamente complicado pedirle a un ruso de Moldavia que hable tu idioma. Cualquier intento es duramente sancionado. Los rusos necesitan ser respetados, después de todo, somos una nación multiétnica, así que tienen derechos. ¿Pero nadie va a hablar de obligaciones? No. ¿Por qué? Porque si le pides a los rusos que aprendan rumano te dirán “cerdo fascista”.
En otro post de blog, el mismo autor determina [ro], al comentar en otro tema (la entidad autónoma de Gagauz Yeri ha exigido al gobierno moldavo que emita su correspondencia a la región en ruso):
[…] el idioma rumano vuelve a estar sujeto a una terrible presión. Es como si regresáramos a antes de ’89 [el 31 de agosto de 1989, Moldavia pasó del alfabeto cirílico a la escritura latina]. ¡Vaya situación! ¿Qué cuernos está pasando en nuestro pequeño país, donde ningún grupo minoritario, ruso, gagauzo, judío, ucraniano, armenio habla nuestro idioma? Hemos terminado siendo una minoría en nuestro país. ¿Qué salió mal, hermanos, que nadie quiere nuestro idioma?
Tudor Cojocariu opina [ro] que se “pueden encontrar el conflicto étnico en las raíces de muchas agresiones y violencia que está ocurriendo a nuestro alrededor”:
Y quién sabe cuantas de estas situaciones al estilo de URSS de triste recordación y de [“ladrones de la ley”] están ocurriendo frente a nuestros ojos y miramos y nos mentimos que mañana todo va a estar bien, mientras sabemos que ni la mayoría rumana moldava, ni la minoría rusa irán a ninguna parte. Todo tiene que ver con la adaptación y es claro que la mayoría nunca se adaptará a la minoría, aunque esta última sea imperial, frustrada y esté llena de complejos, porque han terminado siendo una minoría donde alguna vez hubo una falsa “gran madre patria soviética”.
Otro blogger, Denis Cenusa, escribió [ro]:
Toda duda o demora en la discusión del estado del idioma ruso, los métodos para integrar a los rusoparlantes a la sociedad y las medidas para interconectar eficiente y permanentemente las comunidades lingüísticas resultarán en serios problemas para la seguridad nacional, incluido el camino europeo de la República de Moldavia.
“Han pasado 20 años. MOLDAVIA, ¡DESPIERTA!”, concluyó [ro] una entrada del blog de Andrei Fornea.
Las ONG moldavas de medios han emitido [ro] una declaración, expresando su preocupación con respecto al incidente en la Universidad Eslavónica y calificándola como inaceptable en una sociedad democrática.