Las comunidades de todo Londres amanecieron para ser testigos de una ola de destrucción el martes 9 de agosto por la mañana, después de otra noche de disturbios y saqueos anárquicos. Al menos 560 personas fueron arrestadas y hay más de 100 inculpados desde que comenzaron los motines el sábado 6 de agosto de 2011. La última noticia [en] es que la violencia se ha cobrado su primera víctima, un hombre al que le dispararon en Croydon el lunes por la noche murió después de haber sido internado en el hospital.
También se ha confirmado [en] que Mark Duggan, el hombre cuya muerte el pasado jueves desencadenó los disturbios, no abrió fuego contra la policía antes de que le dispararan – como lo había afirmado la policía – pero si sacó un arma. La autopsia reveló que murió de un solo tiro en el pecho.
Durante la mañana del martes 9, el Primer Ministro, David Cameron, anunció que 16,000 oficiales de policía serían desplegados en Londres por la noche -además de los 6,000 del lunes- en un intento por controlar los nuevos brotes de violencia. Dado que los recursos de la capital han llegado al máximo, están trayendo refuerzos policiales desde todo el país. Se ha ordenado también que los comercios de la capital cierren temprano y cierren sus fachadas con tablas.
Imágenes explosivas de violencia se han propagado implacablemente en línea durante todo el día. Fotografías de saqueadores robándose cualquier cosa posible — desde zapatos hasta arroz – incendiando propiedades; de muchedumbres enfrentándose con la policía: residentes huyendo del peligro; revoltosos siendo perseguidos; y también de un volante encontrado en Dalston, al este de Londres, dando consejos a los vándalos para evitar ser identificados.
Este perturbador video de YouTube también muestra a un joven herido al que ayudan a salir del paso y a quien después asalta el mismo grupo de jóvenes en Londres (el lugar exacto de los hechos se desconoce).
http://www.youtube.com/watch?v=6Gex_ya4-Oo
Una comerciante de Peckham compartió sus experiencias sobre la violencia del lunes por la noche en la página Londonist.com:
Como comerciantes que vivimos arriba de nuestro local, nos sentimos de igual forma aliviados de poder echar un ojo a nuestra propiedad, y aterrorizados – ya que si entraban por la fuerza a nuestra tienda, ¿qué podríamos hacer en contra exactamente? Llegó el punto en el que me paré detrás de la cortina del local, a oscuras, con saqueadores a un metro de distancia. Me preguntaba si nuestras cortinas aguantarían. Recé que siguieran su camino. Esperé que no se dieran cuenta de que estaba ahí, merodeando, estupefacta. Comencé a temblar un poco. Presenciar esta total rebeldía y rabia tan de cerca, en las gruñonas pero radiantes caras de los autores, te hace cuestionarte qué es lo que compone a un ser humano.
En el blog Going Undergound [en] (Transformándome en clandestina), Annie Mole escribió sobre cómo los robos del lunes en la noche la hicieron sentirse «avergonzada de ser una londinense»:
No tengo soluciones. Sólo estoy en shock, con horror y cierto grado de miedo. No tengo idea cuándo parará este inexplicable comportamiento. No tengo idea de cómo pudo pasar para empezar. Este es un Londres que podría cambiar para siempre.
Noticias más tranquilizadoras llegaron en la forma de una masiva operación de limpieza en la capital el martes en la mañana. Ayudados por plataformas mediáticas como Facebook y Twitter para organizar a los voluntarios, compartir información, las comunidades de todo Londres se movilizaron para limpiar los escombros.
Las escenas han sido de solidaridad: esta tarde, voluntarios levantaron sus escobas al unísono en una de las zonas de limpieza en el Cruce Clapham, al Sur de Londres. En Peckham, los lugareños pegaron notas en una tienda cubierta con tablas en Poundland describiendo lo que aman de su barrio.
En medio de los dos extremos, discordia y moral, el país se encuentra ahora tratando de explicarse los acontecimientos que han resaltado las tensiones en la relación entre los líderes políticos, la policía y las comunidades a las que están llamados a servir.
Mientras las condenas a la violencia han sido amplias, muchos comentan que no están sorprendidos por los acontecimientos, argumentando que la exclusión, privación de derechos y las tensiones entre la policía y las comunidades en las que sucedieron los disturbios han estado en un punto de ebullición desde hace décadas. En el Huffinton Post, Lola Adesioye explica que las tensiones raciales son el núcelo de la exclusión:
Los temas de fondo -en particular el sentimiento de que los británicos de color son rutinariamente maltratados por las instituciones, la policía especialmente- todavía no han sido resueltos. Las tensiones entre la juventud de color y la policía en las ciudades del interior no se han disipado. Por el contrario, las sospechas son endémicas. Hace falta desesperadamente liderazgo de la comunidad de color, y el país se rehúsa a enfrentar estos grandes retos de forma sustanciosa.
Otro bloguero, el periodista Doug Saunders no está de acuerdo con el concepto de que las tensiones raciales fueron la causa de la violencia esta semana:
Tottenham fue el lugar de los terribles disturbios de Broadwater Farm (Granja Broadwater) en 1985, que también comenzaron con un balacera policial -pero ese era otro Londres, profundamente dividido por fronteras raciales, con una comunidad caribeña furiosa y socialmente excluida enfrentándose a una fuerza policial blanca y explícitamente racista. Esta semana, en contraste, tanto los vándalos como la policía era multirracial.
Para el escritor inglés Kenan Malik, los manifestantes de esta semana no tenían un motivo político concreto, a diferencia de los de los 80:
Los disturbios [80] eran una afrenta directa a la fuerza policial opresiva y al desempleo masivo. Amenazaron el tejido social de las ciudades del interior del Reino Unido y forzaron al gobierno a repensar sus mecanismos de control social. Los disturbios de hoy hicieron quedar a la Policía Metropolitana como inepta, expuso a los políticos como faltos de tacto y dejó un pandemonio en algunas partes de Londres, Liverpool y Birmingham. Pero aún hay una baja sensación de que sean un desafío real para el orden social.
Añadió:
Es precisamente la privación de derechos, la exclusión social y el desperdicio de vidas por lo cual estas no son ‘protestas’ en un sentido significativo, sino una mezcla de rabia incoherente, vandalismo pandillero y violencia adolescente.
El trabajador juvenil Symeon Brown opinó:
@symeonbrown: Es verdad que estos jóvenes no tienen un manifiesto pero si sus acciones no son políticas, entonces claramente necesitamos una nueva palabra para definir ‘política’.
Muchos, incluyendo el Primer Ministro Suplente, Nick Clegg, predijeron que las controversiales medidas de austeridad del gobierno eran una receta para el malestar político y social.
Hugh Salmon, quien escribe para Brand Republic, dijo:
[La Coalición] ha fallado en mirar por sobre sus hombros para considerar el efecto que tendrían los recortes en la gente.
Y, porque no entienden a la gente, y no les importa cómo se comportan los seres humanos, han fallado en darse cuenta que si recortas trabajos, y al mismo tiempo recortas beneficios, se crea un polvorín para los incendios que hemos visto en nuestras calles esta semana.
Demotix tiene galerías de fotos de las secuelas de los saqueos, mientras que el Guardian's Data Blog (Blog de Datos de Guardian) ha hecho un mapa de los disturbios confirmados por todo el país, así como los hechos y datos clave. El periodista independiente Neal Mann (@fieldproducer) también a compilado una lista en Twitter de los reporteros en Londres que están cubriendo los acontecimientos.