¿De verdad es la pluma más poderosa que la espada? O más bien, hoy día, ¿es mejor un teclado que un fusil de asalto con visión láser? Para ciertos fines, la respuesta es sí. Ya sea para calentar el ambiente, desacreditar a un individuo o simplemente reorientar el debate, los intereses poderosos a menudo prefieren evitar la coacción y difundir historias engañosas o directamente falsas en la prensa para transformar la opinión pública. Solo hay que preguntar al ejército de los Estados Unidos. En 2005, el Pentágono, desesperado por hacerse con el pueblo iraquí en cuerpo y alma, pagó millones de dólares a periódicos iraquíes para asegurarse de que aparecieran historias proestadounidenses en la prensa iraquí [en].
Estas técnicas de desinformación y desorientación son especialmente frecuentes en toda Rusia. Basándose en una rica tradición de «tecnología política» [en] perfeccionada tanto por la policía zarista como por los estados soviéticos, los medios de comunicación rusos están plagados de historias pagadas (vbros) creadas exclusivamente para promover intereses específicos. El humo y espejos que caracteriza la vida pública rusa a menudo es increíblemente difícil de descifrar para un forastero. Considérese, por ejemplo, la reciente marcha de Mikhail Prokhorov como líder del partido político Causa justa: se barajan muchas razones [en], entre ellas que todo fuera un montaje desde el principio. No es de extrañar que los kremlinólogos se equivoquen tan a menudo.
Un ejemplo reciente sugiere que este fenómeno se extiende mucho más allá de la filtración de imágenes de políticos encamados con prostitutas o de noticias falsas de muertes de candidatos en vísperas de unas elecciones [en]. A mediados de setiembre, Ksenia Krikheli de Vesti-FM, una periodista de bajo perfil que normalmente cubre temas locales como las escuelas, publicó un artículo [ru] sobre Krasnaya Gorka, un barrio residencial de Liubertsy, en Moscú. En un artículo aderezado con estereotipos raciales e insinuaciones, la señpra Krikheli relató cómo los residentes locales vivían atemorizados viendo cómo su tranquilo barrio residencial se convertía en un «gueto africano», invadido de inmigrantes africanos indisciplinados, violentos y adictos al sexo. La señora Krikheli describió cómo los vecinos «de toda la vida» no podían dormir y tenían miedo a salir a la calle porque por la noche retumbaban los tambores africanos y campaban a sus anchas la prostitución (mujeres que supuestamente pedían «tres rublos por sexo», unos diez centavos de dólar) y la actividad delictiva africanas.
A este artículo, que se extendió como la pólvora por los medios digitales rusos, le ha seguido otro [ru]. En el siguiente artículo, la señora Krikheli, que se ve como una periodista de investigación rastreando la verdad, contaba su visita a una comisaría, donde se encontró detenidos un buen número de inmigrantes africanos, detenciones que cree consecuencia directa de la publicación de su artículo. Y contó lo siguiente:
Не исключаю, помешала сотрудникам полиции еще и потому, что в участок на роскошном «Лексусе» как раз приехал африканский босс, видимо, выручать собратьев из плена. Уже возникли какие-то договоренности, и мой визит совсем некстати. Сотрудник полиции говорит африканцу: «Мы с вами свяжемся через 10-15 минут, обо всём договоримся».
Unos incisivos blogueros investigan estas acusaciones
Conforme se diseminaba la noticia por los medios de comunicación rusos, el conocido fotologuero Ilya Varlamov (zyalt en LiveJournal) viajó al «gueto africano» para investigar [ru]. En tres horas de entrevistas, no encontró nada que confirmara el artículo de la señora Krikheli. No encontró una sola persona que hubiera hablado con la señora Krikheli. Por otra parte, todos con los que habló negaron tener problemas con los inmigrantes africanos de su barrio.
Por ejemplo, una mujer con tres hijos dijo:
«Нормально живется. Никаких проблем. . . А в соседнем доме живет Пьер Нарцисс, «Шоколадный заяц». Но вообще с ними никаких проблем нет — всегда здороваются, не шумят. Что-что? Ночью играют на барабанах во дворе и танцуют африканские танцы?! Бред какой-то, первый раз слышу. Наоборот, вообще никакого шума от них. У нас в школу ходит много их детей, все прекрасно ладят. Это вам какую-то чушь рассказали».
Ilya también habló con un inmigrante de Sudáfrica que se había mudado a Moscú para llevar un club nocturno. Estaba claramente preocupado por las repercusiones del artículo:
Было видно, что к прессе у него очень подозрительное отношение. . . «Мы собираемся подавать в суд на них», — заявил он. «Они все переврали. Здесь живет много африканцев из разных стран, и все всегда жили спокойно, а они там наговорили непонятно что. Я не понимаю, зачем надо так врать».
¿Por qué publica Vesti-FM una estupidez así?
Si los residentes de este barrio tranquilo no estaban aterrorizados, ¿qué podría motivar a la señora Krikheli y a Vesti-FM a publicar una desinformación tan racista? Como dice Varlamov:
зачем серьезной государственной радиокомпании надо раздувать абсолютно несуществующую в реальности проблему? Да еще описывать все в таких страшных красках? Ради сенсации? И как у журналистки, готовившей материал, обстоит дело с журналистской этикой? Слышала ли она об ответственности за разжигание межнациональной розни?
Aunque es poco probable que se aclare algo en el tenebroso mundo de la desinformación rusa, existe la posibilidad de que esta serie de artículos estuviera pagada por intereses adinerados (por ejemplo, por empresas de construcción) que quieren despertar recelos hacia la inmigración africana. Existen algunos indicios en los propios artículos de la señora Khrikeli. En cierto momento escribe:
Анастасия говорит, что жизнь рядом с мигрантами из стран СНГ ни в какое сравнение не идет – они просто ангелы на фоне африканского народа, заполонившего подмосковные Люберцы. «Что вы, таджики и узбеки – тихие, спокойные, никогда не собираются большими компаниями, не шумят. Африканцы же всегда после себя столько мусора оставляют. Очень плохо мы живем здесь», – отмечает она.
Han aparecido artículos por toda internet apoyando tal explicación. Un artículo de Islam News afirma [ru] que los residentes de Liubertsy «ahora echan de menos ser vecinos de tayikos y uzbekos».
Todavía queda mucho por aclarar. Vesti-FM es una emisora pública, por lo que cabe preguntarse qué papel desempeñó el gobierno ruso en estos artículos. Cualquiera que sea la explicación, los artículos de la señora Krikheli son un triste reflejo de la situación de la ética periodística en los medios de comunicación públicos rusos, así como la facilidad para manipular. Esperemos que las ramificaciones terminen ahí para los inmigrantes africanos de Liubertsy.