Durante mucho tiempo, la violencia doméstica ha sido un tema tabú en los círculos armenios. Pero cuando a Zaruhi Petrosyan, joven madre de 20 años, su esposo y su suegra la golpearon brutalmente hasta matarla [en] en octubre del año pasado, el caso movilizó a personas y organizaciones para enfrentar este problema que afecta a más de la cuarta parte de mujeres en Armenia [en].
Este despertar dio paso a la Coalición para Parar la Violencia en contra de las Mujeres en Armenia, organización de siete miembros que ha estado siguiendo el caso de Petrosyan y trabajando para hacer modificaciones al Código Penal sobre violencia doméstica. Junto con el Cemtro de Recursos de la Mujer, la Sociedad sin Violencia y PINK Armenia, la Fundación Tufenkian se integró a la coalición y ahora se ha unido a la Asociación Internacional Armenia de Mujeres así como a USAID para establecer refugios para mujeres en Armenia a través del Centro de Apoyo para la Mujer de la ONG Zangakatun Servicios Sociales.
Conversamos con Mary Matosian, Director de País de Tufenkian, este pasado setiembre en Los Ángeles sobre los desafíos y esperanzas para el proyecto.
GV: ¿Qué clase de trabajo ja hecho su organización en el ámbito de la violencia doméstica en Armenia hasta ahora?
MM: Hemos creado afiches y volantes y los hemos distribuido. Esto no ha sido muy fácil porque nos gustaría ponerlos en las ventanas de las tiendas, y algunas han aceptado y otras no. Hemos pasado nuestra línea telefónica de ayuda [en televisión] y la gente ha llamado de toda Armenia. Hemos enseñado crianza positiva de los hijos, muchas de estas mujeres siguen siendo físicamente violentas con sus hijos, con lo que los hijos se vuelven perpetradores de violencia. Muchas de estas mujeres ni siquiera sabían que esto era un problema porque es lo que han visto en sus familias y creen que es la norma. Junto con la Embajada Británica, también tenemos un programa de capacitación para periodistas, donde les hablamos acerca de qué es exactamente la violencia doméstica, y cómo entrevistar a las víctimas de la violencia.
GV: ¿Cómo cambian actitudes sobre violencia doméstica en Armenia?
MM: Tenemos que educar a la gente de todo nivel, funcionarios de gobierno, profesores, doctores. Por ejemplo, hicimos capacitación con profesoras. Eran mujeres muy firmes acerca de no querer hablar de este tema, y con mucha resistencia. Las propias mujeres no están listas a pensar sobre su propio bienestar. Las organizaciones internacionales tienen un importante rol en esto, y quienes viven en el extranjero también. Porque a nivel local, por mucho que gritemos y chillemos, nada pasa. Cuando hay presión externa empiezan a reaccionar. Debemos empezar a cambiar la legislación. Las leyes son muy importantes para la protección de las víctimas y el castigo a los culpables de los malos tratos.
GV: ¿Por qué este tema es suficientemente importante como para a los no armenios les preocupe?
MM: La violencia doméstica es un problema internacional. Tenemos subvenciones de organizaciones que no tienen presencia en Armenia. La solidaridad de mujeres alrededor del mundo para promocionar problemas de mujeres y para proteger mujeres es algo universal, sin fronteras. Ahora, a través de Internet, estamos tan conectados unos con otros y podemos presentar experiencias a los armenios y mencionar cómo son las cosas en África y Sudamérica y otras partes del mundo, y donde han enfrentado los problemas – y eso por sí solo crea un paralelo para inspirarse.
GV: ¿Qué hay de las críticas que te señalarán que también se abusa de los hombres. ¿Tienen disponibles programas para hombres que son víctimas de violencia doméstica?
MM: Ciertamente tenemos dos hombres en el programa que también fueron víctimas de maltrato. Tuvimos una familia en particular, donde todos los miembros de familia se golpeaban entre sí. No podemos enfrentarlo todo –hay todo tipo de violencia– tienes que centrar tu atención en algo, pero hay otros casos y deberían ser abordados.
GV: ¿Qué trae el futuro para contener la violencia doméstica en Armenia?
MM: Si vamos a este ritmo, creo que el futuro es muy brillante. Porque si podemos continuar estando bien organizados y seguimos teniendo financiación y tenemos la actividad que tenemos ahora, se difundirá más y más información. Aunque no hayamos tenido buenos resultados en los últimos años, seguimos en las primeras etapas de esta lucha. Por ejemplo, la palabra ‘feminismo’ por alguna razón tiene una mala connotación en Armenia. Todavía tenemos que explicarle a la gente, a las mujeres, qué son los derechos de la mujer. Las mujeres ni siquiera son conscientes de que tienen problemas. Estamos todavía en las primeras etapas.
Otras organizaciones en el país también están estableciendo infraestructura para víctimas de la violencia doméstica. En julio, Paros «Lighthouse», entidad sin fines de lucro, abrió un nuevo refugio y un centro para mujeres en Ereván, donde acogen a madres gestantes y mujeres con hijos de hasta dos años de edad que han sido maltratadas y no tienen a dónde ir. El centro ya ha recibido a tres mujeres, que vienen buscando apoyo para leche, ropa, pañales y terapia. Según la fundadora Seta Ghazarian, tiene capacidad hasta para 16 mujeres.