El Guardabosques es un proyecto iniciado en enero de 2007 por un grupo de jóvenes cubanos con el objetivo de “contribuir a un mejor manejo de los espacios verdes” que incluye la publicación de un boletín electrónico, de suscripción gratuita, para la “denuncia de depredaciones antiecológicas en el entorno urbano”.
“Todo comenzó en diciembre de 2006”, cuenta su fundador, Isbel Díaz, en exclusiva para Global Voices. En esa fecha ocurrió la “tala indiscriminada de una ceiba centenaria en el barrio de San Agustín”. Este árbol, símbolo de la capital cubana y patrimonio cultural de la nación caribeña, es respetado por todos los habitantes del país.
La denuncia de este hecho se realizó por correo electrónico a cientos de receptores donde se incluyeron tanto ciudadanos como instituciones gubernamentales. “La respuesta fue increíble”, comenta Díaz, “y nos impulsó para realizar la primera acción: editar un boletín digital”.
Así nació El Guardabosques, “sin nómina fija ni nada parecido”. Según Díaz,
A partir de un núcleo inicial de unas cinco personas, todas vecinas de San Agustín, se han ido sumando puntualmente personas y colectivos a este trabajo. Hay quienes han estado solo en la siembra de una postura y nunca más hemos coincidido, y están quienes han participado en casi todo lo que se hace.
Pero, lo más significativo de este proyecto tiene que ver con su carácter inclusivo y democrático. Para participar en El Guardabosques no existen límites de edad, género, orientación sexual, creencia religiosa, militancia política o estatus económico.
Durante más de cinco años, la difusión del boletín en la red se ha complementado con una centena de acciones de limpieza en ríos, mares y vertederos de basura. Además, han implementado proyectos comunitarios para la siembra y el cuidado de los árboles junto a infantes y han participado en eventos teóricos como el panel “Pensamos Cuba” que coordina la Asociación de Hermanos Saíz.
Actualmente, El Guardabosques es recibido por casi 1000 destinatarios de correo electrónico. El 78 por ciento de estos receptores son residentes en Cuba que acceden desde la red interna, fundamentalmente en universidades, institutos de investigación, instituciones culturales o artísticas.
En junio de 2009, El Guardabosques se integró a la Red Protagónica Observatorio Crítico que incluye una docena de proyectos sobre infancia, diversidad sexual, raza, informática, promoción cultural, entre otros. Durante la IV edición del encuentro de esta red en 2010 los participantes comenzaron con la siembra de una postura de Anacagüita en un círculo infantil.
Cuenta el boletín que:
Trabajadoras del centro, encabezadas por su amable directora, niños de la comunidad, miembros de la Red Protagónica Observatorio Crítico, e invitados al evento decidimos colectivamente el mejor sitio para sembrar el arbolito, cavamos el hoyo, y sembramos y regamos la planta.
La muerte de la ceiba de San Agustín en 2006 no quedó impune. La juventud que actualmente integra El Guardabosques ha ampliado su red de ambientalistas y comienza a crear sus propios espacios para el intercambio con otros proyectos. Cada vez es mayor el número de personas que se acercan para denunciar alguna problemática ambiental o para mostrar su apoyo a la causa ecológica.
En su reivindicación de los espacios verdes, los integrantes de este proyecto reconocen el papel de la tecnología y las redes virtuales en la creación de una ciudadanía vigilante. Según Isbel Díaz, las redes permiten construir “sus propios canales de comunicación para denunciar las acciones de privados o instituciones estatales que infringen la legislación, o que amparados en las lagunas de esta, dañan el medioambiente”.
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