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Cuba: La agenda de la presidenta Rousseff

Categorías: Caribe, Brasil, Cuba, Derechos humanos, Economía y negocios, Historia, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Mujer y género, Periodismo y medios, Política, Relaciones internacionales, Viajes

La primera presidente mujer de Brasil [1] [en] estuvo en Cuba en un viaje planeado para «fortalecer las relaciones bilaterales [2] [en] especialmente en los ámbitos de economía y comercio», según la prensa cubana. Los blogueros estuvieron muy interesados en su agenda.

El bloguero de The Cuban Triangle [3] [en] que confía en que el enfoque del viaje era el tema económico, plantea el problema del proyecto del puerto de Mariel [4] [en] y afirma que cabe la posibilidad de que las compañías brasileñas inviertan en la producción de etanol en Cuba:

Esperemos que ese sea el caso. Las inversiones brasileñas en la producción de etanol en Cuba aportarían tecnología de clase mundial y conocimientos especiales a Cuba, generarían puestos de trabajo, permitiéndole a Cuba reducir las importaciones de petróleo y los gastos en moneda extranjera y proveerá la renovación que tanto necesita en el importante sector económico y cultural de Cuba.

Babalu [5] [en] estaba más interesada en la declaración del asesor presidencial que señala que su política exterior «hará hincapié en los derechos humanos». La entrada continúó resaltando una declaración contradictoria del ministro de Asuntos Exteriores de Rousseff, quien señaló que «el estado de los derechos humanos en Cuba no es de emergencia», con lo cual la bloguera bromeó:

¡Totalmente lejos de la realidad!

Mientras tanto, el blog Capitol Hill Cubans [6] [en], publica un recordatorio al que llama la «conveniente pérdida de memoria de la presidenta»:

En 1970, la actual presidenta de Brasil Dilma Rousseff fue arrestada y juzgada por su oposición armada a la dictadura militar del país entre 1964 y 1985.

Sin embargo, hoy durante su visita a la Habana, no está dispuesta a hacerles frente o demostrar su solidaridad con los pacíficos oponentes de la dictadura militar de Cuba.

En respuesta a la declaración del ministro de Asuntos Exteriores, el bloguero escribe:

Nos gustaría recordarle a la administración de Rousseff que el Comité Internacional de la Cruz Roja y el Comité contra la Tortura de la ONU tienen acceso ilimitado a la base naval de Estados Unidos en Guantánamo.

Sin embargo, el régimen de Castro no ha permitido que estos observadores internacionales ingresen a la prisión cubana durante sus 52 años de gobierno.

Por otra parte, es fascinante la manera que Rousseff percibió la situación de emergencia con respecto a los derechos humanos en Brasil durante su junta militar que injustificadamente encarceló, ejecutó y exilió a decenas de miles de brasileños, número ocultado por la brutal dictadura de Castro en Cuba.

Finalmente, Yoani Sanchez [7] (quien por cierto aún sigue esperando el permiso de las autoridades cubanas para viajar a Brasil por la presentación de «Cuba-Honduras Connection», un documental en donde ella aparece) habla acerca de la visita presidencial:

Todo parecía atado y bien atado: un cronograma rápido, eficiente, protocolar, enfocado en temas económicos, que terminaría al abordar su avión con destino a Haití. Pero algo se complicó.

Varios días antes de que la economista y política brasileña aterrizara en el Aeropuerto José Martí, un joven cubano murió después de una prolongada huelga de hambre. Los medios oficiales se lanzaron de lleno a presentarlo como un delincuente común, aunque había sido detenido en una marcha opositora por las calles de Contramaestre. El discurso del poder se radicalizó y la temperatura política alcanzó esos grados en lo que se manejan tan bien nuestros gobernantes. En ese contexto, la recién concluida Conferencia del PCC se convirtió más en un acto de reafirmación que de cambio, en una declaración de unidad en lugar de apertura. Muchos de los que aguardaban por el anuncio de transformaciones políticas de gran calado, se percataron de que el evento fue más bien la última oportunidad perdida por la generación en el poder. Un día después de su clausura, Raúl Castro, el secretario general del único partido permitido, recibió a Dilma Rousseff, la otrora guerrillera que hoy dirige un país con diversas fuerzas políticas y una prensa muy crítica.

Brasil es nuestro segundo socio comercial en Latinoamérica. pero no se trata sólo de una cuestión de recursos. En estos momentos al régimen de Raúl también le urge ser legitimado por otros presidentes de la región. Así que por estos días habrá sonrisas, manos estrechadas, compromisos de “amistad eterna” y fotos, muchas fotos. Los activistas cívicos, por su parte, intentarán un encuentro con la mujer que fue torturada y encarcelada durante un gobierno militar, aunque existen muy pocas posibilidades de que los reciba. Dilma Rousseff sí que conversará con Raúl Castro, estará muy cerca de él justo en esta delicada coyuntura en que el azar la ha colocado. Esperamos que no desaproveche la ocasión y sea consecuente con la algarabía democrática, en lugar de optar por el silencio cómplice ante una dictadura.

La imagen en miniatura de esta entrada [8] es de R. Furquim, usada bajo una licencia Attribution-NonCommercial-ShareAlike 2.0 Generic (CC BY-NC-SA 2.0) Creative Commons [9]. Visite R. Furquim's flickr photostream [10].