El treintagésimo aniversario del inicio de la guerra entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas y las recientes declaraciones públicas de la presidenta argentina Cristina Kirchner nos obligan a revisar el pasado para analizar aquellos hechos desde nuevas perspectivas y observar sus implicancias sobre Brasil, la economía más fuerte del Mercosur.
En este sentido, el Profesor de Relaciones Internacionales Gilberto Rodrigues llama la atención sobre el nuevo diseño geopolítico [pt] que orienta la disputa sobre las Malvinas en la actualidad:
Passadas três décadas, a Argentina segue reivindicando com barulho a soberania sobre as Ilhas Malvinas (“Las Malvinas son Argentinas”) e os britânicos continuam fleumáticos e impassíveis nas Ilhas Falkland. Porém, fatos novos entram em cena e estão alterando o equilíbrio de forças políticas e diplomáticas nesse embate.
Nos encontramos, sin duda, en una nueva era, y es mucho lo que ha cambiado desde 1982: cayó el Muro de Berlín y con él la Cortina de Hierro que separaba a capitalistas de marxistas, el mundo se fragmentó en bloques económicos (la Unión Europea, el Mercosur, el NAFTA) y la victoria británica en la Guerra de las Malvinas solidificó la relación entre el Reino Unido y los Estados Unidos, su aliado actual más importante.
En cuanto a los dos bloques económicos a los que pertenecen los países afectados, la Unión Europea enfrenta la peor crisis desde su creación y anunció que la disputa por las islas Falkland es un asunto bilateral. A nivel interno, el Reino Unido lucha por contener el descontento popular que generan las políticas de recorte del gasto público. En el ámbito político, Londres intenta aplacar los reclamos de los escoceses, quienes se preparan para un referendum cuyo resultado podría definir si Escocia continúa o no formando parte de ese «reino unido».
Hoy el Mercosur disfruta de prosperidad económica, principalmente gracias al crecimiento de la economía brasileña (la cual, según lo informara Global Voices a fines de 2011, ya ha superado a la del propio Reino Unido), que se ha visto reflejada en los intercambios comerciales con otros miembros del bloque. En este contexto, la Argentina recibió el apoyo de sus vecinos y logró que dichos países cierren sus puertos a las embarcaciones con bandera de las Falklands, entre otras formas de boicot.
En su discuso final durante la última cumbre del Mercosur, la presidenta argentina hizo referencia a la cuestión Malvinas como causa global. Alexandre Rocha reproduce [pt] una noticia en su blog:
“As Malvinas não são uma causa argentina, mas uma causa global, pois nas Malvinas estão tomando nosso petróleo e nossos recursos de pesca”, afirmou a presidente argentina, Cristina Kirchner, após o anúncio tomado na cúpula do Mercosul, nessa terça-feira. “Quero agradecer a todos a imensa solidariedade para com as Malvinas, e saibam que quando estão firmando algo sobre as Malvinas a favor da Argentina também o estão fazendo em defesa própria”.
Parece que Cristina Kirshner se ampara en la importancia que su país posee dentro del bloque sudamericano, en particular para Brasil, vecino con el que posee vínculos comerciales extremadamente sólidos. Irónicamente, si la evolución de la relación entre Argentina y Brasil es analizada en pespectiva, resulta claro que la Guerra de Malvinas —así como más tarde, también, la creación del Mercosur— fue el motivo por el cual ambos países fortalecieron su relación. Lucas Kerr de Oliveira, un estudiante de doctorado en Ciencias Políticas, explica que [pt]:
Com o embargo europeu aos produtos argentinos, o Brasil passou a comprar grandes quantidades de carne, trigo e outros produtos produzidos por aquele país. O processo de aproximação resultou em um acordo nuclear bilateral, para fins pacíficos; passo fundamental para acabar com as desconfianças mútuas no plano político-militar. Este tratado foi seguido de uma série de tratados bilaterais no período dos Presidentes Sarney e Alfonsín, que resultaram na criação do Mercosul.
El apoyo de Brasil a la Argentina después de la Guerra de las Malvinas no solo atrajo dividendos gracias al intercambio comercial, sino que además transformó una rivalidad histórica en una sólida alianza que permitió reducir significativamente los gastos en defensa. Cuando los brasileros dejaron de temer una “invasión argentina”, pudieron redireccionar esos recursos a la región amazónica.
Una vez conformado el Mercosur, esta unión también incluyó la venta de equipos militares por parte de Brasil, en especial aviones producidos por la firma Embraer (que comenzó recientemente a incluir partes elaboradas en la Argentina). Michel Medeiros comenta [pt] en su blog O Informante (El Informante) que:
A Embraer Segurança e Defesa assinou nesta quarta-feira contrato de parceria com a empresa argentina FAdeA, que será responsável pela produção de spoilers –superfícies móveis de controle de sustentação na asa– e portas do trem de pouso, entre outras peças do KC-390.
La alianza entre Brasil y Argentina ha complicado la estrategia del gobierno de David Cameron para incrementar su presencia dentro del país emergente. El blog de Ronaldo-Livreiro ofrece una cita y una entrevista con Peter Lee [pt], un experto en defensa del King's College London, quien considera que la reciente visita del político británico William Hague a Brasil “forma parte de esta estrategia”.
En cuanto a la postura británica con respecto a las islas, Peter Lee considera que:
[…] para que tenhamos uma mudança na posição britânica necessitaríamos uma ação econômica coordenada do Mercosul e da Unasul. Nisto o Brasil terá que fazer seu próprio cálculo de custo-benefício na relação com a Argentina, o Mercosul e o Reino Unido. Mas, ainda que houvesse uma política coordenada, não acho que teria êxito e, além disso, em nível comercial e econômico, todos perderiam. O que o Mercosul fez até agora foi a parte mais fácil porque na verdade o acordo de não permitir barcos de bandeira das Malvinas só afeta poucos barcos que também podem navegar com a bandeira inglesa, de modo que foi uma decisão mais simbólica que substantiva.
Lo cierto es que el interés actual sobre las Malvinas presenta características particulares tales como una credibilidad nacional —dado que ya han ocurrido guerras por ellas—, proximidad a la Antártida y la existencia de reservas de petróleo. En este sentido, tanto los argentinos como los brasileros y los británicos vislumbran un período de crecimiento económico para las islas a partir de la exploración petrolera, tal como lo indica [pt] el Profesor de Ciencias Políticas, Israel Aparecido Gonçalves, en su blog Real Política Brasileira (Política brasilera real):
[…] há uma perspectiva de forte impacto na economia local. Claro, o governo argentino está preocupado com a escassez do petróleo no mar do norte. A descoberta e exploração de petróleo na região, trará (novamente) relevância às esquecidas ilhas, que por um longo período da história só gerou gastos e produziu lã.
La integración de la Argentina en el Mercosur y la participación del Reino Unido en la UE pueden haber reducido las probabilidades de un nuevo conflicto bélico, pero no las de un conflicto económico. El apoyo de Brasil a la causa argentina parece ventajoso, pero no está libre de riesgos. Si, por un lado, desea alejar a sus competidores británicos por la exploración petrolera en las costas sudamericanas, por otro parece haber ganado una posición de privilegio entre los inversores del Reino Unido.
Los diplomáticos brasileros deberán prestar especial atención a la forma en que se desencadenan los hechos, en particular en esta fase inicial de una nueva etapa de la disputa.
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