Brasil: ¿Que ocurriría si hay otra crisis mundial de petróleo?

El incremento en los precios del petróleo debido al  punto muerto en las negociaciones entre Occidente e Irán sobre su programa nuclear ha causado preocupación no sólo en los mercados norteamericanos y europeos, sino también en las economías menos vulnerables, como la brasileña, para las que las dos crisis petroleras [en] de los años setenta tuvieron consecuencias catastróficas.

Fotografía de Fábio Pinheiro en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

Fotografía de Fábio Pinheiro en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

Cuatro décadas de flujo petrolero

La primera crisis petrolera, en 1973, se debió al apoyo de Estados Unidos a Israel en la Guerra de Yom Kippur. La segunda crisis, en 1979, fue generada por la Revolución Iraní. Ambas crisis traen malos recuerdos a los países importadores de crudo. En Brasil el impacto de esas crisis causó una espiral inflacionaria y un incremento astronómico de la deuda externa.

Noticias similares han aparecido recientemente en los medios y en discusiones en la blogósfera. Por ejemplo, durante la última semana de febrero el precio del barril de crudo excedió los $120 dólares debido al anuncio de las autoridades israelíes de un ataque inminente a las instalaciones nucleares iraníes, además del embargo comercial impuesto a Irán por la Unión Europea, que se hará efectivo el 1 de julio. En respuesta, Irán congeló su venta de petróleo a Francia y al Reino Unido, y prometió extender la medida a otros países europeos.

Plataforma petrolera en Angra dos Reis. Fotografía de Programa de aceleração do crescimento (Programa de aceleración de crecimiento) en Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

Plataforma petrolera en Angra dos Reis. Fotografía del Programa de aceleración de crecimiento en Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

Otra medida radical fue la amenaza de Irán de cerrar el Estrecho de Ormuz, a través del cual pasa casi la mitad del crudo del mundo. Hay por lo tanto razones reales para temer otra crisis, especialmente si se consideran los eventos actuales en el contexto de lo que sucedió en la región en décadas anteriores. Irán, el quinto productor mundial de petróleo, demostró en 1979 tener suficiente poder para afectar hasta a las economías más fuertes si detiene, o incluso si disminuye, sus exportaciones de crudo.

La dependencia de las sociedades modernas en el petróleo va más allá de su uso para vehículos motorizados. Para darse una idea basta con leer algunos de los ejemplos [pt] mencionados por Massimo De Maria en su blog “Informação Incorrecta” (“Información Incorrecta”).

Uma camisa de poliéster, um dentífrico, um fertilizante, uma lata de tinta, uma caneta, um rimmel, um amaciador para roupa, um creme para as mãos secas, uma embalagem de cola, um par de sapatos, um móvel para a cozinha, um computador, um jogo para crianças, o adoçante para os bolos, a insulina, um frigorífico, um antibiótico: o que têm em comum todas estas coisas? O petróleo.

Una camisa de poliéster, pasta dental, fertilizante, una lata de pintura, un lapicero, máscara, un suavizante de ropa, crema de manos, una botella de gaseosa, un par de zapatos, electrodomésticos, una computadora, un juguete, edulcorantes, insulina, un frigorífico, antibióticos: ¿Qué tienen todas estas cosas en común? Petróleo.

Queda claro entonces que otra crisis petrolera afectaría inmediatamente no sólo la economía de los países importadores de crudo sino también la de países, como Brasil, que exportan el recurso a las naciones afectadas. En primer lugar, esto resultaría en una inflación aguda, seguida de una recesión. Se trata en realidad de un círculo vicioso, ya que incluso si un producto no se fabrica con petróleo, éste sin duda será transportado hasta el consumidor en vehículos que sí requieren petróleo, kerosene o diesel.

Soluciones para Brasil

Para los bancos centrales, incluido el de Brasil, se presenta la difícil decisión de combatir la inflación ya sea recortando la política monetaria o estimulando la actividad económica. En su blog “Sensor Econômico Brasil” (“Sensor Económico de Brasil”) el profesor de economía José Álvaro de Lima Cardoso publicó un artículo [pt] sobre el efecto de los combustibles fósiles en la presión inflacionaria brasileña.

Em um ano de choque de preços dos alimentos –principalmente no primeiro semestre–, disparada de serviços em decorrência da renda em alta e aumento de combustíveis e transportes, a inflação não suportou os focos de pressão e o IPCA [Índice Nacional de Preços ao Consumidor Amplo] fechou 2011 no teto da meta do governo, de 6,5% –mais do que os 5,91% de 2010–, informou o IBGE (Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística) nesta sexta-feira. Esta é a maior taxa desde 2004, quando o indicador ficou em 7,6%.

En un año de choque en el precio de los alimentos -principalmente en el primer semestre-, un incremento de los servicios debido a ingresos altos, y un incremento en el uso de combustibles fósiles y transporte, el nivel de inflación no pudo soportar la presión y el IPCA [Índice Nacional de Precios al Consumo General] terminó el 2011 en el límite superior de las previsiones del gobierno en 6.5% – superando el nivel del 2010 de 5.91% –, anunció el IBGE (Instituto Btasileño de Geografía y Estadístics). Este es el nivel más alto desde 2004, año en que la cifra fue de 7.6%.

La empresa nacional de petróleo de Brasil – Petrobrás – ha publicitado los aspectos positivos de sus logros más recientes – la exploración del estrato de pre-sal (una franja submarina entre los estados brasileños de Espírito Santo y Santa Catarina, que podría prestarse para explotación petrolera). Sin embargo, la extracción de crudo se encuentra en un estado muy temprano, y por lo tanto Brasil se ve forzado a importar petróleo de Medio Oriente debido al incremento en su consumo doméstico y a que, pese a producir petróleo, Brasil no es autosuficiente en la producción de derivados. Más aún, la prisa por terminar con la dependencia en las importaciones de petróleo contribuyó a la fuga de crudo en la plataforma de Chevron el año pasado, como informó Global Voices en diciembre de 2011.

Por lo tanto, para mantener los niveles actuales del precio del petróleo en el mercado internacional, Petrobrás no podrá seguir subsidiando los precios para los brasileños, y un incremento en el costo de los combustibles fósiles será inevitable. Por otro lado, los recientes acontecimientos «traen la posibilidad del inicio de un nuevo y especial ciclo de industrialización que promete ser el más importante en nuestra historia económica», asegura [pt] Rodolfo Landim, ingeniero de distribución y ex director general de Petrobrás.

Caña de azúcar. Fotografía de Cacero Omena en Flickr (CC BY 2.0)

Caña de azúcar. Fotografía de Cacero Omena en Flickr (CC BY 2.0)

Dado que el incremento del consumo es inversamente proporcional a las reservas disponibles y, consecuentemente, las guerras y enfrentamientos tienden a extenderse como resultado de la reducción de esas reservas, Brasil se está protegiendo de las fluctuaciones en el precio internacional del crudo abriendo nuevas refinerías y avanzando su proyecto de biocombustibles, el cual fue fortalecido debido a la crisis petrolera de 1973 y en el que Brasil es líder mundial. Robson Cadoch Valdez, estudiante de doctorado en Estudios de Estrategias Internacionales señaló [pt] en su blog Cenário Externo (Escenario Externo) que:

Talvez, para o Brasil, esta seja uma oportunidade para promover o etanol brasileiro. Da mesma forma que na década de setenta o país desenvolveu seu programa alternativo de combustível em um período de crise do petróleo, agora pode ser a oportunidade de intensificar a promoção do nosso etanol como alternativa brasileira a um provável aumento no preço do petróleo no mercado mundial.

Tal vez, para Brasil, esta sea una oportunidad para promover el etanol brasileño. De la misma manera que el país desarrolló su programa de combustible alternativo durante la crisis petrolera de los años setenta, ahora podría ser el momento para intensificar la promoción de nuestro etanol como la alternativa brasileña a un probable incremento en los precios del petróleo en el mercado global.

En un mundo en el que las «crisis petroleras» serán cada vez más frecuentes, procesar reservas como el estrato de pre-sal y fuentes alternativas de energía como los biocombustibles significa asumir una mayor responsabilidad, como preservar estos recursos y explotar de manera sostenible las zonas donde el cultivo de caña de azúcar ha amenazado la supervivencia de comunidades indígenas y campesinos (como informó Global Voices en un artículo publicado el 20 de julio de 2011). Sería un mal negocio cambiar paz por guerra, como es el caso de Irán en la actualidad.

2 comentarios

Únete a la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.