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Rusia: El bloguero Dmitri Shipilov, condenado por «insultar a un funcionario estatal»

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Derecho, Derechos humanos, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Humor, Lenguaje, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Política, Protesta, Tecnología, RuNet Echo

A principios de este mes, el 3 de abril de 2012, un juzgado de Kemérovo declaró culpable al bloguero Dmitri Shipilov de haber violado el artículo 319 [1] [en] del Código Penal, puesto que «insultó a un funcionario del Estado en público». Por ello, fue condenado a once meses de servicio a la comunidad y a destinar el diez por ciento de sus ingresos al Tesoro Público. El crimen de Shipilov consistió en escribir dos entradas en su blog en noviembre de 2011 en las que ridiculizaba al gobernador regional, Aman Tuleyev [2] [en], así como a otros miembros de su equipo, empleando a menudo un lenguaje soez

En la primera entrada [3] [ru], criticó una iniciativa de Tuleyev para favorecer la natalidad [4] [ru] que le concedía 30 000 rublos (alrededor de 1 000 dólares estadounidenses) a cualquier pareja que aceptara inscribir su matrimonio en el registro civil el 11 de noviembre de 2011 (11/11/11). Shipilov calculó que el proyecto costó unos 15 millones de rublos, uno menos que los dieciséis millones que el gobierno había recaudado para niños enfermos en octubre en un acto de recaudación de fondos [5] [ru] en el que se incluían las visitas de estrellas de cine, como Sophia Loren, que supuestamente fueron bien recompensadas. Shipilov escribió:

¡Resulta que el gobierno de la provincia de Kemérovo no tiene dinero para niños enfermos, pero sí para recién casados obsesionados con los números!

Shipilov también atacó a la directora del Departamento de Cultura y Política Nacional de la región, Larisa Zauervain [6] [ru], destacando su papel en la reciente creación por parte del gobierno del «Día del abominable hombre de las nieves» [7] [ru] (o «Día del yeti»), que ha sido amplio objeto de burlas, así como en un concierto local de rock en noviembre de 2011 de los legendarios Mashina Vrémeni [8] [en, Máquina del tiempo], en el que el público respondió con sonoros abucheos cuando se enteró que el concierto estaba patrocinado por el partido Rusia Unida. Después que los vídeos [9] [ru] de los abucheos se viralizaran en YouTube, el cantante de Mashina Vrémeni, Andréi Makarevich, explicó que el grupo había aceptado recibir un premio honorífico por parte del gobernador, pero que no había consentido en hacer publicidad política. En una entrada [10] [ru] en Snob.ru, la estrella del rock dijo que las tácticas del equipo de Tuleyev consistían en «tirarse a alguien sin avisar»; Zauervain, por su parte, acusó [11] [ru] al grupo de «provocación» política.

Shipilov escribió en su blog, junto a una foto de Zauervain:

Esta es Larissa Zauervain, una casta doncella del departamento de cultura y odio étnico [sic]. Después que la directora de este eminente organismo no lograra el puesto de rectora de la Universidad Estatal de Kemérovo, decidió esforzarse: puso a Vasili «te la chupo por ocho de los grandes al mes y una caja de vodka» Zhopka hasta el cuello de mierda, con lo que lo expulsó del consejo editorial de las revistas Pust’ govoriat y Ogni Kuzbassa (con eso ya se ha ganado mi respeto), luego se puso a buscar por ahí, en el monte Shoria, a yetis hembra que dieran a luz a abominables hombres de las nieves, y por fin le concedió a los músicos de Mashina Vrémeni un húmedo montón de mierda difícil de olvidar (que llevó a toda la blogosfera a gritar a los cuatro vientos durante un par de días los intentos de la «Rusia de los yetis» de aprovecharse de un grupo tan famoso).

Por último, Shipilov habló de Elena Rudneva, subdirectora de Educación Municipal, descrita como una burócrata de bajo rango pero con altas expectativas y ambiciones siniestras. La entrada incluye un memorándum departamental de mayo de 2010 escaneado (aquí [12] y aquí [13] [ru ambos]), donde Rudneva traza su plan «para acabar con las actividades ilegales de fuerzas sociales destructivas [en Kemérovo]». En su texto, Rudneva propone este curioso enfoque:

Mantener un contacto continuo con los miembros destructivos de la sociedad, identificar sus problemas personales (situación laboral, necesidades médicas, educación de sus hijos, etc.), y tomar las medidas oportunas para establecer diálogos constructivos con ellos

En respuesta a la idea de Rudneva, Shipilov escribió:

Tiene muchas ganas de participar en la política regional, pero su estrecha autoridad se lo impide: nuestras leyes prohíben la propaganda política en instituciones educativas. Y por eso se ha decantado por otra senda, hacer un borrador de ley para dorar la píldora de manera espectacular

Cerca de una semana después, Shipilov continuó esta entrada con algo de escritura creativa [14] [ru]: escribió un guión para una serie ficticia de televisión que se desarrolla dentro de diez años, bajo el título de Un día en la vida de Aman Gumirovich [Tuleyev], emitida por Al Jazeera Kuzbass. (Las connotaciones racistas del guión de Shipilov, en el que se reía del gobernador mitad kazajo, mitad bashkir, pudieron contribuir a las primeras informaciones [15] [ru] de que los cargos sobre Shipilov no se basarían solo en el Artículo 319, sino también en el Artículo 282 [16] [en], por incitar el odio hacia otra etnia.

El texto satiriza al gobernador de Kemérovo, al meterlo en situaciones absurdas y vergonzosas (su mujer le da de comer bichos y orina, recibe correos amenazantes en el trabajo, etc.) y el mismo Tuleyev tiene un comportamiento ridículo. En una escena sale en ¡Estoy vivo! (un programa ficticio de Al Jazeera), hablando en el «idioma balalaika» y pronunciando todas las palabras con el sonido «ama», según el estereotipo de Asia central que el humorista Mijaíl Galustian popularizó [17]. Al salir del estudio, un asesor recoge un neceser que Tuleyev se olvidó. Este último dice:

Gracias, Zajar. Y justo a tiempo. Necesito unos cimientos nuevos y pegamento. Se me ha despegado la oreja y se me ven algunas pieles muertas por el cuello.

Los blogueros de Kemérovo han tenido diversas reacciones. Aleksandr Sorokin, profesor de la universidad de artes liberales, dijo en enero de 2012 [15] [ru] que lo interrogaron agentes de policía para confirmar que había leído las entradas del blog de Shipilov (con el fin de demostrar que LiveJournal puede considerarse un foro público). Ya en febrero [18] [ru], Sorokin acusó a Shipilov de no haber conseguido informar al público sobre su juicio, aunque se oponía a que se le aplicara el Artículo 319. Vasili Popok, periodista de Kemérovo (de quien Shipilov dice que, por encima de todo, es alguien que lo haría todo por dinero y alcohol), celebró el veredicto de esta semana [19] [ru], aunque después lamentó [20] [ru] que es difícil que Shipilov haya aprendido la lección. También compartió [21] [ru] un artículo de Andréi Ivanov, otro ciudadano de Kemérovo, quien se mostró en desacuerdo con la cobertura que DozhdTV dio de la noticia. Un presentador de DozhTV declaró al aire [22] [ru] que el juzgado de Kemérovo había, en realidad, condenado a Shipilov a trabajos forzados. Ivanov reaccionó [23] [ru] con ironía:

A pesar que lo que debieron de haber pensado los ingenuos nativos de Kuznetsk, han condenado a Dmitri a algo que va mucho más allá que barrer la calle. En Mascú [sic] sí que saben que el malvado Tuleyev decidió mandar al tipo este a pudrirse en las minas, en busca de residuos tóxicos.

Mientras tanto, Shipilov ha declarado que apelará la sentencia y ha dicho [24] que está preparado para llevar su caso al Tribunal Europeo [de Derechos Humanos]. Por otra parte, Alekséi Sinitsin, abogado de Tueyev, dijo [25] [ru] en el canal Novokuznetskoe que la decisión del juzgado estaba dentro de los límites de las leyes europeas, puesto que ningún estado permite a sus ciudadanos publicar insultos obscenos dirigidos a los funcionarios del gobierno. Irónicamente, Pavel Chikov, secretario del grupo pro-derechos humanos Agora, dijo [26] [ru] a Gazeta.ru justo lo contrario y sostuvo que los procesos contra blogueros estaban convirtiéndose en una cosa del pasado, ya que la práctica viola las obligaciones de Rusia bajo la Convención Europea de Derechos Humanos [27].