El día 20 de abril, el periódico ruso Kommersant reveló [ru] la existencia de un proyecto legislativo, ya iniciado, para crear una compañía estatal encargada de supervisar el desarrollo económico de la Siberia oriental y el lejano este ruso. Bajo órdenes de Vladimir Putin, el Ministro de Desarrollo Económico elaboró la ley que establece dicha entidad, y el documento fue distribuido entre cuatro ministros más para su aprobación. En el caso de ser efectivamente creada, la compañía estatal sería la responsable del desarrollo de 16 unidades sub-federales de la Rusia oriental que representan el 60 % del territorio total del país. Esta legislación dejaría en suspenso varias leyes vigentes que regulan las extracciones del subsuelo, la forestación, la propiedad de la tierra, la planificación urbana, el empleo y la ciudadanía. Y lo que resulta más controversial: dicha compañía estatal se establecería bajo control directo del presidente ruso, habilitando el acceso del Kremlin a elementos fundamentales de los gobiernos locales a lo largo y ancho de la Siberia.
Las noticias acerca del plan de Putin para Siberia han despertado una gran variedad de reacciones en la blogósfera de la Runet. La perspectiva de un “gran proyecto nacional” (la panacea final que, según los “patriotas” rusos, terminaría con las penurias del país) fue, como era de esperarse, aprobada por los seguidores de Putin y vapuleada por sus críticos. Sin embargo, al analizar algunas de las respuestas individuales y las diferencias propias de cualquier dicotomía de este tipo, es posible concluir que los blogueros rusos mantienen ciertas inquietudes que influyen sobre sus percepciones políticas. A pesar de que la opinión popular parece tender hacia una ostencible división, mediante una lectura más rigurosa es posible identificar supuestos fundamentales compartidos, vitales para comprender a la sociedad civil que integra la RuNet.
Los blogueros anti-Putin
Yuri Krugovykh representa a uno de los grupos de blogueros más peculiares: nacionalistas rusos anti-Kremlin y antiliberales. Krugovykh, de veinte años de edad, está convencido de que el plan de Putin para establecer esta nueva compañía estatal en Siberia es en realidad una estrategia estadounidense para colonizar las regiones de la Rusia oriental a través de Moscú. En un intento de atacar a los grupos organizados a principios de año para defender a Putin frente a las protestas de los demócratas liberales, Krugovykh escribe [ru]:
Me causa gracia escuchar a los activistas “anti-naranja” después de que la victoria de Putin en las elecciones fuera tan bien recibida por los Estados Unidos. ¿Qué es todo esto del GosDep [del Departamento de Estado de EE.UU.]? ¿Ustedes, qué están haciendo? Putin está cumpliendo estrictamente con las instrucciones recibidas. Los jefes [estadounidenses] del Kremlin están más que satisfechos.
A Konstantin Krylov [ru], un nacionalista ruso anti-Kremlin y proliberal, también le preocupa que esta compañía estatal en Siberia signifique un regreso al colonialismo zarista al mejor estilo de la opríchnina de Iván el Terrible: aquel período de siete años que tuvo lugar a mediados del siglo XVI, cuando el zar ruso obtuvo poder absoluto sobre vastos territorios y numerosos centros financieros del imperio.
Haciendo eco de las interpretaciones de Krugovykh con respecto al interés del Kremlin por obtener riquezas ajenas, Krylov escribe [ru]:
Casualmente, eliminar el control local del 60% del territorio [ruso] parecería corresponderse además con las “raras relaciones que se mantienen con los extranjeros” (como las que solía mantener Iván el Terrible). Yo me pregunto, ¿la intención será vender el país desde las raíces o simplemente vaciar todos sus yacimientos aprovechables?
El bloguero Maksim Kalashnikov [en] (cuyo nombre real es Vladimir Kucherenko) es un “patriota” ruso euroasiático (que no debe confundirse con un nacionalista ruso, cuyas creencias poseen un componente distintivamente étnico). Mientras que Kalashnikov comparte el temor de que la flamante compañía estatal signifique el inicio de una nueva ola colonial sobre Rusia, sus objeciones más serias se fundamentan en la noción de que el proyecto de ley de Putin significa “la privatización del Estado” y el súmmun de su “apasionado apoyo” al liberalismo económico. Para Kalashnikov, la compañía estatal en Siberia funcionará como un clon de la Compañía Británica de las Indias Orientales, y será utilizada por Putin para destruir el aparato estatal Ruso [ru]:
Bajo el feliz pretexto del “desarrollo siberiano”, no solo están clonando la Compañía Británica de las Indias Orientales, sino que también están legalizando el principio mismo de la privatización del gobierno y del aparato estatal. […] A continuación, los monopolios se apoderarán del Estado, asumirán el poder político, militar y penal y, finalmente, con el establecimiento de una junta harán desaparecer hasta la apariencia de la democracia.
Dentro del fatídico escenario que observa Kalashnikov, los Estados Unidos serían tan víctimas como Rusia. Según él, el impacto del capitalismo sobre la gobernanza (representado por el control estatal de los monopolios) será igual en todas partes, y arrasará tanto con Washington como con Moscú de la misma manera.
Los blogueros pro-Putin
El bloguero jakasio Mikhail Verkhoturov apoya [ru] fervorosamente a la compañía estatal propuesta (a pesar de que valida las comparaciones con la opríchnina de Iván el Terrible), y acusa a los liberales de realizar críticas prematuras:
Los liberales son increíbles. No pueden aguantar, ni por un segundo, su psicosis reprobatoria y su necesidad de alertar que “van a robar parte del presupuesto, saquear todo, vender la Siberia a los estadounidenses-chinos-japoneses”. Ya se están quejando, y la compañía ¡ni siquiera ha sido creada todavía!
Nikolai Starikov [en], un reconocido analista de la teoría conspirativa y gerente de la televisión rusa, también encuentra similitudes con la opríchnina, ya que percibe [ru] la medida como la única capaz de contrapesar las reformas de descentralización “diseñadas en Occidente” e iniciadas durante las protestas callejeras del invierno ruso:
El Estado ruso perdió la guerra de la información desatada en su contra en vísperas de las elecciones. […] Durante una guerra de la información no hay muertos ni heridos, sino que los perdedores son reprogramados por los vencedores. […] Desde diciembre de 2011, el plato fuerte de las concesiones realizadas por Rusia a nuestros “socios occidentales” fue la aprobación de la nueva ley electoral.
Según Starikov, la elección directa de los gobernadores es otra iniciativa de Occidente ideada para debilitar al Kremlin:
Si el presidente no logra “filtrar” la lista de candidatos a gobernadores, la integridad del territorio ruso recibirá un fuerte golpe. […] Piénsenlo: ¿qué significa realmente la elección directa de gobernadores? Es una disminución de los derechos del presidente. Antes podía designar…, ahora no puede. Pregúntense, ¿qué podría apurar la aprobación de esta ley en un lapso tan breve, sino la presión de Occidente?
Finalmente, Starikov defiende la creación de una compañía estatal poderosa bajo el control directo del presidente, como última línea de defensa contra el caos desatado por Occidente:
¿Cómo podríamos neutralizar la potencial elección de gobernadores-populistas, gobenadores-demócratas y gobernadores-separatistas? ¿Cómo podríamos evitar la designación de autoridades regionales que saboteen los programas federales y prioricen el desarrollo de programas basados en los “requerimientos” de Washington? ¿Qué deberíamos hacer con quienes repentinamente adhieren a inquietudes locales limitadas por sobre los intereses nacionales? […] Pongan a Siberia Oriental y al lejano este ruso bajo control personal [del presidente]. Creen una estructura que esquive a los rebeldes boyardos y promueva el interés nacional.
Las distinciones de la RuNet
A pesar de que las líneas de batalla entre los pro-Putin y los anti-Putin están claramente definidas, no tienen sentido si la blogósfera rusa se encuentra invadida por dudas acerca de las intenciones de los países externos. Los críticos de Putin lo culpan por haber cedido demasiado frente a Occidente, y quienes lo apoyan consideran que sus tácticas son el único medio para contrarrestar las manipulaciones de Occidente (y tal vez las de China en el futuro).
Personas públicas respetables, como el ex ministro de Finanzas Aleksei Kudrin, basan sus objeciones [ru] contra el plan de Putin para crear una compañía estatal en Siberia en lo difícil que resultará excluir a los inversores y la competencia privados. La preocupación principal se refiere a la libertad que adquirirá el mercado y a la duración de la ley correspondiente, si el financiamiento de la compañía estatal se realiza con los poderes especiales extraordinarios propuestos.
Mientras el debate dentro de la RuNet acerca de la potencial creación de la compañía estatal en Siberia se encuentra plagado de cuestionamientos legales y económicos, las fobias conspirativas alimentan a todos los bandos, por momentos desviando la conversación hacia extremos difíciles de comprender sin un detallado análisis del particular escenario que conforma a la RuNet.