Venezuela: Video ‘Caracas, ciudad de despedidas’ provoca discusión sobre emigración

Muy pocos días tomó a la blogósfera de Venezuela armar una inmensa avalancha de críticas y burlas al video-documental ‘Caracas, ciudad de despedidas’. El video recoge 17 minutos de testimonios alrededor de la emigración en Venezuela y de las razones que han empujado a muchos a formar parte de la creciente diáspora Venezolana. La fuerza de la respuesta llevó a quitar el video del canal de YouTube en el que se publicó en principio, y generó respuestas públicas de los autores y los actores del documental.

A modo general, el video fue la fuente de una intensa ola de críticas severas, de burlas, videos de respuesta, remixes, parodias, caricaturas, memes y tuits que sostuvieron el hashtag #meiriademasiado como trending topic (tendencia) en Venezuela en alusión al comentario de uno de los entrevistados «Yo sí me iría… Me iría demasiado [sic]».

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=GtHgMqtMHLo

Aunque pocas, el video ha recibido algunas muestras de apoyo que sostienen la validez de las ideas. En ellas se recuerda que más allá del tono y el discurso (los puntos más criticados del video) se ha removido en la opinión de los medios ciudadanos un tema sensible: la emigración por causa de la violencia urbana.

Para comenzar, El brujo señala lo que, en su opinión, fue el defecto principal de ‘Caracas, ciudad de despedidas':

El problema del autocensurado video […] y de sus participantes, radica en la absoluta ajenidad y desconocimiento absoluto de la sociedad a la que dicen pertenecer, emitiendo juicios de valor totalmente sesgados y prejuiciados respecto a asuntos que obviamente conocen por lo que les dicen sus padres …


Mientras tanto, Luis, en Panfleto Negro, subraya el mensaje principal:

…detrás de todo el mandibuleo [*] y el “me iría demasiado” hay una realidad a la que no queremos dar la cara; Venezuela no ofrece a sus jóvenes ni un presente ni un futuro viable, ofrece más penurias y que todo vaya a peor antes de ir mejor.  Hablar de porvenir en un país donde se depende de la salud de una sola persona es casi tan ingenuo como los testimonios de estos chicos.

[*] En Venezuela, el «mandibuleo» se refiere al modo de hablar de los jóvenes de clase alta de Caracas (también llamados «sifrinos»). 

Por otro lado, Vanessa opina:

Yo pienso que ellos sí tienen derecho a opinar lo que les dé la gana, así sea mandibuleado y mal redactado. ¿O es que acaso ya en Venezuela estamos tan acostumbrados a la mordaza en la boca que nos escandaliza una opinión distinta a la propia? Se ha formado una especie de dictadura opositora donde, al igual que los chavistas, todos repiten al unísono lo que les mandan a decir los «líderes opositores». Al que se salga un poquito de la línea, los demás le caen a peinillazos.

Laura Solórzano, en su blog Debilidades y Vicios apunta a otro hecho:

[…] mi preocupación es que muchos de esos “jóvenes del este del este[«] que estudiaron en los mejores colegios y universidades” sigue sin entender el verdadero problema en Venezuela. Que esos chamos de “me iría demasiado” son los hijos de esos venezolanos que hicieron plata y se olvidaron que existía un país y que algún día les tenían que responder.

Mientras tanto, Mirelis Morales Tovar explica por qué el video la conmovió:

Me movió… Si, no lo niego. Quien tiene dos hermanos lejos, otro con un pie aquí y otr[o] allá, así como casi todos sus amig@s a muchas horas de distancia, no puede ser indiferente a lo que se plantea en el video Caracas Ciudad de Despedidas.
Es una realidad. Queramos o no. […] Todos quienes vivimos en esta ciudad tenemos el  temor de no regresar a casa y eso no es precisamente una sensación con la que debamos acostumbrarnos.

Pero fomentar la idea de que emigrar se ha vuelto la solución a los problemas que nos agobian en este país es ir creando una generación de desarraigados.[…] Otros países han vivido situaciones similares o peores. Y es el espíritu de su gente lo que les ha permitido salir a flote. [Venezuela] es una nación herida. Herida por su propia gente. Pero también es tierra de gracia, de oportunidades.

Asdrúbal, por su parte, comenta:

lo que sinceramente no me gustó [de las opiniones expuestas el video] fue el hacer entender que la responsabilidad de mejorar al país era de «otros» exclusivamente.

De los participantes del video, Raquel Abend van Dalen, fue la primera en romper el silencio. En su blog Merienda en el Espacio, que fue configurado días después como privado, escribió:

La realidad de Venezuela nos afecta a todos. Tanto a los que viven en ella, como a los que se tuvieron que ir. Y cada quien busca la forma de sobrellevarla y de aportar para un cambio positivo. Yo amo a Caracas, yo a amo Venezuela. Es el país en donde nací y crecí. Venezuela es el espacio que me ha hecho ser quien soy, y que me ha brindado todas las oportunidades para crecer como persona y como ciudadana. Esta situación me ha servido de lección de vida: se vive y se aprende.

Los jóvenes publicaron un comunicado en respuesta a las reacciones que causó su video. En él explican sus intenciónes en producir un video como éste, y añanden:

Nunca nos imaginamos, esperamos o quisimos este alcance y ahora que lo tenemos no nos lamentamos, porque a pesar de que la forma parezca banal, lo que ahí se expresa sigue siendo la verdad: tenemos miedo por la inseguridad que existe en Caracas y por ello no hemos podido vivir nuestra ciudad como quisiéramos.

El comunicado concluye:

Respetamos las opiniones diferentes a las nuestras, agradecemos el apoyo de quienes nos han respaldado e invitamos a todos a mirar más  allá de la forma y analizar el fondo, a leer entre líneas y considerar que todos formamos parte de lo mismo aunque seamos diferentes. No es una cuestión de discriminar a un grupo, es de exponer a otro y no es para ofender a nadie, es para compartir lo que algunos sentimos.

Finalmente, Leopoldo Tablante reflexiona sobre las similitudes en los discursos de las clases altas y bajas, y de cómo esto refleja un espíritu común que dificulta la convivencia y el avance social:

Por novatada o por lo que sea, el video parece inspirado por un muy particular espíritu de indolencia ante el proyecto de construcción del bien común. Y sin ese espíritu, ¿qué nos queda?

Por la izquierda o por la derecha (si es que estos clivajes siguen teniendo vigencia), en la urbanización o en el barrio, Venezuela suena en monofónico. Y con ese empaque al vacío, ¿a quién le queda fuelle para pensar en una reconciliación?

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