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Rusia: La violencia hunde a la oposición en debate sobre tácticas

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Derechos humanos, Elecciones, Ideas, Medios ciudadanos, Política, Protesta, RuNet Echo

El domingo 6 de mayo, las protestas masivas de la oposición rusa en contra de Vladimir Putin produjeron violencia masiva por primera vez. Docenas de manifestantes y oficiales de policía por igual informaron de heridos, y varios de ellos requirieron hospitalización.

Los innumerables aspectos y detalles de la «Marcha del Millón de Hombres» de Moscú (que convocó a más o menos la décima parte de esa cantidad, según los estimados más altos) ya son objeto de inmenso debate, que generalmente orbita en torno a la responsabilidad por la pelea. ¿Por qué la manifestación del domingo en la Plaza Bolotnaia, lugar de dos manifestaciones pacíficas previas, terminó con sangre derramada y peleas de moscovitas?

Clashes between police and demonstrators in Moscow, Russia. (6 May 2012) Photo by ALEXEY NIKOLAEV, copyright © Demotix. [1]

Enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en Moscú, Rusia (6 de mayo de 2012). Foto de ALEXEY NIKOLAEV, derechos reservados © Demotix.

Uno de los escollos más importantes en la interpretación de los acontecimientos ha sido la decisión del organizador Sergei Udaltsov de realizar un plantón fuera de la Plaza, que algunos llaman una provocación y otros creen que ha sido una respuesta necesaria a la policía.

Oleg Kashin, periodista y popular blogger, publicó un artículo [2] [ru] horas después de la violencia, respaldando el plantón y agradeciendo a Udaltsov y Aleksei Navalny (que también participaron) por inyectar nueva energía al movimiento de protesta. En el artículo, Kashin comparó la situación de la oposición con la del protagonista de la película rusa de 1994 «Sol ardiente [3]«, donde un crédulo general soviético es traicionado por el stalinismo y arrestado por la policía secreta.

El héroe de esa película se había comportado como si el estado fuera justo, hasta que un agente de NKVD [4] le destrozó la cara a golpes. Al dejar de lado a los usuales oradores moderados de manifestaci0nes anteriores, Kashin alega que la «Marcha del Millón de Hombres» logró revelar la verdadera naturaleza de las autoridades rusas de ahora:

Но что знаю точно — что если бы это был митинг, как в марте на Пушкинской или на Новом Арбате, мне было бы за него стыдно, хоть я к нему и не имел никакого отношения. Но Удальцов, Навальный и прочие сели на асфальт, и, благодаря этому, мне теперь стыдно за то, что меня не было рядом с ними.

Sé con certeza que si [los oradores habituales] hubieran estado en la manifestación (como cuando estuvieron en marzo en la Plaza Square o en Novyi Arbat), estaría avergonzado por ellos, aunque yo no estuviera involucrado. Pero Udaltsov, Navalny y otros se sentaron en el pavimento, y por eso estoy avergonzado, porque no estuve ahí con ellos.

Muchos comparten la actitud de Kashin, la adopción de tácticas más confrontacionales, incluido el eterno disidente y controvertida figura, Eduard Limonov, que declaró [5] [ru] con alivio en LiveJournal, «Por fin (el movimiento de) protesta se ha radicalizado». Y concluyó «Después de lo que ha pasado hoy, ya no queda duda (en el caso de que quedara) de que una Revolución está en proceso en Rusia».

Vladislav Naganov, blogger de oposición y favorito de Navalny, excedió su tono típicamente alarmista cuando tituló su post [6] [ru] más reciente «Esto es guerra», y comparó los enfrentamientos del domingo 6 con la invasión nazi de 1941.

En un comentario [7] [ru] en el sitio web Snob.ru, la usualmente opositora Elena Panfilova, directora de Transparencia Internacional Rusia, refutó la versión de los hechos de los líderes de la manifestación, y sostuvo que el plantón estuvo claramente planificado con anticipación, y no en respuesta a la acción de la policía de restringir el acceso a la Plaza Bolotnaia:

[…] немаленькой группы людей, был план продемонстрировать свою силу, показать, что они могут делать все, что считают нужным. […] Я пришла как наблюдатель от Общественной палаты и увидела, как огромное количество людей, пройдя всю Якиманку, поворачивает на Болотную. И на повороте стало видно, что организованные колонны остановились посредине моста и не сворачивают. Их обтекали справа и слева «неорганизованные», а они стояли. В этот момент стало ясно, что у стоящих людей есть план: продемонстрировать силу протестного движения […].

[…] era el plan de un pequeño grupo, manifestar su propia fuerza y mostrar que pueden hacer todo lo que creen necesario. […] Estuve ahí como observador desde la Cámara Pública, y vi la gran cantidad de personas que venían por la calle Yakimanka y volteaban en Bolotnaia. En la intersección, quedó claro que columnas organizadas de personas se habían parado en medio del puente [Malyi Kamennyi] y no se iban. A derecha e izquierda, [manifestantes] ‘no organizados’ caminaban alrededor, pero estas columnas de personas simplemente estaban paradas ahí. En este momento, quedó claro que los que estaban parados tenían un plan: demostrar la fuerza del movimiento de protesta […].

«¡Engañaron al pueblo!» explicó Panfilova, y criticó a los organizadores de la manifestación por montar deliberadamente una escena que llenaría a la multitud con «adrenalina».

Ksenia Sobchak, celebridad rusa y reciente figura opositora, también intervino en el plantón, a pesar de no haber asistido a la manifestación del domingo. «Diré abiertamente» escribió [8] [ru] en su blog, «por qué decidí no ir: porque sabía desde antes que el objetivo principal sería pararse en el puente, cargar líneas policiales y realizar un plantón».

Repitiendo la crítica de Panfilova, Sobchak afirmó su compromiso de una resistencia pacífica y una «perestroika» gradual, y rechazó la radicalización de las tácticas de protesta.

Los acontecimientos de la «Marcha del Millón de Hombres» en Moscú, que divide claramente a opositores y activistas a favor del Kremlin, también exacerbarán las fricciones internas entre los manifestantes contrarios a Putin.

Que destacadas figuras estén refutando abiertamente el mérito de métodos más confrontacionales es prueba del compromiso de la oposición a la discusión transparente, pero las fisuras de esta ‘radicalización’ ya se están agravando, lo que podría demostrar ser más desgastante que fortalecedor.

Por su parte, Ksenia Sobchak tiene fe en los poderes de salvación de Internet, y escribe en LiveJournal, «Por favor, Madre de Dios, mándale una computadora a Putin — es la última oportunidad que tenemos».