Moldavia: Comunismo – ¿de verdad ya terminó?

El 12 de junio, el Parlamento de Moldavia condenó [ro] el régimen totalitario comunista soviético y prohibió el uso de los símbolos comunistas, la hoz y el martillo. La decisión es bastante tardía, pues llega más de 20 años después que Moldavia lograra su independencia en 1991. Empero, la sociedad sigue dividida sobre el tema – lo que no sorprende, considerando que entre 2001 y 2009 el país fue gobernado por una abrumadora mayoría comunista, que atrajo a su electorado con nostálgicos símbolos soviéticos.

Las reacciones en internet al veredicto del parlamento moldavo varían significativamente.

Collage de Eugeniu Luchianiuc, usado con autorización.

Eugeniu Luchianiuc piensa [ro] que, aunque los símbolos del comunismo se han desvanecido, las condiciones en las que vive el pueblo no han mejorado.

Tudor Cojocariu escribe [ro]:

Del presente, aterrizamos en el pasado, de 2012 de nuevo a los años 90, cuando todos los estados civilizados empezaron el proceso de condenar el comunismo, y algunos hasta lo terminaron, con purgas, castigos para los criminales y recompensas para los héroes.

Bogdan Țîrdea tiene varias preguntas [ro] y dudas al respecto:

¿Por qué hay interés en prohibir los símbolos comunistas que pertenecen al mayor partido de oposición¡ ¿No es simple venganza política? ¿Y no es destruir a la propia oposición un ejemplo de totalitarismo, intolerancia, censura a la libertad de pensamiento y expresión?

De otro lado, Radu Vodă se alegra con la decisión del parlamento. Espera [ro] que,

[…] este día se convierta en el despertar de la conciencia de mucha gente que hizo de las mentiras comunistas un hábito, incluso un pacto con el diablo. […] Para mí, conociendo el sufrimiento de mis padres, este día es una celebración para mi alma.

Vitalie Cojocari hizo esta pregunta [ro] en el título de su blog: “¿Quién purgará las estatuas de Lenin de las cabezas de los moldavos?»

Él cree que la decisión del Parlamento ha sido implementada de la noche a la mañana, y que por lo tanto puede tener consecuencias inesperadas:

Hacer ilegales los símbolos comunistas representa el comienzo, no el final, de la “guerra anticomunista”. No sé si los políticos de Chişinău se dan cuenta, pero el voto en el Parlamento prácticamente ha abierto una caja de Pandora moldava. Hoy nadie puede decir qué ocurrirá en Moldavia. ¿A dónde nos llevará dejar de lado la hoz y el martillo? ¿Cómo se manifestará esta histórica decisión en la sociedad¡ Y esto debido a dos razones: primera, porque los moldavos tienen una especie de afecto nostálgico hacia los símbolos comunistas; segundo, todo vino sin preparación, sin información previa, sin un gran debate público y, muy importante, sin una explicación a las masas de lo que estos símbolos comunistas significan y significaron a la pequeña Moldavia.

En la misma línea de pensamiento, Octavian Racu se pregunta si la historia del comunismo ha llegado a su fin con la decisión del Parlamento. Pregunta [ro]:

¿Alguien se ha preguntado por qué a nadie le interesa revelar al pueblo quién cometió serios crímenes contra la humanidad durante el gobierno comunista? ¿Por qué fue imposible que ningún parlamento adoptara la [Ley sobre purgas ; en] desde 1990 en adelante?

Siguió diciendo:

Bien pudo haber ocurrido que, mientras los parlamentarios estaban condenando el régimen comunista, un criminal que organizó [las deportaciones; en] y el hambre estuviera tranquilamente en casa frente al televisor, con una cerveza en la mano y riendo bajo su bigote, con una medalla por “méritos sobresalientes” en el pecho, así como una gorda pensión. Y está completamente feliz de  “condenar el comunismo” porque no está dirigido a él ni le afecta.

Aurelian Lavric advierte [ro] que adoptando esta decisión políticamente motivada, la brecha dentro de la sociedad se ha profundizado. Según él, los crímenes de comunistas soviéticos serán condenados eternamente solamente cuando los que están en el poder dejen de usar las prácticas totalitarias y cuando el Parlamento esté formado por personas que no fueron criadas durante el totalitario régimen soviético.

Vitalie Vovc se lamenta [ro] de que Moldavia no haya podido construir una nación saludable durante sus 20 años de independencia:

Con el desastre general como antecedente, la decisión de ayer del Parlamento, que definitivamente hubiera sido recibida con entusiasmo hace 20 años, ahora solamente puede causar una triste sonrisa irónica. Hace veinte años, éramos pobres, pero saludables, mental y físicamente. Hoy estamos pobres… podridos… Nos come la decadencia… […] En los últimos 20 años nos hemos dado cuenta de que hemos criado a una generación que sabe poco además de la bayoneta anti/pro comunista. ¿Qué harán ahora? ¿Con quién pelearán?

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