Esta es la primera parte de una serie de tres posts sobre la problemática del agua en la ciudad de Iquitos, Perú.
La ciudad amazónica de Iquitos está estratégicamente situada a orillas de tres ríos: el Nanay, el Itaya, y el poderoso Amazonas. Además, la ciudad es bendecida por un clima tropical con abundantes lluvias. Aunque se podría pensar que una ciudad como Iquitos no debiera tener problemas de abastecimiento de agua potable, la realidad es muy diferente.
Sedaloreto, la empresa municipal que tiene la responsabilidad de la gestión del agua para la ciudad, no siempre ha tenido un buen desempeño. A pesar de que en los últimos años se han construido varios reservorios y una nueva planta de tratamiento y distribución, entre otros trabajos de mantenimiento y ampliación, estas obras no han sido suficientes para garantizar un adecuado abastecimiento de agua a la ciudad. Además, algunos de los contratos para estas obras se han visto envueltos en acusaciones de corrupción.
Es en el río Nanay donde Sedaloreto tiene ubicadas sus principales bocatomas de agua que, en época de vaciante, a veces no pueden captar el volumen de agua requerido para Iquitos. Pero este no es el único problema. En el año 2010 el investigador José Álvarez Alonso explicaba el origen de las aguas de las que bebe la ciudad:
Iquitos es particularmente vulnerable a la sequía, porque el Nanay, de donde se abastece la ciudad, tiene sus nacientes en el llano amazónico, donde no existen fuentes subterráneas, sino la fuente de agua es la lluvia. Si el bosque es degradado o destruido, Iquitos sufrirá cada vez más crisis de este vital elemento.
Álvarez también explicaba en más detalle cómo actúa el bosque amazónico en las aguas del río:
El bosque amazónico actúa como una fábrica de lluvia -hasta el 50% de las lluvias se originan en la evapotranspiración del bosque- y un 25% restante, originado en nubes de origen atlántico, no se condensaría si no hubiese bosques. El bosque también actúa como una esponja: favorece que el agua de la lluvia se filtre y empape el suelo, y también su follaje, y luego el agua escurre gradualmente. Donde el bosque ha sido destruido, las lluvias arrastran todo a su paso provocando huaycos e inundaciones, y contaminando los cursos de agua; unos días sin lluvia, sin embargo, bastan para dejar seco el cauce de un río.
En abril de 2012, diversos ciudadanos y organizaciones civiles de Iquitos reunidos en un Comité de Defensa del Agua emitieron la Declaración de Iquitos, que demandaba de las autoridades el cumplimiento de la ley y la transparencia de los documentos y contratos de exploración de hidrocarburos existentes. La declaración también convocaba al pueblo de Loreto en general a informarse al respecto y a difundir esta información. Entre lo declarado además mencionaba amenazas específicas a la cuenca del río Nanay:
desde los años 90’ se identificó una de las amenazas principales al abastecimiento de agua de la ciudad de Iquitos, advirtiéndose las operaciones de las dragas para la exploración y explotación de oro en la Cuenca del Nanay. Actualmente esta situación se agrava, con la concesión hidrocarburífera a la Conoco Phillips en la cabecera de cuenca del río Nanay, para la explotación petrolera,
Luego, la declaración señalaba que la empresa petrolera Conoco Phillips ya había desbrozado 180,74 hectáreas de cobertura vegetal y que ha efectuado 15.560 detonaciones de dinamita (una cada 50 metros de la otra) en 22 líneas sísmicas para obtener sus datos de prospección sísmica.
En el mes de mayo, Amazon Watch [en] informó de estos cuestionamientos de la población de Iquitos a la Junta de Accionistas de Conoco Phillips en Houston, Texas. Entre otras cosas, el reporte de Amazon Watch cita [en] al bio-geoquímico Bob Stallard afirmando que «los derrames de aguas de formación y desechos asociados con la perforación pueden dañar el Nanay como abastecimiento de agua potable».
El pasado mes de agosto, Conoco Phillips presentó sus planes de abandono de los lotes 123 y 129, lo que no significa que la exploración ha concluido, si no que pasa a otro nivel. Como el profesor José Manuyama del Comité de Defensa del Agua explica en una entrevista para la web Programa de Defensa Derechos Indígenas (PDDI),
a la fecha, de acuerdo a los planes de abandono que ha presentado la propia ConocoPhillips al Ministerio de Energía y Minas, ya se impactó de forma considerable la zona de captación y la cabecera de cuenca, siendo una zona de alta sensibilidad ambiental, tras casi dos años de exploración sísmica, la menos negativa según algunos entendidos. Hablamos de campamentos, helipuertos, deforestación, detonaciones en las líneas sísmicas cada 50 m. bajo 15 m. de la superficie por centenares de kilómetros.
Manuyama comenta que es lógico pensar que si la propia Conoco menciona este grado de impacto ecológico en la selva, es probable que en la realidad el impacto sea aún mayor. Añade entre otras preocupaciones:
En el instrumento en mención no se menciona la cantidad, ni el volumen de los residuos sólidos peligrosos y no peligrosos, ni cómo se ha desarrollado la disposición de los mismos.
Teniendo en cuenta la que las líneas sísmicas han intersectado a varios cuerpos de agua, no se mencionan la existencia de impactos por incremento de erosión, sedimentación o desestabilización de orillas que haya podido afectar las zonas de desove de los peces y quelonios.
De las áreas deforestadas (33.1 ha), no se menciona qué áreas y/o volúmenes se ha reforestado, teniendo en cuenta que cualquier alteración considerable en la cobertura vegetal pone en riesgo la calidad y cantidad del recurso hídrico.
Habiendo analizado este documento y teniendo conocimiento de que Conoco Phillips está solicitando permisos para la perforación exploratoria de 48 pozos petroleros, el Comité de Defensa del Agua emitió un pronunciamiento que entre otras cosas demanda que se lleve acabo una auditoría internacional independiente y que el gobierno regional «emita una nueva ordenanza declarando la Intangibilidad de la zona, a fin de contar con una herramienta legal para la defensa de la cuenca del Nanay».
En los últimos meses se han realizado nutridas marchas de protesta en Iquitos. Además de esto, el Comité de Defensa del Agua está reuniendo la participación de más organizaciones de la zona para lograr una mayor toma de conciencia respecto a este problema.
La Defensoría del Pueblo ha tomado nota de estos hechos y ha incluido en su lista de conflictos socioambientales a las protestas por “los impactos ambientales negativos susceptibles de producirse a una zona considerada cabecera de cuenca, de alta biodiversidad, así como al suministro de agua a la ciudad de Iquitos”. La Defensoría ha calificado el estado del conflicto como “no hay diálogo” y ha definido como actores al “Gobierno Regional de Loreto, Comité de Defensa del Agua, Perupetro, Ministerio de Energía y Minas, Empresa ConocoPhilips, ONG Alianza Arcana, ONG Amazon Watch”.
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