Portugal: Los medios de comunicación viven tiempos difíciles

Este artículo forma parte de nuestra cobertura especial Europa en crisis

El 18 de octubre de 2012, los empleados de la agencia de noticias portuguesa Lusa comenzaron una huelga de cuatro días contra el recorte del 30% previsto en los Presupuestos Generales del Estado para 2013, lo que causó que se paralizara el servicio de distribución de noticias de la agencia.

El segundo día de huelga, el 19 de octubre, comenzó con una protesta en la puerta lateral del Parlamento, que luego se desplazó a la sede del periódico Público, también en huelga ese día, para unirse así a una protesta convocada por un grupo de antiguos empleados y lectores del periódico.

En Oporto tuvo lugar un debate en torno a la situación de los medios, organizado por Lusa y Público en conjunto, en el auditorio del Polo de Industrias Creativas de la Universidad de Oporto.

Las protestas comenzaron el 18 de octubre con concentraciones en las ciudades principales de Portugal: en Lisboa, junto a la Presidencia del Consejo de Ministros; en Oporto, a las puertas de la delegación con la presencia del presidente del Sindicato de Periodistas, Alfredo Maia; y en Coimbra, en torno al antiguo edificio de la delegación.

"Destroying Lusa is to attack democracy". Photo shared on the Facebook page Lusa - Serviço Público

«Destruir a Lusa es atacar a la democracia». Foto compartida en la página de Facebook de Lusa, Serviço Público.

La interrupción de los servicios de Lusa dificultaron el trabajo de otros medios de comunicación portugueses, que tuvieron que recurrir a internet y a fuentes oficiales para obtener información. Lusa distribuye cerca de 12000 noticias y 30000 fotografías al mes.

En una página de Facebook [pt], que han creado hace poco los empleados de la agencia, se puede leer un comunicado en el que lamentan los inconvenientes provocados por la huelga y en el que apelan a la comprensión:

Os Trabalhadores da Agência Lusa lamentam os incómodos que esta greve possa causar aos restantes órgãos de comunicação social, clientes da Agência, mas apelam à sua compreensão e solidariedade e, sobretudo, à cobertura noticiosa destas acções de luta.

Los empleados de Lusa lamentan los inconvenientes que pueda causar la huelga a los otros medios y a los clientes de la agencia, pero apelan a su comprensión y solidaridad, y, sobre todo, a que se cubran en las noticias estas acciones de lucha.

"Don't let them block Lusa". Image shared on the Facebook page "Lusa - Serviço Público" created by the workers of Lusa.

«¡No dejes que bloqueen a Lusa!» Imagen compartida en la página de Facebook de Lusa, Serviço Público, creada por los empleados de Lusa.

La huelga duró hasta el domingo, 21 de octubre, y estuvo marcada por varias muestras de apoyo, llevadas a cabo por piquetes, junto al resto de los medios y clientes de Lusa.

El 22 de octubre tuvo lugar una rueda de prensa en la sede del Sindicato de Periodistas en Lisboa, con los representantes de los trabajadores, para hacer balance de la huelga y anunciar nuevas acciones.

A lo largo de los últimos días, ha surgido en internet una petición pública En defensa de la agencia de noticias Lusa [pt], que cuenta ya con más de 4000 suscriptores que se oponen al recorte de presupuesto, y que declaran que este recorte «pondrá en peligro el funcionamiento y la calidad editorial de Lusa, así como la dimensión de la red nacional e internacional».

Además de Lusa, los trabajadores del periódico Público, diario de referencia, también se encuentran en huelga en contra de un despido colectivo de 48 personas anunciado el 10 de octubre.

Publico newspaper. Photo by Amendoas on Flickr (BY-NC-SA 2.0)

El periódico Público. Foto de Amendoas publicada en Flickr (BY-NC-SA 2.0).

Uno de los empleados despedidos, Manuel Jorge Marmelo, periodista de Público desde su fundación y también escritor, describió [pt] en su blog Teatro Anatómico el día en el que supo que iba a ser despedido:

Nas caixas do correio, quando hoje cheguei a casa, havia prospectos de uma coisa qualquer (não fixei o quê) com a imagem do Snoopy e a pergunta «já sorriu hoje?». A mesma pergunta repetida não sei quantas vezes. Pensei que sim, que já tinha sorrido hoje, sorrisos amargos, sobretudo, mas que também tinha chorado com os que me são mais próximos, aflitos por me saberem desempregado. Estou desempregado. Ao fim de 23 anos de trabalho estou desempregado e não sei o que vou fazer amanhã. Como as más notícias correm depressa, amigos perguntaram-me, entretanto, se estou interessado em ser ghostwriter, o escritor-fantasma que trabalha por trás dos livros das celebridades. Os espanhóis chamam-lhes «negros». É um bom resumo do meu dia.

Cuando llegué a casa, en los buzones había algo (no me fijé en lo que era) con una imagen de Snoopy y la pregunta: «¿has sonreído hoy?» La misma pregunta repetida no sé cuántas veces. Pensé que sí, que había sonreído, sobre todo sonrisas amargas, pero también había llorado con mis compañeros más cercanos, tristes al saber que había perdido el trabajo. Después de 23 años me he quedado sin trabajo y no sé lo que haré mañana. Como las malas noticias vuelan, mis amigos me preguntan, mientras tanto, si me interesa ser un «escritor fantasma», para escribir los libros de los famosos. Los españoles los llaman «negros». Este es un buen resumen de mi día.

Filipa Melo, antigua periodista de Público y organizadora de la protesta a la que se unieron los empleados de Lusa, escribió en la página de Facebook dedicada al acontecimiento [pt]:

Ao que sabemos, ainda não foi formalizado o processo de despedimento ou rescisão amigável de nenhum dos 48 profissionais a quem a direcção editorial do Público comunicou na semana passada que viriam a ser dispensados. Por isso, a nossa expressão de solidariedade de amanhã assume uma força e uma importância que podem vir a ser decisivas neste processo. Da parte de alguns dos profissionais em vias de serem dispensados, fica aqui já expresso o agradecimento a todos os que nela participarem.

Como ya sabemos, todavía no se ha formalizado el proceso de despido o de rescisión amistosa de ninguno de los 48 profesionales cuyo despido les comunicó la dirección editorial de Público la semana pasada. Por eso, nuestra muestra de solidaridad mañana le da la fuerza y la importancia que podrían ser decisivas en este proceso. De parte de los profesionales en proceso de despido, expresamos desde aquí nuestro agradecimiento a todos los que participen.

Al mismo tiempo, el 19 de octubre, se lanzó y se envió a la oficina de Sonae (la empresa propietaria del periódico) en Oporto una petición pública «En defensa del mantenimiento de la calidad del periódico Público y de los profesionales que lo convierten en un periódico de referencia» [pt].

Si tenemos en cuenta lo que está pasando también en otros países del mundo, como el anuncio de los despidos en el periódico El País, el final de la edición impresa de la revista estadounidense Newsweek, y la noticia, aunque ya desmentida, de que el periódico británico The Guardian estaba considerando eliminar la edición impresa, podemos decir que es un mes negro para el periodismo.

En un intento por darle la vuelta a la situación y encontrar una solución para el periodismo, un grupo de 80 periodistas y académicos portugueses han escrito una carta pública titulada «Por el periodismo, por la democracia», publicada [pt] en el blog Entre as Brumas da Memória:

A redução de efectivos, a precariedade profissional e o desinvestimento nas redacções podem parecer uma solução no curto prazo, mas não vão garantir a sobrevivência das empresas jornalísticas. Conduzem, pelo contrário, a uma perda de rigor, de qualidade e de fiabilidade, que terá como consequência, numa espiral recessiva de cidadania, a desinformação da sociedade, a falta de exigência cívica e um enfraquecimento da democracia.

Los recortes, la inseguridad laboral y la desinversión en las redacciones profesionales pueden parecer una solución a corto plazo, pero no garantizarán que las empresas dedicadas al periodismo sobrevivan. Llevará, sin embargo, a la pérdida de rigor, calidad y fiabilidad, que provocará una espiral recesiva de la ciudadanía, la desinformación de la sociedad, la falta de exigencia cívica y el debilitamiento de la democracia.

Esta carta podría ser el punto de partida para un debate más amplio sobre el papel del periodismo en las sociedades democráticas, en sus distintas formas de organización, financiación y distribución, y no quedarse en un simple intento de salvar algunos puestos de trabajo.

Este artículo forma parte de nuestra cobertura especial Europa en crisis

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