Los gobiernos del sudeste asiático están mejorando el suministro de servicios de internet [en] para el beneficio de sus ciudadanos. No obstante, también establecen regulaciones de red más severas, lo que muchos analistas creen podría utilizarse para coartar la libertad de expresión en los medios de comunicación.
Este artículo es un resumen de otros publicados recientemente en Global Voices sobre varias políticas reguladoras de Internet que han creado polémica en la región.
En Camboya, el gobierno está reforzando una circular cuyo borrador se elaboró a principios de este año, y la cual exige a los cibercafés instalar cámaras de seguridad y registrar a sus clientes. Se trata, en teoría, de medidas para la prevención del crimen, sin embargo, los críticos arguyen que dichas medidas violan los derechos de privacidad.
En Singapur, el Código de Conducta para blogueros propuesto, que no obtuvo una respuesta favorable por parte de la comunidad local de Internet fue finalmente rechazado por el gobierno a favor de un Consejo de Conocimiento de los Medios. Constituido el pasado uno de agosto, el consejo es el encargado de promover la educación pública en los medios de comunicación y el bienestar en Internet. Por el contrario, sus detractores han cuestionado la falta de transparencia al asignar los miembros del consejo, el cual es visto por algunos como otro instrumento de censura en Internet.
Andrew Loh [en] recordó al gobierno de Singapur que los cibernautas o blogueros no deben ser considerados como problemáticos:
No hay problema alguno con Internet, o con quienes lo utilizan. Ni con los blogueros o, como al Gobierno les gusta llamarlos, `cibernautas´. Ni con aquellos que están activos en la red, en contraposición a aquellos que se sientan en sus confortables oficinas situadas en algún punto de cualquier lugar desconocido mientras dictan qué y cómo debería ser el paisaje en internet.
No, el problema está con un gobierno que todavía ejerce mucho control, y el cual tiene poca paciencia con el desorden, la diversidad, la espontaneidad y, por supuesto, con los debates intensos y los desacuerdos.
Hace poco que Filipinas promulgó la Ley de Prevención de Delitos Informáticos que pretende evitar la transformación del ciberespacio en una `tierra sin ley´. De todas formas, la ley ha sido descrita como una amenaza para la libertad de prensa por los periodistas que protestaron por la inclusión en el último momento del libelo dentro de dicha legislación.
El abogado JGBernasSJ Blogs [en] mencionó las `aterradoras´previsiones de la ley:
El libelo ha sido despenalizado en otras jurisdicciones civiles. Nuestra legislación, por el contrario, nos llevará de nuevo a los años oscuros al imponer una pena mayor por el libelo. De hecho, no se está tratando al avance en la tecnología de la comunicación como una bendición si no como una pesadilla.
Al igual que Filipinas, Malasia ha introducido enmiendas [en] en la legislación que podrían restringir la libertad de Internet. Dentro de la Sección 114A de la revisada Ley de Evidencia de 1950, las autoridades encargadas de hacer respetarla tienen la potestad de identificar a las personas que deberían ser responsables de cargar o publicar contenidos en Internet. Los defensores de la libertad de prensa han advertido que la enmienda podría forzar a los escritores en internet a restaurar la autocensura y los administradores de los portales web podrían desaprobar los comentarios críticos para evitar los procesos judiciales y las demandas por acoso.
Desde Lee & Chong Team [en] nos explican cómo la enmienda puede afectar a los usuarios habituales de internet:
Esta enmienda va a provocar problemas para el público. Todo el mundo utiliza Internet a diario y con esta nueva enmienda, el público se ve obligado a cambiar la contraseña del proveedor de servicios de red así como la de las redes sociales utilizadas con asiduidad con el fin de evitar ser manipuladas por otros. Además, la cafetería o restaurante utilizado como proveedor de un servicio wifi gratuito no podrá seguir ofrenciéndolo a sus clientes, lo que afectará indirectamente a su negocio
Filipinas y Malasia han podido inspirarse en la experiencia de Tailandia, la cual se ha hecho notar por la utilización de severas legislaciones con el fin de penalizar las críticas al gobierno. Al artículo 112 del Código Penal tailandés se le denomina con frecuencia la ley Lese Majeste (insulto contra la corona) más severa del mundo. Con frecuencia se recurre a esta polémica legislación para censurar el contenido de internet y cerrar portales web. Global Voices realizó una entrevista con un antiguo miembro del cuerpo de policía encargado de los casos de Lese Majeste.
En otros lugares como Vietnam se ha condenado recientemente a tres blogueros acusados de divulgar propaganda en contra del gobierno. Antes de que esto ocurriese el Primer Ministro criticó abiertamente a ciertos blogs de oposición, a los cuales acusó de fomentar la división dentro del país.
Los gobiernos de la región han justificado la imposición de políticas restrictivas en el uso de internet bajo el pretexto de proteger los derechos de los usuarios habituales de internet y mantener la moral pública. Las nuevas política chocaron contra la oposición pública, aunque los gobiernos se han mantenido firmes en la implementación de las nuevas regulaciónes de Internet.
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