Egipto está en el segundo lugar [en] de la lista que elabora Google sobre búsquedas relacionadas con el sexo y que incluye todos los países del mundo. Esta lista contempla todo tipo de búsquedas, como «sexo animal» y «porno gay». La ciudad de El Cairo se encuentra la primera en la lista de búsquedas de la palabra «sexo», mientras el país en su conjunto va el cuarto en las tendencias 2011 de Google. Este patrón solo cambia ligeramente [en] durante el mes de Ramadán.
Es de notar que la Wikipedia egipcia en árabe contiene una lista impresionante [ar] de biografías de estrellas del porno, con un índice de actrices [ar] ordenado por edad, director y producción.
El miércoles 7 de noviembre, el Fiscal General de Egipto decidió que la pornografía en línea era «incoherente con las tradiciones y los valores egipcios», y ordenó una prohibición general de todas las webs de porno en el país [en].
Las reacciones de los egipcios no se hicieron esperar, apuntando al hecho de que la prohibición general podía allanar el camino a otras regulaciones en el futuro. En un país que experimenta un continuo crecimiento del número de usuarios de Internet [en] y que acaba de pasar por una revolución «enormemente conectada» [en], coartar el ciberespacio no parece ser una idea que la gente vaya a aceptar sin resistencia. La clausura de Internet [en] ordenada por el régimen de Mubarak tras la revolución del 25 de enero de 2011 (#25Enero) sigue grabada en la memoria de muchos como un intento sin precedentes de acabar con la libertad de expresión.
Prohibir las webs de porno: Primer acto
No obstante, esta no es la primera tentativa de prohibir las webs de porno en Egipto: en 2009, un tribunal falló [en] la prohibición de todas las webs de este tipo en el país. Pero lo que el abogado islamista que presentó la demanda describió como «una victoria sobre el vicio y la corrupción» se quedó en papel mojado: el Ministerio de Comunicaciones (autoridad que regula a los proveedores egipcios de Internet) nunca aplicó la sentencia del tribunal.
Después que la revolución del #25Enero derrocara al anterior presidente egipcio, el potentado Hosni Mubarak, se eligió un nuevo parlamento dominado por los islamistas [en]: los hermanos musulmanes consiguieron el 46% de los escaños y el ultraconservador partido salafista Al-Noor el 23%. Poco después que los parlamentarios juraran su cargo, un diputado salafista tomó la palabra para hablar de los temas que, según su opinión, son más importantes: urgió que se presentara un informe [en] ante la Asamblea del Pueblo para decidir un bloqueo general de las webs porno, a las que culpa [en] de propagar «la maldad entre las diferentes sectas de la sociedad egipcia». El entonces Ministro de Telecomunicaciones refrendó la investigación y formó una comisión [en] para trabajar en los detalles técnicos.
Esta proposición provocó un vivo debate en el Parlamento. Entre los egipcios hubo todo tipo de reacciones, pero fue el problema económico el que detuvo el proceso [en]. Se estima que la prohibición podría haber costado a la economía egipcia más de 16,5 millones de dólares. Su puesta en marcha podría haber ralentizado considerablemente los servicios de Internet en el país. Los consiguientes obstáculos en la red y los recursos que la prohibición habría movilizado espantaron incluso a los que habían aprobado la medida por causas morales.
Pero en marzo de este año, un tribunal administrativo de El Cairo reactivó el tema y acabó por emitir un veredicto que ordena al gobierno prohibir las webs de porno [en]. Curiosamente, más o menos en la misma época, un tribunal tunecino desestimó [en] la demanda de una prohibición similar.
La decisión del tribunal egipcio describe las webs de porno como «venenos que difunden la inmoralidad» y como entorno capaz «de destruir todas las creencias religiosas, éticas y valores morales». El veredicto provocó reacciones de ansiedad [en] entre defensores de los derechos humanos [en] y laicistas. Tal decisión, argumentan [en], podría abrir las puertas a la prohibición de un considerable número de webs, consideradas «pornográficas». Muchas personas lamentan [en] la fijación de la nueva élite política en «obsesiones sin sentido, en lugar de arreglar los problemas esenciales».
Otros han expresado su preocupación porque el siguiente fuera el sector del ocio, por el que es famosa la colorida calle al-Haram, por ejemplo. Hay que señalar que la película sobre la fiesta del Fin del Ramadán «Calle El Haram» [en] obtuvo este año beneficios sin precedentes
«Red pura»
El 7 de noviembre de 2012, frente a las oficinas de la fiscalía pública se produjo una protesta de ultraconservadores «hombres barbudos y mujeres con el niqab» [vídeo, ar] que pedían el bloqueo de las webs porno. Formaba parte de una campaña cuyos defensores llaman «Red pura» [en], y que pretende prohibir las webs porno porque «violan las costumbres y valores egipcios». El fiscal general envió cartas oficiales al Ministro de Comunicaciones y Tecnologías de la Información, al presidente de la Autoridad Nacional Reguladora de Telecomunicaciones (NTRA) y al Ministro de Interior pidiéndoles que apliquen la sentencia de 2009. El fiscal general justificó su decisión [ar] afirmando que todas las medidas necesarias deben tomarse porque «las imágenes o escenas pornográficas son incoherentes con los valores y las tradiciones del pueblo egipcio y el interés supremo del estado».
Aún así, la situación tiene muchos matices. Si los proveedores de Internet ofrecen la posibilidad de contratar un «internet familiar seguro» [en], una prohibición forzada por el gobierno suena preocupante, sobre todo cuando se describe con las nebulosas frases de «los valores y las tradiciones del pueblo» y el «supremo interés del estado». Pasar de bloquear cuerpos desnudos en la red a eliminar elementos de opinión en línea que se consideren «políticamente incorrectos» parece ser hoy un paso mucho más sencillo para los legisladores egipcios.
Las reacciones de las figuras públicas [en] han sido variadas. Aly Wanis [ar], antiguo parlamentario salafista, al que filmaron por sorpresa en actitud pasional con una jovencita [en] en una autopista, se congratuló de la prohibición y dijo que era el primer paso para aplicar la sharía (ley islámica) en su país. Predijo que no habría oposición porque, según él, la gente se avergonzaría de protestar.
Amr Badrawi [ar], Director General de la NTRA, dijo que la decisión de bloquear las webs porno ya se aplicaba. No obstante, en una comparecencia pública el 7 de noviembre [vídeo, ar], Badrawi recordó la postura más matizada de la NTRA: «No es práctico llevar a cabo una censura centralizada en los proveedores de Internet». Además, Badrawi también insistió en la importancia de hacer que el bloqueo de webs sea una opción que puedan decidir los ciudadanos.
Prohibir las webs de porno: ¡nada más fácil!
Puede no gustarnos la pornografía, pero también es importante reconocer que es difícil definir qué constituye «pornografía» [en]. Es incluso más difícil que exigir a los proveedores de Internet que hagan listas de proveedores de contenido pornográfico. A pesar de la ley económica de la oferta y la demanda [en], existe un principio simple y directo que debemos tener presente: ¡los que quieren ver porno, encontrarán la forma de hacerlo! Las medidas para bloquear el acceso a las webs de porno [en] en un país han demostrado ser notoriamente ineficaces.
Si se quiere prohibir el porno en 2012 (pronto estaremos en 2013), es mejor observar la experiencia de otros países que ya lo han intentado.
Tomemos Paquistán, por ejemplo [en]: la Autoridad Paquistaní de Telecomunicaciones bloqueó 13 000 webs pornográficas a principios de este año [en]. No obstante, según los observadores [en], hay unos 300 millones de descargas. Son aproximadamente el 12% de todas las consultas de Internet y el 35% de todas las descargas. Pero esto no tiene en cuenta el número de nuevas webs de porno que se han creado desde que se aplicó la normativa paquistaní. Es fácil imaginar lo extenuante que sería para el gobierno de Paquistán bloquear esta astronómica cantidad de páginas sin asfixiar severamente los servicios de Internet en el país.
Es innecesario decir que el uso de proxy, servicios muy fáciles de encontrar en Google, permite a los usuarios eludir la prohibición ocultando sus direcciones IP.
En la parte técnica, los legisladores y funcionarios de telecomunicaciones pueden utilizar la fuerza bruta para bloquear grandes segmentos de contenido al que no quieren que accedan sus ciudadanos: pueden bloquear nombres de dominios, direcciones IP o teclados. Pero también pueden hacer uso de soluciones tecnológicas más sutiles. Un método interesante y muy utilizado es la detección de imagen [en]–un software que detecta el color carne como el que desarrolló ya en el año 2000 una empresa francesa [fr]. El producto se jacta de ser capaz de detectar no solo la cantidad de piel presumiblemente desnuda, sino también las formas y posiciones del cuerpo. El problema es que softwares de este tipo –como PornSweeper, por ejemplo– son de una notoria ineficacia [en]: un estudio de la entonces aclamada herramienta detectó como pornográfica una imagen de varios ancianos tocando la guitarra en un parque, la Gioconda y… un retrato del antiguo presidente de EE.UU., George W. Bush y su esposa. Otras soluciones igualmente ineficientes se pueden descargar [archivo zip] e instalar gratuitamente.
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Para evitar que sus ciudadanos vean porno en línea, el gobierno egipcio podría inspirarse en este comentario publicado en un foro sobre medios de detección de pornografía [Fr]:
Se podría usar Mechanical Turk de Amazon [en], un servicio en la red que proporciona acceso a una fuerza humana de trabajo según la demanda [para la tarea de detección, en lugar de dejársela a los ordenadores].
Esta podría ser la solución para el gobierno egipcio o… ¡una fuente de ingresos para Grecia, que sufre una severa crisis económica en este momento y necesita un programa original y de éxito para crear trabajos!
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