El 3 de diciembre de 2012, New Times publicó una retrospectiva [ru] sobre las protestas del año pasado, destacando el rol vital que tuvo Internet en movilizar a miles de personas en una ciudad que, hasta entonces. apenas podía aportar unos cuantos centenares a la vez. La clase media, la juventud y los tecnófilos de Moscú han despertado y las posibilidades parecieron infinitas.
Entonces vino el «cisma», lo que New Times describe como la noche que los líderes de oposición «preferirían olvidar». En lo que provocó mucha discusión en RuNet, el artículo de New Times incluye revelaciones del periodista-activista Sergei Parkhomenko [ru], que ahora recuerda nuevos detalles de una reunión a puerta cerrada con funcuionarios de la ciudad de Moscú tarde el 8 de diciembre de 2011, que tuvo como resultado el cambio de la manifestación masiva del 10 diciembre de la Plaza Revolución (donde estaba programada originalmente, en las afueras del Kremlin) a la menos céntrica Plaza Bolotnaia. Resultó que Alexey Gromov [en] –entonces subsecretario de estado del Presidente Medvedev– asistió a la reunión, pasó para confirmar sus resolución y participar en una ronda celebratoria de whisky (cortesía del editor en jefe de Ekho Moskvy Alexey Venediktov [en], que también estaba presente).
¿Qué es tan escandaloso en el hecho de que Gromov haya aparecido en esta reunión? Muchos, Parkhomenko incluido, rechazarían la pregunta, sosteniendo que su presencia no cambia nada. Parkhomenko explica [ru]:
Громов сел за стол и вел какой-то не относящийся к делу разговор. Мне кажется, он хотел убедиться, что все происходит ровно так, как рассказывает ему Горбенко
Gromov se sentó en la mesa e hizo algo de conversación que no se relacionaba con la nuestra. Me parece que quería asegurarse de que todo estaba ocurriendo tal como Gorbenko se lo había descrito.
El teniente alcalde de Moscú, Alexander Gorbenko, era notoriamente uno de los anfitriones de la reunión, que también incluyó a los funcionarios de la ciudad Vladimir Kolokoltsev (entonces, jefe de asuntos internos de Moscú), Vasily Oleinik (subjefe de seguridad regional de Moscú) y Gulnara Penkova (secretaria de prensa del alcalde), por no mencionar a Parkhomenko, Venediktov y los opositores Vladimir Ryzhkov y Gennady Gudkov (aunque esta última persona aparentemente «no lo recuerda»). En otras palabras, fue una reunión de los administradores de Moscú y los autoproclamados líderes del movimiento de protesta. Aunque el hermetismo de las consultas molestó a muchos manifestantes en ese momento (ciertamente, New Times le atribuye el descenso de la popularidad del movimento entre los jóvenes), seguía siendo formalmente cierto que las negociaciones eran con la ciudad y no con el Kremlin. Parece que esto le dio a las conversaciones una cierta legitimidad, aunque esa impresión era sostenible solamente desde una perspectiva decididamente ingenua.
El periodista y bloguero Oleg Kashin escribió en la página de Facebook de Parkhomenko el 4 de diciembre, donde lo acusaba [ru] de «ocultar» el hecho de que Gromov participó en las negociaciones de diciembre de 2011, y le preguntaba por qué no dijo nada [ru] al respecto en ese momento. Parkhomenko se defendió [ru] al cabo de minutos:
[…] а что именно меняет в этой истории появление (физическое) Громова? Вас удивляет, что он дергал за ниточки Горбенку и прочих «мэрских»? Вы об этом сейчас от меня узнали? Физически в переговорах он участия не принимал – во всяком случае, я никогда в таких переговорах не участвовал. Что Горбенко каждые пять минут выбегал из комнаты с кем-то советоваться по телефону – всегда было важной частью всех разговоров про эти дни.
[…] ¿y exactamente qué cambia en esta historia con la aparición (física) de Gromov? ¿Te sorprende que estuviera manejando los hilos de Gorbenko y toda la demás «gente del alcalde»? ¿Acabas de enterarte de esto por mí? Físicamente, no participó en las conversaciones, ni yo participé nunca en esas negocaciones. Que Gorbenko saliera de la habitación cada cinco minutos para consultar con alguien por teléfono siempre fue una parte importante de todas estas conversaciones.
Tras un regaño [ru] de Arina Borodina del Kommersant, Kashin cesó sus preguntas [ru] a Parkhomenko, convencido de que discutir acerca del rol de Gromov solamente le haría el juego al Kremlin.
Sin embargo, otros usuarios rusos de Internet no fueron tan rápidos para perdonar, y atacaron a Venediktov y a otros por coludirse con el gobierno federal.
Roman Fedoseev (@morkvo) tuiteó [ru]:
охуительная история, как Венедиктов и Громов из АП выпили вискаря и перенесли митинг с Революции на Болотную. сука-сука
Qué historia de m**rda, como Venediktov y Gromov de la [Administración Presidencial] bebieron whiskey y cambiaron la manifestación de la [Plaza] Revolución a Bolotnaia. Desgraciados.
El usuario de Twitter @sssmirnov escribió [ru] sarcásticamente:
а давайте в следующий КС выберем Горбенко и Громова, Венедиктов же объективный журналист и не будет участвовать
¿Qué tal si para el próximo [Consejo de Coordinación] elegimos a Gorbenko y Gromov? Venediktov es un periodista demasiado objetivo y nunca postularía.
Arkady Babchenko, excandidato para el Consejo de Coordinación y figura profundamente polémica dentro de la oposición, reprodujo la historia de New Times, y escribió [ru]:
Как, кто, с кем, в каких кабинетах, с какими чиновниками и какими словами договаривался о сливе революции под вискарь Венедиктова в ночь на 9 декабря. По ролям. Мастрид.
[Se trata de] cómo, quién, con quién, en qué oficinas, con qué funcionarios y con qué palabras se acordó ahogar la revolución en whisky de Venediktov las primeras horas del 9 de diciembre. Rol por rol. De lectura imprescindible.
Muchas de las reacciones negativas de la más reciente revelación de Parkhomenko deben descartarse como emotivas. Ciertamente, parece casi común entre los cibernautas pasar por una punzada de disgusto al saber que Venediktov celebró esta actividad de intriga y misterio con una botella celebratoria de licor. De otro lado, la informalidad de la dirigencia del movimiento de protesta ha cambiado significativamente en los últimos meses, gracias al Consejo de Coordinación que, al menos superficialmente, ofrece a los líderes de la oposición un mandato a seguir. En la situación actual, todos los tratos con Gromov o el Kremlin ocurrirían de manera ideal con los representantes debidamente elegidos de los manifestantes.
Sin embargo, la pregunta que queda es si el gobierno de Putin tiene algún persistente interés en negociar con un movimiento de protesta que, luego de un año, esta en descenso.
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