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WCIT y su relación con Internet

Categorías: Libertad de expresión, Medios ciudadanos, GV Advox

La Unión Internacional de Telecomunicaciones [1] (UIT) es el organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación – TIC.

Entre el 3 y 14 de diciembre de 2012, la UIT organizó la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionale [2]s (CMTI, o WCIT por sus siglas en inglés) en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), con la finalidad de revisar el Reglamento de las Telecomunicaciones Internaciones (RTI).

La Fundación Vía Libre [3] analiza los aspectos de esta trascendental conferencia en el artículo titulado Después de la WCIT y más allá [4], cuya primera parte presentamos a continuación.

Después de la WCIT, y más allá
Por Enrique A. Chaparro

I. Aclaración previa y necesaria
Hemos sostenido desde hace mucho tiempo que ciertos aspectos de la Internet que requieren alguna forma de regulación deben ser gestionados de manera minimalista, democrática y respetuosa de los derechos humanos. En consonancia con esa posición, creemos que una intervención significativa de la UIT acarrearía más perjuicios que ventajas. Pero eso no nos convierte ipso facto en defensores de ICANN, organización que debería ser profundamente reformada, democratizada y reducida en atribuciones.

Tampoco confiamos en las buenas intenciones de los gobiernos autoritarios (léase, por ejemplo, Irán o Arabia Saudita) pero eso no genera por oposición confianza en regímenes sedicentes “democráticos” (como los Estados Unidos, que por caso tiene el récord mundial de personas encarceladas, tanto en términos absolutos como relativos, y recurre sistemáticamente a la tortura, el secuestro y el asesinato de quienes considera enemigos políticos). Y, desde luego, una actitud de razonable escepticismo respecto de los gobiernos no implica depositar confianza en las corporaciones. Dicho esto, vamos al grano.

II. Introducción
La Conferencia Mundial sobre Telecomunicaciones Internacionales (WCIT, por sus siglas en inglés), como cualquier conferencia diplomática internacional, es un complejo entramado de intereses y un marasmo de juegos de póker superpuestos. Cada parte tiene su agenda, sus objetivos, sus posiciones de máxima y mínima, y sus estrategias para obtener resultados. Así es el juego, y quienes lo miramos de afuera, pero podemos resultar afectados por el resultado, debemos proceder con precaución para no resultar envueltos a nuestro pesar en alguna de esas estrategias. En esta conferencia en particular, ha habido mucho de “estrategia del tero”(1) que, a la luz de la evidencia, ha involucrado —en general, involuntariamente— a organizaciones sociales preocupadas por la defensa de la libertades en el ciberespacio y a internautas “de a pie”.

Al seguir este proceso, tenemos en cuenta cuáles son nuestros principios respecto de las cuestiones que se discuten: que la comunicación es un derecho fundamental, y por lo tanto las infraestructuras de comunicación deben considerarse servicio público esencial; que esas infraestructuras deben estar libres de censura y restricciones a la intimidad; y que es necesario garantizar que los aspectos regulables de la Internet se mantienen en el mínimo indispensable y se gestionan abierta y democráticamente.

III. ¿Qué es la ITU?
La ITU (o UIT, Unión Internacional de Telecomunicaciones) es un organismo del sistema de las Naciones Unidas, que lo predata, surgido en 1934 como fusión de las preexistentes Unión Telegráfica Internacional fundada en 1865) y Unión Radiotelegráfica Internacional, con el objeto de armonizar el tráfico internacional radial, telegráfico y telefónico. Como veremos después, es mucho más que un “organismo técnico”.

La UIT tiene la singular característica, entre las organizaciones multilaterales del sistema de la ONU, de admitir miembros más allá de los estados (aunque solo estos tienen derecho a voto), lo que la convierte usualmente en espacio de lobbying de las grandes empresas de telecomunicaciones y otros grupos de presión.

IV. ¿Qué es el ITR?
La UIT acuerda normas técnicas de telecomunicaciones (a través de su brazo técnico UIT-T, ex CCITT) y de radio (a través de UIT-R), y dos tratados clave que dan el marco político del tráfico internacional de comunicaciones: el RR, Reglamento de Radio, cuya versión vigente (2008) fue aprobada por la WRC(2), y el ITR, Reglamento Internacional de Telecomunicaciones. Estos tratados se revisan cada tanto, para garantizar que estén más o menos actualizados respecto de la evolución tecnológica.

El ITR vigente se aprobó en una WCIT en Australia en 1988. En ese tiempo, la Internet era poco más que un experimento académico sobre conectividad de redes heterogéneas; la gran ola de privatizaciones de los servicios de telefonía no había alcanzado la cresta, la telefonía celular estaba en pañales(3)… Desde hace años, muchos estados miembro señalaron la necesidad de una actualización.

La WCIT de 2012 en Dubai tenía por objeto revisar el ITR y generar, de ser necesario, una nueva versión. Siendo un tratado internacional está sujeto a los principios del Derecho internacional (en particular, la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1968). Señalamos esto para remarcar la importancia del instrumento, que no es una simple norma técnica.

V. ¿Y qué tiene que ver la Internet en todo esto?
Pese a que no resulte obvio por el carácter mítico que ha adquirido en los últimos tiempos(4) , los paquetes que la Internet intercambia se desplazan por la infraestructura física de telecomunicaciones internacionales. Pero por diseño la Internet fue pensada de un modo distinto que las tradicionales comunicaciones telefónicas y telegráficas: adhesión voluntaria de redes autónomas, y un conjunto pequeño de estándares que garantizaran interoperabilidad. En consecuencia, y dado que sus orígenes involucran fundamentalmente a la National Science Foundation y al Departamento de Defensa de los Estados Unidos, los aspectos de Internet que requerían regulación permanecieron de facto fuera de la órbita del ITR.

Claro, hay cosas que deben ser reguladas en la Internet. No queda más remedio, cuando se trata de administrar recursos escasos con usos alternativos. Y otras escaseces, que no son implícitas en el diseño de Internet, fueron inventadas por el camino. La historia de las transiciones de esta administración es muy interesante, y valdrá la pena contarla otro día. Baste por ahora saber que en la actualidad está en manos de ICANN, que actúa por delegación del Departamento de Comercio de los Estados Unidos(5).

El gobierno estadounidense ha señalado, en reiteradas ocasiones y al más alto nivel, que hay ciertos aspectos críticos de la Internet cuyo control no piensa resignar, como el control sobre los servidores raíz (root) del sistema de nombres de dominio (DNS). Por otra parte, como ICANN es una corporación sin fines de lucro registrada en los Estados Unidos, está sometida a las leyes de ese país.

Notas
1. “[…] pero hacen como los teros / para esconder sus niditos: / en un lao pegan los gritos / y en otro tienen los güevos” — José Hernández, El gaucho Martín Fierro, Canto XII
2. World Radiocommunications Conference, Ginebra, 2007
3. La primera red pública de telefonía celular fue inaugurada por NTT en Japón en 1979. En Estados Unidos la primera red ‘1G’, de AmeriTech, apareció en 1983.
4. La Tercera Ley de Clarke sostiene: “Toda tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
5. De la plutocrática ICANN y sus procesos nos ocuparemos en otra ocasión. Quede dicho por ahora que su relación con el gobierno de los EE.UU. está dada por un instrumento que, si lo ubicáramos 300 años atrás, podría tildarse de “carta patente”.