Como parte de nuestra colaboración con Syria Deeply [en] publicamos una serie de artículos que capturan las voces de los civiles bajo el fuego cruzado, junto con el punto de vista de escritores de todo el mundo sobre el conflicto.
Azaz, Siria: El Partido de los Trabajadores de Kurdistán, PKK, con sede en Turquía, y su ala política siria, el Partido de Unión Democrática, PYD, han tropezado con una situación complicada. Ahora están administrando una cadena de pueblos y ciudades a lo largo de la frontera con Turquía después que el ejército sirio entregara el verano pasado el control del territorio al PKK.
Lo que debería haber sido un sueño transformado en realidad para los kurdos—quienes han sido durante largo tiempo discriminados en la Siria baatista y aspiraban a tener un estado independiente, rápidamente degeneró en una réplica aún más opresiva de su vida en la Siria de Assad.
“No podemos abrir nuestras bocas,” dice Walato, un activista pro-democracia de Jinderes, una ciudad kurda al norte de Alepo. “Tenemos menos libertad bajo el régimen del PKK de la que teníamos bajo el régimen de Assad.”
Para activistas como Walato, que viven en ciudades controladas por el PKK, la coexistencia con los nuevos poderes significa actuar con un secretismo aún mayor que bajo el regimen de Assad. Las ciudades kurdas como Afrin, Amouda y Kobani participaron en grandes protestas a principios de la revolución siria, pero estas exhibiciones de desafío y solidaridad con el resto del país se han convertido en raras.
Walato dice que “El PKK ha incluso borrado la palabra ‘Yasqut’ [cuyo significado es Abajo con Assad] de las murallas”. “Los activistas son a menudo acosados por realizar esfuerzos no políticos como la organización de ayuda humanitaria.”
(Para mayor información sobre los kurdos en Siria haga click aquí [en] para acceder a un reciente estudio de International Crisis Group, y aquí [en] y aquí [en] para acceder a dos informes de la Henry Jackson Society).
Los comandantes de la Brigada de Saladin, que lucha en Aleppo, no se sorprendieron cuando el PKK terminó controlando pueblos kurdos. El PKK fue el único grupo con las armas y organización capaz de llenar el vacío. Pero había una razón por la que era muy organizado. El Coronel Shawqi Othman, que encabeza la brigada Saladin, dice que el PKK estaba apoyado por Hafez al Assad con el objeto de fracturar a los kurdos sirios y presionar a Turquía mediante el fortalecimiento de una corriente dentro de la política separatista kurda.
Según Othman, también hay un motivo sectario en el por qué el régimen de Assad apoya al PKK. La mayoría de los dirigentes del PKK proviene de una minoría rara: kurdos alauitas. Othman dijo que Abdullah Ocalan, uno de los fundadores del PKK que residía en Siria y ahora está en prisión en Turquía, es un alauita. Los kurdos constituyen mas del 10 por ciento de los 23 millones de ciudadanos sirios y la mayoría de ellos adhieren a una versión moderada del Islam sunita.
Según un investigador con sede en Washington, que cubre de cerca las noticias del grupo y se reunió recientemente con su líder, aunque los oficiales del PKK niegan vínculos con el régimen de Assad, su principal portavoz fue cauteloso cuando se le preguntó de donde provenían sus armas. Syria Deeply no pudo entrevistar a funcionarios del PKK en suelo sirio.
Aunque los rebeldes y activistas kurdos dicen estar sofocados y amenazados por el PKK, han decidido no confrontar al grupo con el fin de evitar un conflicto interno entre los kurdos.
Sin embargo las tensiones permanecen fuertes entre las facciones armadas. El Capitán Bewar Mustafa, el primer oficial kurdo en desertar del régimen de Assad y un fundador de la brigada Saladin [en] que luchó en Alepo, dice que está en la lista negra del PKK al igual que algunos de sus camaradas.
Othman dice que su grupo tratará de evitar derramamiento de sangre con sus hermanos étnicos y están dispuestos a esperar a que la población se vuelva contra el PKK; podría no ser en mucho tiempo. Walato dice que los excesos del PKK, tales como la legalización de impuestos o atar prisioneros a postes en plazas durante días, están debilitando la popularidad del grupo. Sin embargo, la amenaza de extremistas islamistas ha obligado a los kurdos a tener cuidado de retirar el apoyo a su milicia más poderosa.
“Si la elección es entre Jabhat al-Nusra o el PKK, elegiré siempre el PKK,” dice Mohammed Suleiman, un activista que trabaja junto con la brigada Saladin y que llama al PKK mercenario y criminal.
Los kurdos tienen motivo para estar preocupados. Enfrentamientos mortales entre rebeldes y combatientes del PKK [en] estallaron el 17 de enero en Ras Al Ain. Brigadas islamistas utilizaron un tanque para bombardear la ciudad (ver video abajo) que limita con Turquía, en el noreste de Siria, y que ha estado bajo control nominal del PKK durante meses. Los kurdos y los líderes de la oposición árabe instan a poner fin a la violencia [en] y Abdulbaset Sieda, kurdo y ex presidente del Consejo Nacional Sirio, dijo que la lucha en Ras Al Ain es inútil [ar] porque no resuelve la guerra contra el régimen de Assad.
Esto no quiere decir que los kurdos no tienen cierta admiración por los islamistas. De hecho, la Brigada de Saladin ha luchado con algunos grupos. Sharvan Ibesh, un médico que opera centros de cirugía en Alepo y cerca de la frontera turca reconoce los méritos de Jabhat al-Nusra de mantener el impulso y repeler los contrataques del régimen en Alepo.
Ibesh dice: “Las brigadas islamistas llevan la carga pesada en la lucha”.