- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

¿Redoble de muerte para el carnaval de Trinidad y Tobago?

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Arte y cultura, Derecho, Etnicidad y raza, Medios ciudadanos, Mujer y género, Música, Periodismo y medios

La luna se alza sobre las colinas y el aire esá vivo con el sonido de dulce música de flauta de pan.

El relato de Tillah Willah [1] [en] de la semifinal del Panorama 2013 de Trinidad y Tobago ciertamente empieza idílicamente. Pero pronto se deteriora:

La policía está acosando el perímetro del escenario como una bandada de agresivos cobos. Cuidan el escenario como un esqueleto en La Basse. Empiezo a preguntarme si este escenario es donde nuestra cultura viene a morir.

Su post sigue ofreciendo ejemplos de su creencia de que «la flauta de pan y otros elementos del Carnaval que se basan en las personas han seguido sufriendo dolorosas muertes lentas»; ayudando a los músicos a poner sus tambores de metal en el escenario, tiene la sensación de que los oficiales de policía no son conscientes del «esfuerzo comunitario» que se necesita para hacer el Panorama. Se siente como una situación de ellos contra nosotros:

Al inicio de la noche, estirando el cuello por encima de una barrera buscando a un amigo, un oficial de policía me dijo que no podía pararme donde estaba, aunque no estaba obstruyendo. Lo ignoré y seguí mirando. La voz del oficial se vuelve más insistente y cuando hace como que me va a sacar físicamente, me alejo, y siento que surge la mala sangre. No quiero terminar en un altercado innecesario.

‘Familia’, se dirigió a mí el hombre en vía. ‘Familia, ¿no sabe quién eres o qué?’ ¿Quién soy yo? Un trinitense. Un amante del Carnaval. Un panático. Es difícil conservar el sentido del humor. Es difícil no querer arrojar una botella solamente para ver qué van a hacer. Empezar un tumulto por pura curiosidad para averiguar si de verdad usarían esos rifles de asalto en una multitud.

Gritas estupideces a los oficiales. Conoces el arreglo que tu banda está tocando, así que cantas, ahí estás pam pam pa da la canción en la cara de los oficiales. El Oficial Cara de Mueca está refunfuñando adecuadamente contra nosotros. Con cara tremendamente molesta porque seguimos pasándola bien. Estira los brazos a los lados para tocar las varas de su amigo Cabo Estupidez.

Nos hace retroceder más. Resistimos. Les hacemos como Hafizool. Solamente que tenemos más autoridad moral para quedarnos en el escenario. Estamos calificados para estar acá.

"Panorama", image by adpowers, used under a Creative Commons license.

«Panorama», imagen de adpowers, usada con licencia Creative Commons.

En resumen, la experiencia de Panorama de Attillah Springer la lleva a concluir que el «Carnaval es una batalla que el pueblo está perdiendo más y más cada año». Puede no ser la única bloguera en sentirse así. Mark Lyndersay [2] [en], fotógrafo que ha filmado varios aspectos del festival desde hace años, bloguea acerca de las excesivas cuotas que se cobran por documentar el festival anual del país:

Me han advertido, una fuente que no tiene razón para mentir sobre algo así, que se han fijado algunas cuotas draconianas para cubrir el Carnaval en 2013.

Estas cuotas son como sigue en dinero en efectivo de TyT, como dicen los matones inadecuados (N. del T: un dólar estadounidense equivale a 6.40 dólares trinitenses)…
Cuotas NCC, uso personal – $600.00, uso comercial – $800.00
Cuota adicional de la Asociación Nacional de Directores de Orquesta del Carnaval (NCBA, por sus siglas en inglés) para cubrir bandas bandas y personas: uso personal – $5,900.00, uso comercial – $10,000.00 (permite dos años de uso local). Para uso comercial internacional para el Reino Unido y Europa agregar $3,500.00. Para uso comercial internacional para Estados Unidos, agregar $3,000.00.

Continúa:

No queda claro qué derechos cubre el ‘uso comercial’. Esa es terminología muy específica en licencia de fotografía y esos términos permitirían, si la NCBA entiende de lo que está hablando, a un fotógrafo cubrir el Carnaval y venderlo a, digamos, Prada, para una campaña de publicidad en Estados Unidos y Europa.
Si ese es el caso, $16,500 es un robo de negocio.

Sin embargo, sospecho que esto no es lo que esta alianza de derechos de autor tiene en mente. La coalición de cortos de vista NCC/NCBA/TUCO/Pan Trinbago ha visto el ‘uso comercial’ como revistas que se ofrecen a la venta e impresos vendidos en una tienda fotográfica, ninguno de los cuales es particularmente comercial o rentable y esas cuotas aplicadas a revistas podrían pasar por alguna prueba en la corte.

"Blue Devil 2" by nicholaslaughlin, used under a Creative Commons license.

«Blue Devil 2″ de nicholaslaughlin, usada con licencia Creative Commons.

Lyndersay sostiene que «lo absurdo de cobrar por la documentación de un festival nacional no es algo que los fotógrafos hayan estado reclamando poco tiempo». Relata la experiencia del fallecido fotógrafo Noel Norton, que «lamenta[ba] las cuotas cobradas desde hace más de 20 y que pagó cada año para continuar su trabajo de grabar el festival nacional [3]» [en]:

Presencié expediciones de petición de estos mismos interesados en el Carnaval al estudio de Norton para tener acceso a imágenes para un proyecto u otro, pedidos que la normalmente severa Mary Norton siempre tratará de acomodar. Ambos Norton fotografiaron el Carnaval porque realmente amaban este país y querían hacer su parte para participar en su desarrollo.

En 2005, cuando realmente empezaron a luchar con la caminata anual a la sabana, escribí esta carta a NCC [4] [en]. Un buen amigo mío estaba presente cuando se leyó al a dirigencia de NCC y recibió una sola respuesta: “¿Qué es lo que Noel Norton ha hecho por el Carnaval?”

Ni una sola persona mencionó sus años de servicio y el acceso que habían ofrecido a sus archivos. Si alguien alguna vez preguntó por qué he sido tan bilioso en mi desprecio por NCC y todo lo que representa, esta es una razón espectacular que lo explica.

Ahora la alianza de derechos de autor del Carnaval parece querer limitar o, por lo menos, cobrar severos impuestos por la grabación del Carnaval de Trinidad y Tobago. Esa es una visión tan impresionantemente miope de la que no puedo dar testimonio…

Pero este post [5] [en] lo hace bastante bien. Lyndersay termina [2] [en] con una nota desafiante:

Tengo la tentación muy grande de alejarme de este montón de basura [6] [en]. Pero esta es la verdad. El Carnaval es más grande y más importante que la estupidez de las personas designadas para manejarlo. Llegará el día en que miremos estas decisiones y lamentemos el escalofriante efecto que tuvieron en la cobertura seria y la documentación, pero eso no traerá de vuelta esos acontecimientos ni personalidades perdidas.

Cientos de horas de cobertura de Carnaval se han perdido o se están deteriorando continuamente en lo que queda de los archivos de video TTT. Las semifinales de Panorama de este año se quedaron sin grabar mientras titubeaban las negociaciones por los derechos. El Archivo Norton del Carnaval, captado con amor y preservado con dedicación, sigue siendo nuestro registro más completo de los últimos cincuenta años de Carnaval, y es ahora, con todo derecho, la herencia de la familia de Mary y Noel.

En lugar de reconocer que hay una pequeña pero importante tradición de documentar el Carnaval en este país y de encontrar maneras de buscar recompensa mutua en grabar para la posteridad y futura ventaja del patrimonio creativo de nuestro país, la alianza de derechos de autor ha elegido la tributación como su única táctica de  negociación y discusión.

Páguennos o váyanse, nos dicen. No ven lo que la comercialización de la cobertura del Carnaval le ha hecho al entendimiento de este país del festival. Cómo décadas de fotos de mermelada y vino han redefinido el acontecimiento usando su lenguaje visual más común y vulgar.

Agrega:

El arte no se vende como pan caliente, las mujeres bonitas sí, así que en vez de un Carnaval de creatividad, documentado y analizado, tenemos página tras página de vientres y pechos envueltos en plumas y salpicados con oropeles.
Si el Carnaval es la gallina de los huevos de oro a la que se hace desfilar para el placer de los apostadores, esta alianza de derechos de autor son cuatro dedos gordos que presionan fuertemente su garganta.

"ARI_2232" by ariane_hunter, used under a Creative Commons license.

«ARI_2232″ de ariane_hunter, usada con licencia Creative Commons.

Plain Talk [7] [en] está de acuerdo:

Fácilmente, la mentira más descarada nunca antes contada al pueblo de este país, despojado y desprovisto de toda estadística para apoyar que nuestro Carnaval es el más grandioso espectáculo de la tierra. Además de ser único, el más grande, más visto y todo otro adjetivo superlativo que se ha vinculado con esa falsedad durante años, la fría realidad es que nuestro Carnaval está muriendo lentamente, colapsando en sí mismo en una retorcida orgía de estupor ebrio mientras otros en el mundo y en nuestro hemisferio (contradiciendo a nuestro Ministro de Turismo) han estado pasando por crecimiento exponencial y explosivo en llegadas de visitantes y dólares de turismo.

El bloguero Phillip Edward Alexander cita alguna ejemplos – Brasil y Nueva Orleans, por nombrar dos. Continúa:

Activistas culturales, gente común y corriente y otros patrióticos han estado haciendo sonar las alarmas y lamentando públicamente la muerte del carnaval durante años en vano, simplemente porque nunca hemos elegido para los cargos a personas de suficiente visión para entender el valor cualitativo y cuantitativo de nuestra cultura. ¿Crees que esas afirmaciones de llegadas e ingresos están asustadas? ¿Qué hay del impacto en la sociedad de cohesión y comunidad, la unificación, el valor de derrotar al delito de la propia cultura?

He comparado lo que nuestro Carnaval ha pasado a ser con una recepción de boda sin la boda, una celebración de ‘nada’ donde todos aparecen para las bebidas y el baile. Con seguridad hay más en nostros, algo enraizado ‘en lo profundo de nuestro vientre caribeño’ que quiere gritar contra esto, ¿no es así? Cuando finalmente amanezca en estos que tan ocupados hacen girar sus mercaderías para que todos veamos que ya nadie está mirando, lo absurdo en lo que se ha convertido nuestro carnaval puede abrirse paso dentro de todos nosotros.