La nueva estrategia de población del gobierno de Singapur ha generado un debate sobre si se debe dar la bienvenida a más extranjeros para resolver la demografía del envejecimiento. El debate también giró en torno a lo que constituye una «esencia singapurense».
El gobierno espera una desaceleración del crecimiento migratorio, pero un contínuo aumento de la población local hasta una posible cifra de 6,9 millones en 2030. La estrategia, puesta en conocimiento después de un año de intenso estudio y consulta, fue elegida como una solución inevitable a la desaceleración económica provocada por la caída de las tasas de fecundidad de los nacidos en Singapur.
La poco envidiable elección del Gobierno, según ha destacado la ministra de Medio Ambiente Vivian Balakrishnan, fue de ‘Suicidio Político vs. Extinción Demográfica’ [en] tal como aparece en su blog:
Preferiría tener una población más pequeña de extranjeros en nuestro Singapur, pero estamos frente a la crisis de nuestro tiempo. Nuestra población ciudadana se reducirá a la mitad cada dos generaciones. Pero eso es un problema a ‘largo’ plazo. La situación de emergencia real no son los niños, sino el envejecimiento. Es por eso que la población aumentará a corto plazo antes del inevitable descenso a largo plazo.
El político de la oposición Yee Jenn Jong, del Partido de los Trabajadores, argumentó [en] sin embargo que no era el crecimiento de la población lo que crearía un Singapur dinámico, sino que se necesitaba «una población dinámica para un Singapur sostenible»:
Señora Presidenta, no estoy en contra de los extranjeros que deseen ser singapurenses. Verdaderamente su integración para convertirse en ciudadanos de Singapur, a como sabemos que es ser un singapurense, llevará su tiempo. Para integrarse, el extranjero tiene que pasar bastante tiempo aquí y debería hacer un esfuerzo genuino en entender nuestra forma de vida y hablar nuestro idioma. ¿Cuán rápido podemos hacer que esto suceda con los inmigrantes adultos?
El bloggero Oddznns escribió que la verdadera cuestión [en] se centra en lo que los singapurenses quieren y en las transacciones que están dispuestos a llevar a cabo.
¿Cómo creamos la identidad nacional, las raíces y un sentimiento de pertenencia así como tratamos de crear una ciudad que ofrezca puestos de trabajo, oportunidad y una base impositiva a pagar por un país más ligero y amable?
Sólo se puede llegar a una respuesta plausible si vamos más allá de la competitividad tributaria y la simple sostenibilidad económica. Nuestra mejor casa en Singapur no es sólo aquella que sea económicamente vibrante. Tiene que ser lo suficientemente competitiva para que la abracen nuestros corazones, sostenible en términos de lealtad.
La pregunta final de la nación es – ¿Por qué estamos dispuestos a morir?
Pero, ¿quiénes son los ciudadanos de Singapur a los que se les permitirá decidir? Esta es la pregunta hecha por otro bloggero, Singapore Armchair Critic, quien sostiene [en] que ‘teniendo el pasaporte de Singapur se convierte uno en «ciudadano al instante», pero no se convierte en «singapurense»:
Por citar un tópico «el hogar es donde está el corazón», el tiempo tiene que transcurrir antes de que un nuevo migrante desarrolle profundos lazos emocionales, imbuyéndose de las culturas locales y construyendo una red social de familiares y amigos, que superen cálculos fríos y racionales para irse o quedarse en Singapur si las circunstancias aquí toman un giro para peor.
¿Quién es realmente un ciudadano de Singapur y qué constituye la esencia singapurense? La cuestión sigue debatiéndose en la blogosfera. Quizás, sólo el tiempo lo dirá.
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