Por una Europa de las personas, no de los mercados

Del 11 al 17 de marzo, los ciudadanos europeos organizaron una semana de protestas contra la austeridad impuesta en los países de la Unión Europea como fórmula para acabar con la crisis económica. Conocida como Contracumbre Europea, es la respuesta a la Cumbre Europea en la que se reunieron los líderes europeos y una ocasión para hacer oír la voz de los ciudadanos que defienden una “Europa de las personas y no de los mercados”. Rechazan además los efectos negativos de las políticas de recortes y exigen una serie de cambios en la Unión Europea. Personas de diferentes países han protestado en las calles y comentado los acontecimientos a través de Twitter bajo la etiqueta #EuropeanSpring (primavera europea).

Rueda de prensa frente a la sede de la UE en Madrid. Foto de Desmontando Mentiras. Usada con permiso.

Rueda de prensa frente a la sede de la UE en Madrid. Foto de Desmontando Mentiras. Usada con permiso.

En Bruselas, los manifestantes han elegido llevar su descontento a las proximidades del Consejo Europeo, mientras que en España, la semana de Contracumbre conllevaba un programa con diferentes actos que culminó con una protesta en el centro de Madrid el sábado 16 de marzo. El manifiesto de la Contracumbre publicado en el blog Desmontando Mentiras empieza declarando lo siguiente:

Defendemos una Europa donde se impongan los derechos de todas y todos frente a los intereses de los mercados. Un nuevo modelo decidido por la ciudadanía a través de la democracia directa, que ponga en el centro a las mujeres y los hombres. Que cambie competitividad por cooperación, individualismo por apoyo mutuo, opresión y patriarcado por igualdad, que haga efectiva la soberanía popular. Una Europa de las personas y los pueblos que se imponga sobre los mecanismos del egoísmo y el canibalismo económico.

Luchamos por la libertad contra la tiranía de falsas democracias y de un sistema económico que solo sirven para perpetuar las desigualdades y las injusticias. La Unión Europea no es un proyecto social, su fin último es aumentar la competitividad de los grandes bancos y empresas en los mercados mundiales, y con ello sus ganancias. La maximización del beneficio capitalista por encima de cualquier derecho social o ecológico. Por ello en Bruselas hay 15.000 lobistas, y la gente de la banca se coloca en altos cargos en los gobiernos nacionales y en las cúpulas de organismos como el FMI o el BCE. Por ello los presidentes y ministros acaban en los consejos de administración de estas empresas y bancos.

Decenas de plataformas, asambleas y organizaciones unidas en el Grupo Transversal RE-ACCIONA CIUDADANA están detrás de la preparación de esta Primavera Europea y exponen sus razones en vídeos como éste:

 

Cartel para la manifestación del 16 de marzo.

Cartel para la manifestación del 16 de marzo.

Casi al mismo tiempo que la gente reclamaba un cambio de modelo, sorprendía la noticia de la imposición de una quita [un impuesto] de los depósitos bancarios y el corralito sucesivo en Chipre. Las negociaciones para el rescate de Chipre concluyeron esta noche de madrugada con el plan de reestructurar el mayor banco del país, cerrar la segunda entidad bancaria e imponer quitas a los accionistas, los acreedores y las cuentas que tengan más de 100.000 euros.

Frente a las duras condiciones de rescate y cuando todavía parecía que los pequeños ahorradores también pagarían con una quita a sus depósitos, la solidaridad con el pueblo chipriota no se hizo esperar y fueron muchas las muestras de apoyo y de indignación hacia la decisión europea, en Twitter a través del hashtag #SomosChipre.

Cuesta creer que la indignación de la gente y sus exigencias manifestadas en la Contracumbre como en otras ocasiones serán atendidas por los líderes europeos. ¿Serán las elecciones europeas de 2014, la oportunidad para avanzar en los cambios que piden los europeos, para que se les tome en cuenta y aliviar la crisis política además de económica que se vive en la Unión Europea? Si los cambios en las urnas podrían dar un giro en las políticas de austeridad, los ciudadanos todavía deberán hacer presión contra las actuaciones de entidades no sometidas a la elección democrática como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional.

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