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Serie de asesinatos deja a cinco activistas guatemaltecos muertos

Categorías: Latinoamérica, Guatemala, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Política, Protesta, Pueblos indígenas

Mientras que Guatemala intenta llevar al ex dictador Efraín Ríos Montt ante la justicia en un histórico juicio por genocidio [1], la violencia mortal en el resto del país sigue impune. En menos de un mes, cinco activistas y defensores de derechos humanos que luchaban contra las empresas mineras y defendían derechos a la tierra y laborales han sido asesinados en zonas rurales.

Tomas Quej, un joven líder indígena de Baja Verapaz, fue encontrado muerto con una herida de bala en el corazón el 26 de febrero de 2013, según informaba Comunicarte [2]. Quej acababa de ganar una larga batalla en los tribunales por las tierras de su comunidad. Tenía siete hijos, entre ellos un recién nacido.

Justo después del asesinato de Quej, el líder de la unión indígena y de los campesinos Carlos Hernández Medoza fue asesinado cuando regresaba de Honduras el 8 de marzo. Hernández era un prominente líder que reunió a varios sectores de su comunidad y región. Frontline Defenders [3] [en] informaba:

Carlos Hernández Mendoza era un líder en el Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala – SNTSG, así como un miembro del movimiento social revolucionario Frente Nacional de Lucha – FNL, la Coordinadora de Organizaciones Populares, Indígenas, Iglesia, Sindicales, Campesinas de Oriente – COPIISCO y la Asociación Campesina Camoteca.

Xinca mourning by Rodrigo Baires Quezada for Plaza Publica, under a Creative Commons Attribution license. http://www.plazapublica.com.gt/content/duelo-xinca [4]

Xincas en duelo de Rodrigo Baires Quezada para Plaza Pública, bajo licencia de Atribución de Creative Commons.

El 13 de marzo, el líder indígena Tzutuhil de 68 años, Gerónimo Sol Ajcot fue brutalmente asesinado por encapuchados [5] cuando se dirigía a su trabajo.

Cuatro días más tarde, Encarnación López Ucelo, un líder de la minoría indígena xinca, fue asesinado y tres de sus colegas fueron secuestrados, golpeados y luego liberados. El grupo se manifestaba contra las operaciones mineras de la empresa canadiense Tahoe Resources [6] [en] y el líder asesinado también participaba en disputas por tierras [7], otra posible causa del acto criminal. Todavía hay preocupación por la seguridad de los líderes supervivientes, como explicaba un llamamiento urgente de Amnistía Internacional [8][en]:

El 17 de marzo, cuatro líderes xincas – Encarnación Marcos, Rigoberto Aguilar, Rodolfo López y Roberto González – participaron en un acto público celebrado en la aldea de El Volcancito, San Rafael Las Flores, donde actuaron como observadores en una consulta a la comunidad organizada sobre la minería en la zona. Tras el evento, los cuatro hombres salieron de El Volcancito a las 8.30pm. Aproximadamente a las 9:15pm, cuando se acercaban a Mataquescuintla, aproximadamente 12 hombres en dos camiones detuvieron su vehículo. Los hombres fuertemente armados, que usaban pasamontañas, les obligaron a subir a los camiones. Rigoberto Aguilar y Rodolfo López fueron puestos en libertad en diferentes momentos durante la noche. Rigoberto Aguilar, según se informa, había sido golpeado. En la madrugada del 18 de marzo, Encarnación Marcos fue encontrado muerto. Su cuerpo había sido arrojado a una zanja y sus manos atadas. Habían dejado una de las camionetas cerca del cadáver.

Se hizo un llamamiento también en Causes [9] [en] pidiendo detener la violencia contra los activistas de la minería en Guatemala.

La víctima más reciente, según informa Albedrío [10], fue la dirigente sindicalista Santa Alvarado, que luchaba por los derechos de los trabajadores del sector sanitario. Fue secuestrada y hallada estrangulada. Alvarado deja dos niños pequeños y se une a la indignante serie [11] [en] de mujeres asesinadas en Guatemala.

Como concluía [12] [en] un informe de la Comisión de la Verdad de Guatemala y confirma el juicio por genocidio [13] [en] contra el ex dictador Rios Montt y otros, Guatemala tiene una larga y dolorosa historia de represión de los campesinos, líderes sociales, sindicalistas, mujeres y niños.

De hecho, como señalaba [14] No a la Mina, la reciente represión se parace a las operaciones de los escuadrones de la muerte  [15][en] que en su día dejaron a miles de dirigentes asesinados en Guatemala. Si los conflictos sociales se van a resolver con pistolas y a dejar en la impunidad absoluta, el futuro de Guatemala se parece a su sombrío pasado.