En la última semana de abril, el Centro para Información y Análisis SOVA [en], un grupo de observación ruso que se ocupa de la xenofobia, la religión y el «mal uso del gobierno de medidas para contrarrestar el extremismo», llamó la atención pública a un peculiar caso legal [ru] en donde una bloguera de la República de Baskortostán (una pequeña república autónoma que limita con Tatarstán al sur de Rusia) fue acusada hace poco de discurso de odio por un post que publicó en su cuenta de Facebook el año pasado. SOVA cita el caso como ejemplo de mal uso de medidas de contrarrestar el extremismo, que define como [ru]:
[…] действия государства и общественных групп, предпринимаемые в рамках противодействия агрессивному национализму или иным формам неприемлемого радикализма, но фактически направленные преимущественно на неправомерное ограничение гражданских свобод или даже прямо попирающие гражданские свободы.
[…] acciones de estado o grupos sociales, emprendidos dentro del marco de combatir el nacionalismo agresivo u otras formas de radicalismo inaceptable, pero en realidad dirigidas a limitar las libertades civiles o incluso pisoteando directamente las libertades civiles.
Según el Comité de Investigación de Baskortostán [ru], a la mujer en cuestión, Guzaliya Galimova, se le está acusando según el ya infame artículo 282 del Código Penal Ruso, por «incitar odio o enemistad, así como por denigrar la dignidad humana». Específicamente, se le acusa de que:
[…] находясь у себя дома разместила в открытом доступе в социальной сети Интернет «Facebook» текст, содержащий негативную информацию в отношении представителей русской национальности, создающую у читающего резко отрицательные психологические установки в отношении другого лица либо группы лиц […]
[…] mientras estaba en su casa, colocó en el dominio público de la red social de Internet Facebook, un texto que contenía información negativa sobre miembros de nacionalidad rusa, con lo que creó en el lector una actitud psicológica bastante negativa contra otras personas […].
¿A qué se refería esta grosera redacción? Resulta que el año pasado, Galimova, que antes era profesora de historia, se fue de vacaciones a Turquía (un popular destino de playa entre los rusos), y regresó insatisfecha con la experiencia. Es más, estaba tan insatisfecha que cuando regresó se fue directamente a su cuenta de Facebook y escribó un ataque verbal lleno de obscenidades [ru], en el que inesperadamente culpó a las rusas por los diversos problemas con los que se encontró, y específicamente individualizó a los «rusos» como una etnia más que como una identidad cívica:
О русских бабах, не о россиянках, а именно о русских бабах! Русское бабье как вас научилась ненавидеть, отдыхая в Турции. Как можно загадить все вокруг и испортить своим поведением менталитет турков мужчин. Еще отдыхая в Чамьюва, испытала на себе все прелести поведения русских сучек, иначе не назовешь.
Sobre las muchachas [étnicamente] rusas, no las mujeres [cívicamente] rusas, ¡sino precisamente las muchachas rusas! Muchachas rusas, cómo he aprendido a odiarlas, yendo de vacaciones a Turquía. ¿Cómo pueden convertirlo todo a su alrededor en basura, y malograr la mentalidad de los hombres turcos con su comportamiento? Mientras estaba en Çamyuva, experimenté la encantadora conducta de las p*rras rusas, no hay otra manera de llamarlas.
Galimova continuó con una descripción de conducta rusa «estereotípica» en los hoteles turcos –mucha bebida, comportamiento promiscuo y ser víctimas de robos. Después, enfatizó de nuevo la promiscuidad:
[…] русское бабье на охоте за турками. Турки – тоже самое. Мне пришлось даже прибегнуть к помощи охраны, чтобы избавиться от назойливого турка, которому даже повода не давала. Спасибо охране – они четко выполняют свои обязанности. Знаю, что ни один турок не может ко мне прикоснуться без моего желания. […] Идешь и тебе прямым текстом предлагают секс, причем каждый второй. А причина проста как 3 копейки. Русские сучки! Знаете, всегда вношу ясность – я татарка, этим все сказано.
[…] Muchachas rusas cazando turcos. Turcos – esos mismos. Tuve que pedir a la seguridad que me librara de un turco pesado al que no le di motivo [para coquetearme]. Gracias a la seguridad – hacen bien su trabajo. Sé que ningún turco puede tocarme si no quiero. […] Caminas y simplemente te ofrecen sexo, cada dos personas. Y la razón es tan simple como tres centavos. ¡P*rras rusas! Ya saben, siempre me gusta aclarar – soy tártara y eso lo dice todo.
Galimova se describe como historiadora, y concluye formulando una hipótesis de que esta situación existe debido a las mujeres rusas que metían de contrabando mercadería turca en la Unión Soviética a finales de los años 80, y tenían relaciones sexuales a cambio de mercadería gratis.
El post se volvió viral, y al final Galimova terminó borrándolo (luego retiró todo su perfil de Facebook), aunque varios blogueros lograron captarlo antes. Uno de esos blogueros escribió una queja [ru] a la oficina del fiscal local. Después, Galimova afirmó [ru] que el texto era parte de un «discurso filosófico sobre mujeres rusas» que dice que escribió en 2009.
Como fue tan mordaz, no queda claro si esa polémica califica como «incitación al odio», o cae dentro de las disposiciones de discurso de odio. Claramente «denigra la dignidad humana» basándose en una distinción étnica. Si Galimova no hubiera mencionado sus raíces tártaras ni hubiera establecido distinciones entre rusianidad étnica y cívica en su post, es poco probable que se hubiera encuadrado en el artículo 282. También hay que considerar el aspecto del «dominio público» — como suele ser con Internet, es borrosa la línea entre desahogarse privadamente y mostrar opiniones públicamente. ¿Pero vale la pena procesar a Galimova? Probablemente no. Al final, casos frívolos como este devalúan las ya polémicas leyes rusas de discurso de odio.