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Brasil: Travestis se ponen siliconas para atraer clientes durante el Mundial

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Deportes, Derechos humanos, LGBTQI+, Medios ciudadanos

Este post escrito por Andrea Dipp, de la Agência Pública, fue publicado originalmente como un reportaje titulado «VOU BOMBAR PARA COBRAR MAIS NA COPA» [1] [pt] y forma parte de la cobertura especial #CopaPública [2] [pt] sobre la Copa Mundial de Fútbol 2014. El material será publicado como una serie de tres artículos en Global Voices Online. Esta es la primera parte de la serie.

Mucho antes de que se confirmara a Fortaleza [3] como sede de la Copa Mundial de Fútbol 2014, las travestis Carla y Luana [nombres ficticios] ya trabajaban en las inmediaciones de la imponente Arena Castelão [4], área histórica de prostitución en la ciudad. En las avenidas que rodean el estadio y en algunas calles que se adentran en los barrios pobres de la región, ellas, sus colegas y prostitutas se dividen las calzadas y los clientes en busca de ‘ratos’ que cuestan entre 5 y 50 reales (2 a 20 euros o US$ 2,50 a US$ 25).

Durante la tarde de un lunes caliente y seco, típica del abril del nordeste brasileño, mientras seguía el trabajo de la gente de la Associação Barraca da Amizade [5] (ONG que hace 26 años atiende y acoge niños y adolescentes de la calle y, desde 2009, por petición de niñas y niños, también desarrolla un trabajo de lucha contra la explotación sexual), no había tanto movimiento: dos prostitutas y tres travestis se escabullían por las pocas sombras ofrecidas por los muros altos de una gran empresa, cerca de una glorieta, huyendo del calor. Carla y Luana descansaban en casa de una velada de diversión. Sin una madam a quién rendirle cuentas, las dos pueden armar su horario de trabajo. Las que estaban en la pista eran abordadas por los educadores de Barraca, que distribuyen preservativos y gel lubricante como forma de reducción de daños y de acercamiento.

La asistente Paulinha, como es conocida de cariño entre las travestis, explica:

Hoje, além das mulheres e adolescentes, trabalhamos com 30 travestis aqui da área, levando insumos, marcando exames nos postos de saúde, oferecendo cursos profissionalizantes e atendendo a algumas demandas delas. Há pouco tempo nós conseguimos, após articulação com orgãos oficiais, a transferência de um médico que fazia piadas homofóbicas com as travestis de um posto de saúde da região. Esses resultados ajudam a fortalecer essa confiança no nosso trabalho.

Hoy, además de las mujeres y los adolescentes, trabajamos con 30 travestis aquí de la zona, llevando insumos, marcando exámenes en los puestos de salud, ofreciendo cursos de profesionalización y atendiendo algunas peticiones de ellas. Hace poco tiempo logramos, luego de articular con órganos oficiales, el traslado de un médico que hacía bromas homofóbicas con las travestis de un centro de salud de la región. Esos resultados ayudan a fortalecer esa confianza en nuestro trabajo.

Por la confianza en Paulinha, Carla y Luana abrieron las puertas de su casa cercana a la Arena y me recibieron para hablar de sus expectativas y temores con la llegada del Mundial y también sobre un fenómeno que ha crecido a medida que se acerca el megaevento a la ciudad.

El viaje de la silicona

Carla, de 25 años, y que hace 10 se prostituye en los alrededores del Castelão, señala las partes del cuerpo que se quiere aumentar mientras dice:

Eu vou agora em julho para São Paulo botar silicone no peito, 450, 500 ml em cada. Também vou bombar de novo [por mais silicone industrial no corpo]: bunda, quadril, perna e joelho. Aí na Copa eu vou cobrar mais …

O silicone industrial dói demais, você fica pra morrer! A mulher injeta e vai fazendo uma massagem para ele espalhar. Mas é a dor da beleza, né?

Ahora en julio voy a São Paulo para ponerme silicona en el pecho, 450, 500 ml en cada uno. También voy a operarme de nuevo [más silicona industrial en el cuerpo] el culo, las caderas, las piernas y las rodillas. Ahí en el Mundial voy a cobrar más…

La silicona industrial duele mucho, ¡uno se quiere morir! La mujer inyecta y va haciendo un masaje para que se esparza. Pero es el dolor de la belleza, ¿no?

Carla afirma que fue para la “pista” a los 15 años porque quiso, así como su amiga Luana, de 22 años, que dice haber comenzado a ejercer la prostitución a los 17 también como opción:

Eu fui uma das primeiras a chegar aqui no Castelão. Hoje a coisa está feia, tem muita postituta fumando pedra e isso queima nosso filme. Ao mesmo tempo que a gente espera que a Copa aumente o movimento, tem medo que a polícia queira limpar a área. Você acha que o prefeito vai querer mostrar isso para os gringos?

Yo fui una de las primeras que llegó aquí al Castelão. Hoy la cosa está fea, hay mucha prostituta fumando piedra (crack) y eso quema nuestra película. Al mismo tiempo que esperamos que el Mundial aumente el movimiento, tengo miedo de que la policía quiera limpiar la zona. ¿Tú crees que el alcalde va querer mostrarles eso a los gringos?

La deficiencia visual de Luana parece no estorbar el trabajo o sus planes y nunca se menciona. Entre un comentario y otro sobre la repetición de la telenovela que están pasando en televisión, ella dice:

Mas a gente é atrevida, se me tirarem daqui vou para ali!…Peitão e bundão chamam a atenção aqui. Em São Paulo não, porque as mariconas sabem que trava que é muito bombada, é mais rodada, preferem as com carinha de menino. Mas aqui no Ceará quem tem peitão é mais procurada.

Pero la gente es atrevida, ¡se me echan de aquí voy para allá!… Pechote y buen culo llaman la atención aquí. En São Paulo no, porque las mariconas saben que desagrada la que está muy ‘inflada’, está más ‘gastada’, prefieren las que tienen carita de niño. Pero aquí en Ceará a la que tiene pecho grande la buscan más.

De olho na Copa, travestis viajam do Ceará para São Paulo em busca do silicone/Juliano Rocha/Agência Pública/Sob licença Creative Commons

Con la mira en el Mundial, travestis viajan de Ceará a São Paulo buscando silicona/Juliano Rocha/Agência Pública/bajo licencia Creative Commons

Luana, que ya fue a São Paulo para colocarse las prótesis, explica cómo funciona:

Tem as cafetinas que levam a gente, pagam a passagem e a operação em uma clínica clandestina. Deve sair uns dois mil reais para elas. Aí ela cobram o dobro ou o triplo e mais uma diária de 30 a 50 reais para a gente morar na casa delas e a gente vai trabalhando para pagar. Trabalha muito, muito mesmo.

Hay madames que llevan a la gente, pagan el pasaje y la operación en una clínica clandestina. Debe salirles a ellas por unos dos mil reales (770 euros o US$ 990). Ahí ellas cobran el doble o el triple y además una renta diaria de 30 a 50 reales (12 a 20 euros o US$ 15 a 25) para que la gente viva en su casa y vaya trabajando para pagar. Trabajar mucho, muchísimo.

Carla agrega:

Eu já fui fazer programa em São Paulo. É bom porque você ganha mais, mas por outro lado você tem que trabalhar de qualquer jeito, mesmo se estiver doente, não importa. Ninguém vai te dar um remédio. Eu já vi umas travestis apanharem de pau de uma cafetina.

Yo ya me prostituí en São Paulo. Es bueno porque uno gana más, pero por otro lado hay que trabajar como sea, incluso si está enfermo, no importa. Nadie le va a dar un remedio a uno. Vi unas travestis que cogió a patadas una madam.

Según ambas, el movimiento entre las ciudades aumenta cada día. Luana comenta:

Só essa semana, fiquei sabendo de quatro que foram. Mês que vem sei de mais cinco. É muita travesti botando peito.

Solo esa semana, supe de cuatro que fueron. El próximo mes sé que otras cinco van. Mucha travesti poniéndose pecho.

Cuenta que pagó tres mil reales (1160 euros o US$ 1500) por sus prótesis de cerca de 400 ml porque era conocida de la madam y que se quedó ocho meses trabajando en São Paulo para pagar la deuda. Muchas no regresan porque se vuelven adictas de la cocaína —que ayuda a aguantar el trabajo intenso y es más accesible en la ciudad— y no lograron pagar sus deudas. Una de ellas huyó de la casa donde estaba y en este momento está desaparecida, como me contaría después Marcela [otra travesti] que conocí ya estando en São Paulo.

Lídia Rodrigues, otra educadora de Barraca da Amizade, cuenta que algunas travestis llegan a hacer entre 30 y 40 ‘ratos’ al día en São Paulo y que los educadores han percibido que este tránsito a la capital paulista se está intensificando. Lídia comenta:

Não dá para afirmar que é somente por causa da Copa, mas elas sabem que virão muitos turistas e muitos homens para a área. Ao mesmo tempo a gente tem medo de uma higienização massiva. Provavelmente o termômetro disso vai ser a Copa das Confederações [6].

No es suficiente para afirmar que es solamente por el Mundial, pero ellas saben que vendrán muchos turistas y muchos hombres a la zona. Al mismo tiempo, la gente tiene miedo de una higienización masiva. Probablemente el termómetro va a ser la Copa Confederaciones [7].