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La extrema derecha reconquista Europa

Categorías: Europa Occidental, Austria, Bélgica, Bulgaria, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia, Suiza, Derechos humanos, Elecciones, Historia, Medios ciudadanos, Migración e inmigración, Política, Religión

En 1929, el crack de la bolsa provocó una crisis financiera y económica que puso a millones de personas en una situación límite. El hundimiento del tejido empresarial tuvo como resultado una masiva pérdida de empleos, y en consecuencia, la miseria para millones de familias. Esta situación se convirtió en un caldo de cultivo ideal para los movimientos fascistas, que se hicieron con el poder en Alemania e Italia con los siniestros efectos que todos conocemos [1].

En la Europa del tercer milenio, azotada por una de las peores crisis económicas de la historia reciente, el fascismo vuelve a aflorar, haciendo presa en el descontento social de una Europa que ha sido la quintaesencia del estado del bienestar y cuyos ciudadanos van viendo cómo día a día pierden los derechos por los que han luchado varias generaciones. Como dice el Manifiesto antifascista europeo [2],

Manifestación de ultraderechistas en España. Foto del blog de Xavier Casals [3]

Manifestación de ultraderechistas en España. Foto del blog de Xavier Casals

Aprovechándose del miedo de los pudientes ante los riesgos de explosión social, así como de la radicalización de las clases medias alcanzadas por la crisis y las draconianas políticas de austeridad, y de la desesperación de los parados marginados y pauperizados, la extrema derecha y las fuerzas neonazis y neofascistas se están desarrollando en toda Europa; y adquieren una influencia de masas sobre las capas desheredadas a las que dirigen sistemáticamente contra tradicionales y nuevos chivos expiatorios (los inmigrantes, los musulmanes, los judíos, los homosexuales, los minusválidos…) así como contra los movimientos sociales, las organizaciones de izquierda y los sindicatos obreros.

Poco a poco, desde hace ya años, van apareciendo partidos políticos de extrema derecha en los países europeos. El Vlaams Blok [4] belga, creado en los años 70, fue ilegalizado y se reconvirtió en el Vlams Belang. El Frente Nacional [5] francés, fundado en 1972, se reveló como la tercera fuerza política en las últimas elecciones presidenciales. En Noruega, el Partido del Progreso consiguió más del 22% de los votos en las elecciones de 2009. Anders Breivik [6], ejecutor de la matanza de la Isla de Utøya [7], militó varios años en sus filas.

En Suiza, la Unión Democrática del Centro [8] obtuvo un 29% de los votos en las elecciones de 2007. En Austria, el Partido de la Libertad [9] entró a formar parte del gobierno tras las elecciones de 1999, lo que provocó que el resto de países de la Unión Europea impusieran sanciones al país alpino. Y podríamos seguir con Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Italia, Hungría, Bulgaria o Grecia, que también tienen partidos de extrema derecha con representación parlamentaria.

2012, representación parlamentaria de la extrema derecha en Europa (porcentaje de votos). Imagen del blog de Ignacio Martín Granados [10]

2012, representación parlamentaria de la extrema derecha en Europa (porcentaje de votos). Imagen del blog de Ignacio Martín Granados

En otros países, como España, estos partidos no han conseguido aún entrar en la cámara baja, pero se han introducido en otras instituciones. En las últimas elecciones municipales, la Plataforma Per Catalunya (PxC) [11] consiguió colocar 67 concejales en distintos municipios de la comunidad catalana. El siguiente anuncio, subido por alpujarradelasierra [12] a Youtube, y correspondiente a la campaña electoral de PxC, muestra inequívocamente su posicionamiento político:

Todos estos partidos comparten una serie de elementos: profundo antieuropeísmo, hostilidad hacia la inmigración y las minorías, doctrinas racistas y xenófobas o nacionalismo radical son algunos de ellos. Todos coinciden también en su discurso populista, proponiendo soluciones simples, aunque solo en apariencia, y que a menudo son contrarias a los derechos humanos.

Quizás la cara más conocida del antieuropeísmo es el Partido de la Independencia del Reino Unido, UKIP, que según el blog Territorio Europa [13] tiene –entre otras– las siguientes exigencias:

  • Abandonar la UE y  limitar la libertad de circulación de personas y trabajadores.
  • Restablecer todas las fronteras y recuperar las entradas con visado (incluso para los europeos).
  • Derogación de la Ley de Derechos Humanos británica de 1998 y desvinculación de la Convención Europea de Derechos Humanos y las  Libertades Fundamentales.
  • Evitar que un ciudadano británico pueda apelar a un tribunal europeo o internacional en defensa de sus derechos.

La llegada masiva de emigrantes durante los años de bonanza económica a ha provocado que al aumentar las cifras de desempleados, estos partidos ultraderechistas encuentren un asidero para espolear el racismo y la xenofobia, dirigida en buena parte contra la comunidad musulmana.También han utilizado la aparición de los islamismos radicales en Europa [14] –percibidos por muchos europeos como una amenaza a los valores occidentales– para instigar al odio y ganar votantes. En el blog Territoires de la Memoire [15] [fr] nos resumen las opiniones del Vlaams Belang:

Manifestación antiislámica frente al parlamento europeo en Bruselas. Foto del blog Nueva Europa – Nueva Eurabia [16]

Manifestación antiislámica frente al parlamento europeo en Bruselas. Foto del blog Nueva Europa – Nueva Eurabia

 […] refuser de reconnaître l’islam comme une religion: «[…] L’islam n’est pas une religion comme le catholicisme, le judaïsme ou l’hindouisme, c’est une religion-droit-culture-civilisation, intrinsèquement ‘intégriste’ […] ». L’islam est aussi systématiquement infériorisé: c’est «[…] une religion rétrograde […] », «qui maintien les femmes musulmanes sous un statut de quasi-esclavage », avec des «[…] mentalités aussi primitives que barbares […]», et des adeptes «[…] fanatiques ignorants et barbares […] ».

(…) no querer reconocer el islam como religión: «(…) El islam no es una religión como el catolicismo, el judaísmo o el hinduismo, es una religión-derecho-cultura-civilización, intrínsecamente ‘integrista” (…)». El islam también se denigra sistemáticamente: es «una religión retrógrada (…)», «que mantiene a las mujeres musulmanas bajo un estatus prácticamente de esclavitud» con «(…) mentalidades tan primitivas como bárbaras (…)» y adeptos «(…) fanáticos ignorantes y bárbaros (…)».

Las minorías también sufren los agravios de estos partidos de ultraderecha. La pretensión del partido húngaro Jobbik de que se hicieran listas de judíos«peligrosos» para el país [17], la animadversión hacia los gitanos mostrada por el Frente Nacional [18] [fr] en Francia o por la Unión Nacional Ataque [19] [en] en Bulgaria hacen patentes sus doctrinas.

Mención aparte merece el partido griego Amanecer Dorado, cuyos militantes han protagonizado recientemente varias agresiones a trabajadores inmigrantes [20], y que dejó claros sus métodos cuando su portavoz agredió a dos diputadas en un debate televisado, como se ve en este vídeo de ActualidadRT [21] en YouTube: