El abuso de inhalación de pegamento barato es un problema que está empeorando entre los niños pobres de Birmania. Yin Yin Hnoung, una estudiante de medicina de la Universidad de medicina de Mandalay, entrevistó a algunos de estos niños y analizó [my] las causas y el impacto de este abuso de droga en particular.
Comienza describiendo la manera en la que vio cómo algunos niños inhalaban pegamento en la Mahar Myat Mu Ni pagoda, un lugar turístico famoso en Mandalay:
Un grupo de niños se encontraba jugando en un lugar bajo la sombra en la Maha Muni Pagoda, Mandalay. (Tienen) entre 5 y 15 años. […] Su trabajo diario consiste en mendigarle a los peregrinos y a los visitantes con el fin de obtener algo de comida y recoger envases de plástico usados. […] Si controláramos al grupo de niños corriendo de aquí para allá, encontraríamos a algunos de esos niños durmiendo o dando cabezadas. Había una lata con una marca de «TV» conocida como «TV Glue» (Pegamento TV). Estaban dando cabezadas a la vez que inhalaban (pegamento del) envase. Existen alrededor de 100 niños que usan ese pegamento cuyo olor puede ser tan fuerte como el del petróleo, como droga. Estos niños se encuentran por la Maha Muni Pagoda.
Se acercó a algunos de los niños y realizó una entrevista amistosa. Un chico de 14 años abrazado a su hermano de 4 narró la situación de su familia:
Tía, llevo aquí unos tres años. Tengo 14 años. Fui al colegio hasta el quinto curso. Mi papá murió. Mi madre dio a luz hará unos 10 días. Mi padrastro es carpintero en Tampawati [Nota del autor: nombre de un distrito en la ciudad de Mandalay]. Él no nos da de comer; tenemos que salir los dos a la calle y pedir.
A continuación prosiguió con las razones por las que esnifa pegamento:
Tenemos una deuda de 30000 kyats (37 dólares americanos) que nos prestaron cuando mi madre dio a luz. Como no tenemos suficiente dinero (para devolverlo) aún, inhalo pegamento para olvidar el asunto. Ganamos entre 1.000 y 1.500 kyats (entre 1,25 y 1,8 dólares americanos). Una lata de pegamento cuesta 400 kyats (0,5 dólares americanos) La podemos comprar en las ferreterías fuera de la pagoda. Una lata nos dura alrededor de una semana. Tía, no es porque quiera inhalar, pero si compro un bote puedo estar sin comer nada durante un día entero. También de esta manera se desvanecen todas mis frustraciones. Incluso no siento dolor si alguien me golpea durante una pelea. Me siento bien cuando lo inhalo. Este es el motivo por el que empecé a utilizarlo.
El chico al que entrevistó mencionó el hecho de que los jóvenes cometen crímenes después de inhalar pegamento:
Esos chicos se meten en los puestos de betel por la noche y venden todo lo que pueden coger. Tampoco dudan en pelearse (con la gente). […] A veces vienen y me quitan mi lata de pegamento.
Un chico de 15 años también narró su historia:
He estado en el colegio Gaw Mashin. Tengo que estudiar allí. Tengo comida, pero no soy feliz. ¿Cómo puedo ser feliz? Como no hay pegamento, no puedo vivir allí. Por esa razón me escapé.
También conversó con una joven que vive cerca al lugar:
Normalmente le riño a esos niños como si fueran mis propios hijos o hermanos. No les gusto porque siempre les quito esas latas de pegamento y las tiro.[…] Vivo con mi marido y mi hijo. […] Es más, mi marido solía esnifar pegamento pero lo obligué a dejarlo. Mi hijo tiene ahora dos años. Cuando esnifaba pegamento y lo llevaba en brazos, el bebé se sentía congestionado en su pecho. Dejó de esnifar para no dañarlo.
La joven madre cree que fue un coleccionista de basura en la estación de trenes de Mandalay el que le enseñó a los niños cómo esnifar pegamento. También se ven a chicas jóvenes esnifando pegamento por aquella zona. Los oficiales de seguridad de la pagoda normalmente castigan con la palmeta a los niños que pillan esnifando pegamento.
Yin Yin Hnoung terminó su artículo con las acciones que se requieren para ayudar a estos niños. Escribió:
A raíz de la pobreza, los niños tienen que pedir para conseguir algo para sus familias cuando lo que deberían estar haciendo es ir al colegio. Están desnutridos debido a las comidas insuficientes. Cuando no pueden conseguir suficiente dinero (para vivir), esnifan pegamento porque se sienten frustrados. Se gastan el dinero conseguido en esnifar pegamento. Luego, de nuevo piden en la calle. El dinero que le dan los visitantes generosos se lo gastan en el pegamento. Si se les castiga con la palmeta por esnifar (pegamento), esnifan de nuevo para olvidar el dolor. Entonces se convierten en adictos al pegamento debido a dicho círculo.
También instó a las autoridades a tener en cuenta este tema:
Hace de un lugar histórico como la Mahamuni Pagoda una zona en la que se pueden atraer a muchos turistas alarmados por cientos de niños esnifando pegamento. Se reducirá el recurso humano próximo. […] Por esta razón le ruego a las autoridades, a Myanmar Maternal, a las asociaciones del bienestar de los niños y a las ONGs que controlen de una manera efectiva la inhalación de pegamento y eduquen de nuevo a esos niños.