A los 87 años, Fidel Castro es “imperfecto pero humano”

Está vivo. La semana pasada, el expresidente y comandante en jefe de Cuba cumplió 87 años. Además de ser anfitrión de celebraciones oficiales en la isla, Fidel recibió una mezcla de buenos deseos (y deseos de muerte) del extranjero: el recientemente electo presidente venezolano Nicolás Maduro tuiteó «feliz cumpleaños» a Fidel, mientras en Madrid, exiliados cubanos conmemoraron la ocasión con un ataúd que decía “Sepultura al Castrismo”.

En un comunicado enviado desde las “montañas de Colombia,” la Secretaría del grupo rebelde de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) enviaron saludos de cumpleaños a Fidel, enfatizando su importancia como figura inspiradora para los movimientos revolucionarios izquierdistas en la región y saludando su guía y enseñanzas en su “batalla de ideas para una verdadera democracia, justicia social y soberanía nacional”.

Billboard in Cuba. Photo by Jim Snapper. (CC BY 2.0)

Cartel en Cuba. Foto de Jim Snapper (CC BY 2.0).

Los líderes de las FARC no están solos en saludar al Comandante de esta manera –en América Latina y más allá, Fidel ha mantenido una condición casi mítica para los movimientos revolucionarios de izquierda en el mundo durante décadas. Desde su discurso inaugural de 1959, donde una paloma blanca se posó en su hombro y otra en el podio, los paralelos entre Fidel y líderes religiosos [en] han inspirado a creyentes e historiadores por igual. Se ha convertido en una figura de leyenda, discutible tanto para quienes lo veneran como para quienes rechazan su legitimidad como líder.

En un «post de cumpleaños» para Fidel, el bloguero Ivan García [en] destacó lo extraño de la continuada existencia de Fidel. “[A Fidel Castro] se le ha dado por muerto tantas veces que cuando la muerte le llegue, muchos creerán que es una broma”. Ciertamente, durante mucho tiempo la muerte ha parecido estar cerca de Fidel, que ha pasado por décadas de atentados contra su vida (principalmente por parte del gobierno de Estados Unidos), al igual que rumores de su muerte [en]. De vez en cuando, los observadores interpretan el silencio de Fidel como señal de un viaje final y envían a la tuitósfera a un frenesí, solamente para ser aplacado por fotografías y comentarios del propio Comandante.

Aunque ahora parece estar engañando a la muerte con enfernedad, antes que a manos de otros gobiernos, la leyenda sigue viva. “He llegado a la muerte, pero luego me he resucitado”, le dijo a la periodista mexicana Carmen Lira Saade en una entrevista para La Jornada en 2010, varios meses después de su atención médica de emergencia por cáncer intestinal.

A mediados de agosto, unos cuantos blogueros en la isla tuvieron la oportunidad de reflexionar en el significado de la vida de Fidel para su generación, una que lo conoce con una luz un poco diferente que la del pasado. En La Joven Cuba, Harold Cárdenas comentó sobre la idea de Fidel como “superhumano”:

En algún momento tuve que definir qué postura tomar hacia Fidel, cómo interpretarlo, opté por encontrar en él a un ser humano con virtudes y defectos como cualquier otro. Alguien dotado de un desinterés extremo, inclinado hacia el altruismo, dotado de disímiles armas sicológicas y de un liderazgo natural. Alguien que también se equivoca, que compartió los prejuicios sociales existentes en los 70 y tuvo poco tino para escoger a las generaciones que lo relevarían en el cargo. Es decir, un ser imperfecto pero humano como yo, con el semidiós no podría identificarme nunca. Este Fidel que lucha, se equivoca pero lo vuelve a intentar una y otra vez, ese me parece admirable.

Mientras Cárdenas contempló a Fidel a nivel personal, Ivan Garcia describió a un público desencantado por el líder:

Aunque debido al ajetreo cotidiano de penurias sin resolver, un segmento amplio de la ciudadanía no evoca con agrado a su otrora máximo líder. Lo culpan del atraso, la escasez y la precariedad que vive hoy el país. Lo ven como un barco lejano en el horizonte. Ya pocos se preguntan cómo será el día después de su muerte.

Y es que el rumbo tomado por el General hace pensar que el legado de su hermano perdurará tras su desaparición física. Las predicciones sobre el futuro de Cuba son poco halagüeñas.

[…]

En el panorama lo que se distingue es más castrismo. Sin Fidel Castro.

A pesar de las predicciones de los medios y líderes políticos en el extranjero, muchos de los cuales parecen seguros de que la muerte de Fidel va a desencadenar una transformación inmediata y duradera de la isla y su burocracia desmesurada, la noción de García parece probable. En un país donde la gran mayoría de los ciudadanos en edad de trabajar están empleadas por el gobierno, podría tomar años o incluso décadas para que un cambio tan fundamental en la política y práctica gubernamental tenga lugar.

Como Cárdenas dice, Fidel es humano. Al igual que el resto de nosotros, no se sabe cuando se va a ir. Pero después de que lo haga, probablemente seguirá siendo una leyenda por mucho tiempo.

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