«Sin violencia»: desmilitarización de la policía en debate en Brasil

Esta publicación forma parte de nuestra cobertura especial sobre la Revuelta del Vinagre de Brasil.

(Todos los enlaces llevan a páginas en portugués a menos que se especifique lo contrario.)

Las ventajas de tener una fuerza de policía militarizada están bajo escrutinio en respuesta a las acusaciones de la evidente violencia policial contra periodistas y civiles durante las masivas protestas de hace dos meses a lo largo y ancho del país.

El debate sobre la desmilitarización de la policía no es nuevo. Fruto de la dictadura que gobernó en Brasil de 1964 a 1985, la policía militar emergió como una solución a la desaparición de la Fuerza Pública y de la Guardia Civil. Tras el golpe de 1964, el nuevo gobierno abandonó la idea de crear una única policía civil e implementó el modelo militar.

Al día de hoy, la policía militar, adscrita al gobierno de cada estado, se encarga de casi toda la vigilancia policial urbana, siendo Brasil el único país en el mundo que continúa teniendo una fuerza policial que opera fuera de las barracas militares.

Photo by Calé Merege on Facebook (used with permission).

Fotografía de Calé Merege vía Facebook (usada con permiso).

Las recientes protestas han reavivado el debate sobre esta cuestión. El 1 de julio de 2013, durante la clase pública que organizó el grupo Occupy Sampa en el salón de actos del Museo de Arte de São Paulo (MASP), el conferenciante invitado, Tulio Vianna, profesor de Derecho Penal en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), argumentó que la concepción del entrenamiento militar es lo que desencadena acciones excesivamente violentas por parte de la policía. Según Vianna:

A polícia não pode ser concebida para aniquilar o inimigo. O cidadão que está andando na rua, que está se manifestando, ou mesmo o cidadão que eventualmente está cometendo um crime, não é um inimigo. É um cidadão que tem direitos e esses direitos tem de ser respeitados.

La policía no puede ser concebida para aniquilar al enemigo. El ciudadano que está andando por la calle, el que protesta, o incluso el ciudadano que posiblemente está cometiendo un crimen, no es un enemigo. Es un ciudadano con derechos y estos derechos tienen que ser respetados.

Comparando el caso brasileño con otras fuerzas policiales del mundo, el profesor también apuntó:

Quando a sociedade opta por uma polícia militar, o que essa sociedade quer é uma polícia que cumpra ordens sem refletir. É claro que quando se dá um treinamento onde o próprio policial é violentado, como vou exigir que esse indivíduo não violente os direitos de um suspeito?

Cuando la sociedad opta por una policía militar, lo que esa sociedad quiere es una policía que cumpla órdenes sin pensarlo. Está claro que cuando se da un entrenamiento en el que se ejerce la violencia contra el propio agente de policía, ¿cómo se puede exigir que este individuo no viole los derechos de un sospechoso?
A line in the protest at Paulista Avenue on June 10 remembers the Carandiru massacre in São Paulo, and Candelaria in Rio de Janeiro. Both incidents were orchestrated by command of the military police of each state. Phot: Caio Castor/Faceboo.

Pancarta durante la manifestación del 10 de junio en la Avenida Paulista que conmemora las masacres de Carandiru en São Paulo y de la Candelaria en Río de Janeiro. Ambos incidentes fueron orquestados por un comando de la policía militar de cada estado. Fotografía de Caio Castor vía Facebook (usada con permiso).

Una historia de violencia

La llamada «Revuelta del Molinete«, que tuvo lugar en Santa Catarina en 2005, fue la primera gran manifestación vinculada al problema del transporte público que realmente tuvo impacto en el país. El incidente también se saldó con manifestantes heridos y detenidos que se manifestaban pacíficamente, tal y como se muestra en este vídeo que publicó Vinicius (Moscão):

A pesar que los homicidios y los actos violentos que cometen los agentes de la policía militar en los suburbios, «en donde las balas no son de goma«, no consiguen llamar la atención de los medios de comunicación a diario, estos sí que muestran algunos de los problemas de la militarización de la policía, tal y como denunció a través de un comunicado la organización Brazil Global Justice el 24 de junio de 2013.

Entre los episodios de violencia por parte de la policía militar que denunció Global Voices se encuentran la toma del rectorado [es] de la Universidad de São Paulo en 2011, después de que los estudiantes se manifestaran contra el aumento de la presencia de la policía militar en el campus; el desalojo de la favela de Pinheirinho [es] en la ciudad de São José dos Campos en São Paulo, con más de 6 000 desplazados de sus casas; y los enfrentamientos contra los manifestantes que protestaban contra la privatización del espacio público [es] a causa de la preparación del Mundial de fútbol en Porto Alegre.

Contra el sistema

A la vez que revelaban la faceta más violenta de la policía militar, las recientes protestas también han servido para mostrar que entre la policía militar hay soldados que no están de acuerdo con el sistema.

Durante los primeros días de protestas en São Paulo en junio de 2013, un soldado sustituyó su spray de pimienta por agua, negándose a acatar la orden de atacar a los manifestantes. Ronaldo Silva, a través de una publicación en las redes sociales compartida más de 3 000 veces y que fue eliminada poco después, justificó así su actuación:

O spray de pimenta é uma agressão violenta utilizada sem necessidade na maioria das situações e a corporação não pode fechar os olhos para isso. Além do mais, os protestos são pacíficos e totalmente legítimos

El spray de pimienta es una agresión violenta que se utiliza sin necesidad en la mayoría de los casos, y la compañía no puede hacer como si nada. Además, son manifestaciones pacíficas y totalmente legítimas.

A nivel internacional, grupos como Amnistía Internacional, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Departamento de Estado de los Estados Unidos se han pronunciado al respecto y han solicitado al gobierno de Brasil que acabe con los escuadrones de la muerte en los que se cree que hay agentes de policía involucrados «que se dedican a la limpieza social, a la extorsión y al tráfico de armas y de drogas», tal y como denunció [en] Amnistía Internacional en 2012. Asimismo, también le han pedido que avance con el proceso de total desmilitarización de la policía.

La importancia de la causa también ha crecido entre las compañías de policía de Brasil. Entre las 40 normativas aprobadas en la Primera Conferencia Nacional de Seguridad Pública [pdf], que tuvo lugar en Brasilia en 2009, dos apuntaban ya a la necesidad de la desmilitarización. Según una encuesta que publicó la Secretaría Nacional de Seguridad Pública, 40 000 de los 64 000 agentes de seguridad entrevistados apoyaban la causa. Entre los militares, el apoyo incluso era superior al 77 %.

Photo of protestors carrying the flag of the PEC 102 in Maranhão (July 3, 2013)

Fotografía de los manifestantes con la pancarta de la Propuesta de enmienda a la Constitución 102 el 3 de julio de 2013 en Maranhão. Fuente: Blog do Caxorrao, vía Facebook

#PEC102

El Senado del país está considerando una enmienda constitucional que autorice a los estados a desmilitarizar y unificar su policía militar. Según el senador Blairo Maggi, la Propuesta de enmienda a la Constitución 102 fue una de las cuestiones llevadas a debate durante las huelgas de la policía militar y de los bomberos [eng] en todo el país a principios de 2012. Se supone que la propuesta concedía a la policía los derechos de huelga y de asociación sindical, prohibidos ahora por la Constitución puesto que ambos cuerpos están sujetos al código militar de conducta y disciplina.

En Twitter, los usuarios defendieron la propuesta con la etiqueta #PEC102. @willcjc escribió:

@willcjc: Desmilitarizar y unificar las fuerzas policiales es fulminar las estructuras represoras de una entidad adiestrada por la dictadura. ¡Sí a la #PEC102!

Sin embargo, la propuesta no cuenta con un apoyo unánime. Para la Asociación Nacional de Procuradores de la República (PDF) es «inconstitucional». En unas declaraciones contra la creación de un Consejo Nacional de Seguridad, incluido en la propuesta de enmienda a la Constitución, la asociación afirma:

(..) a Polícia não tem autonomia funcional, não se amoldando, portanto, à forma de controle por meio de Conselho. Supor a criação de uma polícia independente atenta contra o princípio da separação de poderes.

(..) la policía no tiene autonomía funcional y, por lo tanto, no se ajusta al control del Consejo. Aceptar la creación de una policía independiente atenta contra el principio de la separación de poderes.

En cualquier caso, el debate continúa. Tal y como afirmó Antônio Carlos, director ejecutivo del Grupo para la defensa de los Derechos Humanos Rio da Paz, en declaraciones al Jornal do Brasil:

Estamos vivendo um momento histórico e é hora de aproveitá-lo para lutar. O país precisa dessa mudança, mas, devido a um espírito corporativista, não há avanços significativos.

Estamos viviendo un momento histórico y es hora de aprovecharlo para luchar. El país necesita este cambio, pero, debido a un espíritu corporativista, no están habiendo avances significativos.

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