El 23 de agosto, dos bombas hicieron explosión afuera de dos mezquitas en la norteña ciudad libanesa de Trípoli. Cuarenta y siete personas murieron, más de 500 quedaron heridas.
Joey Ayoub, en Hummus for Thought, comparte un testimonio imprescindible [en] de la pena en el hospital de un amigo que estaba en la mezquita Al Salam cuando ocurrió la explosión.
El amigo escribe:
Tal vez el mayor dolor que causaron no fueron los muertos, ni fueron los heridos. Los heridos sanarán, los muertos serán mártires. El mayor dolor que nos han causado es la sensación de impotencia y confusión, preguntándonos si podemos hacer algo para mejorar las cosas solamente para darnos cuenta de que nunca podremos.