Rusia: ¿Es el Kremlin capaz de controlar la violencia étnica?

Rioters tipping over a delivery truck in Western Biryulyovo during recent unrest in the Moscow neighborhood. YouTube screenshot.

Una turba derriba un camión en la zona oeste del barrio de Biriuliovo (Moscú) durante los últimos disturbios. Captura de YouTube.

Biriuliovo, un barrio industrial moscovita sumido en la pobreza, sufrió un estallido de violencia étnica la semana pasada, después que un joven llamado Egor Sherbakov fuera asesinado a puñaladas mientras volvía a casa por un individuo al que su novia describió como [en] «no ruso». El sábado, los habitantes del barrio comenzaron a reunirse para pedirle a la policía que arrestasen al asesino. La protesta, que en un principio fue relativamente tranquila, se tiñó de violencia el domingo por la tarde, cuando los manifestantes empezaron a atacar a inmigrantes de Asia Central y a destruir su propiedad. Uno de los puntos señalados por la turba fue un mercado mayorista (el más grande de todo Moscú), que da trabajo a miles de inmigrantes ilegales. Policías de todo Moscú llegaron para calmar la situación y sobre la noche del domingo ya habían arrestado a miles de personas.

Hubo dos grandes interpretaciones del suceso en la blogosfera rusa. Tal y como señaló [ru] el profesor Serguéi Schmidt de la Universidad de Novosibirsk, la oposición interpretó los disturbios como una señal más de en lo que se ha convertido un país gobernado por «sinvergüenzas y ladrones», mientras que los simpatizantes del Kremlin afirman que muestran cómo sería Rusia sin un líder fuerte.

Ashot Grabrelianov, editor de un periódico pro-Kremlin, se decantó por lo segundo:

Lo que pasa en Biriuliovo ha demostrado una vez más que Rusia necesita un zar severo y una dictadura despiadada.

Los nacionalistas anti-Kremlin, como Egor Jolmogorov, han explotado, como siempre, el problema de la violencia étnica para promocionar su causa. Jolmogorov escribió [ru] un artículo titulado «No somos vegetales» en el que culpó al mercado, dirigido por inmigrantes, de la violencia actual y lo tildó de «cáncer» y de «nido del crimen». La solución que propone al «crimen étnico» es sencilla: un régimen de visados con Asia Central y el Cáucaso, así como «tolerancia cero con los delitos cometidos por inmigrantes».

"Where's Biryulyovo?" asks a scared Sergey Sobyanin, Moscow's mayor, in a recent demotivator. Anonymous image distributed online.

«¿Y Biriuliovo dónde está?» pregunta asustado Serguéi Sobianin, alcalde de Moscú, en un desmotivador. Imagen anónima distribuida por la red.

Mientras tanto, otros, como el bloguero colonelcassad, también pensaron [ru] que este pogromo no era más que otro de los muchos que ha habido a causa de la inmigración, sin esperanzas de que la situación fuera a cambiar:

через несколько дней ситуация информационно сойдет на нет, до следующего взрыва аналогичного содержания ибо нет совершенно никаких предпосылок к устранению тех тенденций, которые приводят к систематическому повторению одного и того же сценария.

después de unos días, los medios pasarán a ignorar la situación, hasta que se produzca otra explosión parecida, porque no hay ninguna razón para acabar con las tendencias que hacen que esto se repita de forma sistemática.

Otros no se muestran de acuerdo con esta idea, como es el caso de Svétlana Gannushkina. En una entrevista [ru] con el canal de televisión por Internet TV-Rain, la activista de la ONG Memorial afirmó que la retórica antiinmigración empleada en las elecciones a la alcaldía de Moscú fue la culpable del estallido de violencia:

Ответственными за все делаются мигранты, хотя никаких доказательств пока нет. Если мы сейчас опять слышим разговоры о визах для жителей Центральной Азии, хотя вообще непонятно, оттуда ли он (убийца Егора Щербакова. – Ред.).

Se les echa la culpa de todo a los inmigrantes, aunque todavía no haya ni una sola prueba en su contra. Y otra vez estamos viendo debates sobre un régimen de visados para los inmigrantes de Asia Central, pese a que ni siquiera esté claro si él [el asesino de Yegor Sherbakov] era de ahí.

El gurú de Internet Antón Nosik, por su parte, señaló al Kremlin como culpable por incitar los disturbios raciales. Nosik les recordó [ru] a sus lectores que los pogromos también fueron muy frecuentes hace un siglo, en los años de la caída del Imperio Ruso:

Поэтому все погромы, которые тут случаются — или случались сто лет назад — так или иначе связаны с попытками власти решать свои проблемы за счёт иноверцев и инородцев, направляя в их сторону народный гнев. Опыт Николая II подсказывает, что пользы от этих попыток нет ни малейшей, а расплата за них запредельно дорога.

Y por eso los pogromos que vemos aquí —y hace 100 años— están conectados de alguna forma con los intentos del Gobierno de solucionar sus problemas echándole la culpa a los extranjeros y a otras religiones, dirigiendo hacia ellos la ira del pueblo. La experiencia de Nicolás II da a entender que no se saca nada de acciones como está y que el precio a pagar por ellas es demasiado alto.

Mientras que Nosik opina que el Kremlin ha lanzado las tendencias nacionalistas como una cortina de humo tras la que ocultar la corrupción, el bloguero russkiy_malchik trata de ver la situación desde un punto de vista más positivo [ru]:

Проблема межнациональных отношений в стране и в столице особенно – созрела и дошла до той кондиции, когда её хотят решать и власть, и общество.

El problema de las relaciones interétnicas en este país, y sobre todo en la capital, ha llegado a tal punto que tanto el Gobierno como la sociedad quieren resolverlo.

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