Las reacciones a la revuelta que tuvo lugar a las afueras de Moscú son un recordatorio de que el tema del nacionalismo étnico provoca una profunda brecha entre los rusos. La ruptura entre los liberales y los nacionalistas fue uno de los descubrimientos clave en un mapeado [en] del Berkman Center de Harvard en 2010. Tres años después, la división persiste.
Una de las interpretaciones más polémicas de la revuelta de Biryulevo, en la que estuvieron involucrados más de mil jovenes que asaltaron y destrozaron un mercadillo de verduras, es la idea de que esto representa el sentimiento popular. Tales caracterizaciones reflejan una vez más la forma en la que se explica el «Invierno del descontento» ruso, el cual produjo muchas de las espectaculares demostraciones políticas en la temporada 2011-2012. Sin embargo, hay un grado de vindicación en toda esta historia. Los alborotadores (junto con los relativamente pacíficos manifestantes que tomaron las calles en defensa contra la respuesta policial) estaban protestando por la muerte de un ruso de una comunidad étnica que fue asesinado a manos de un hombre cuya identidad es aún desconocida. Se rumorea que este individuo era caucásico.
Si la violencia mostrada en Biryulevo era una reacción contra la corrupción policial y las mafias étnicas, ¿justifica eso el salvajismo y el racismo de los alborotadores?
De hecho, muchos liberales rusos se niegan rotundamente a ver la revuelta como una manifestación del descontento popular con el estado. Hacer esto envenenaría el bien de la credibilidad democrática, alimentando su propio movimiento anti-Kremlin, algo temido por los dirigentes.
El blogero y líder de la oposición Alexey Navalny es el «nacionalista liberal» más laureado de Rusia. Durante todo este tiempo en el que se ha posicionado como la mayor estrella del movimiento protestante, Navalny ha preocupado a los liberales con su visión nacionalista y decepcionado a los nacionalistas con sus opiniones liberales. Sorprendentemente, la jugada le ha salido bien hasta ahora. Navalny se ha beneficiado de la longevidad del régimen de Putin, cuya intolerabilidad ha incrementado la viabilidad del opositor como alternativa política. Sin embargo, hay algunos baches por el camino, y la respuesta de Navalny al tema de Biryulevo (fomentando una petición [ru] antiinmigrantes para requerir visas a los ciudadanos de la periferia del sur de Rusia) no ha sentado bien [ru] en los corazones de los rusos afectados.
La división entre liberales y nacionalistas no presagia todo lo que ocurre en el panorama político ruso. Valery Fedotov (un funcionario de Rusia Unida que abandonó el barco en julio de 2013) es un ejemplo de alguien que menosprecia la forma en la que los liberales ignoran el sentimiento popular detras de Biryulevo, pero que también ridiculiza a Navalny por su iniciativa exagerada y pobre sobre las visas. Tengan en cuenta el ataque de Fedotov del 17 de octubre de 2013 en LiveJournal a Dmitri Oreshkin, un famoso politólogo con tendencias liberales, a quien Fedotov critica por especular que la revuelta en Biryulevo fue resultado de una campaña orquestada para desestabilizar Moscú. Según él, esto se llevó a cabo para justificar la cancelación de las elecciones locales del próximo año en la ciudad (donde le está yendo bastante bien a la oposición liberal). La teoría conspiratoria de Oreshkin, apunta Fedotov, es ligeramente parecida a la de la propaganda de las tropas del Kremlin que se usaba para trivializar (y criminalizar) las manifestaciones antigubernamentales en 2012:
[…] когда речь заходит о «социально неблизких», те же журналисты и политологи без каких-либо угрызений совести готовы сменить свою точку зрения и превратиться в «Аркадия Мамонтова».
[…] cuando se discute sobre aquéllos que no son «aliados sociales», los mismos periodistas y analistas políticos (liberales) -sin ningún remordimiento- están preparados para cambiar su punto de vista y transformarlo en el de Arkady Mamontov (el hombre detrás de la odiada serie anti-oposición Anatomía de protesta).
Centrándonos más en el hecho de que Oreshkin implicó incluso a Internet en la exasperación de los alborotadores de Biryulevo, Fedotov lo ha atacado además por reciclar la desconfianza del Kremlin en los internautas y por negarse a abrazar la debilitada legitimidad en torno a los rivales políticos:
[…] куча таинственных намеков о «круге специальных товарищей», преувеличение злокозненной роли интернета и полное неверие в то, что люди могут выйти на улицу сами, просто потому что «достало».
[…] hay un puñados de indicios misteriosos (en los comentarios de Oreshkin) sobre «un circulo especial de amigos», la exageración del traicionero papel de Internet y una profunda creencia en que la gente debería salir a la calle, simplemente porque ya «han tenido suficiente».
La cuestión étnica promete distanciar y exasperar a los blogeros y a los opositores más ahora y en las próximas semanas que en los meses y años anteriores. Aparte de un breve disturbio el pasado julio en la pequeña ciudad de Pugachyov, el movimiento de oposición posdiciembre 2011 no ha padecido ninguna explosión de las tensiones étnicas.
Con Biryulevo, los que mueven los hilos en Moscú se enfrentan ahora a una gran agitación política y a los demonios que ellos mismos han creado.