El presidente filipino declaró [en] un estado de calamidad nacional después de que el supertifón Haiyan (Yolanda) dejó una estela de destrucción en varias importantes islas de la región Visayas. Comunidades enteras fueron arrasadas luego de que el oleaje de una tormenta con forma de tsunami azotó las provincias de Leyte y Samar. Se teme que hay más de 10,000 muertos.
Los caminos quedaron intransitables durante muchos días y las líneas de energía siguen sin funcionar. La situación en pueblos remotos queda ahora revelada a través de los informes de periodistas y rescatistas. Las fotos de estos informes revelan más historias de devastación y sufrimiento.
El reportero David Yu Santos documentó [en] la situación en Guiuan, al Este de Samar, el primer pueblo asolado por el tifón Haiyan. A continuación, algunas fotos de su cuenta de Facebook:

Una mujer lava ropa en medio de los escombros luego de la tormenta. Foto de David Yu Santos, Facebook

Los habitantes buscan materiales valiosos en Guiuan, Este de Samar. Foto de David Yu Santos, Facebook
Por su parte, Kashmer Diestro de la isla Panay, compartió algunas fotos que muestran el impacto de Haiyan en ciudad Roxas:

Un triciclo pasa por una estación de gas en ruinas en ciudad Roxas. Foto de Kashmer Diestro, Facebook
Debajo, una foto de Twitter de voluntarios que escriben mensajes de solidaridad a las víctimas del tifón:
Touching. Volunteers write encouraging messages on plastic bags of relief goods for #YolandaPH victims @News5AKSYON pic.twitter.com/54u87BqSDa
— Patricia Ann Roque (@trish_roque) November 11, 2013
Conmovedor. Los voluntarios escriben mensajes de aliento en bolsas de plástico de artículos para las víctimas de #YolandaPH.
Las mascotas también murieron durante la tormenta:
Even pets paid a toll pic.twitter.com/fnW2uYQhjl
— Jim Edds (@ExtremeStorms) November 10, 2013
Hasta las mascotas pagaron el precio.
El teniente coronel Fermin Carangan del ejército filipino narró [en] su odisea durante la tormenta:
…nos dimos cuenta de que el agua estaba entrando lentamente a nuestra oficina, así que volvimos a salir. Entonces de repente, vimos que el agua crecía y crecía, hasta que nos vimos obligados a llegar al techo del edificio. Tuvimos que hacer agujeros en el techo solamente para llegar hasta ahí, y yo fui el último.
De repente, el edificio se derrumbó y vi a mis hombres caer al agua que crecía y en fuertes vientos. Tampoco había ya techo encima del edificio. Pude agarrarme a un trozo de madera – un pedazo que saqué a la fuerza justo antes de que me llevaran las olas y la corriente.
En el mar, pasamos por otro infierno. Nos golpeaban las olas, enormes olas de todas las direcciones. También nos vimos arrastrados por vientos turbulentos. Y no pudimos evitarlo, bebimos mucha agua salada.
Muchos se ofrecieron como voluntarios en teletones para recaudar donaciones para las víctimas. Phillip Willard Medalla describió su experiencia como voluntario [en]:
Hablé con cientos de personas que llamaron. En la mayoría de los casos, me sorprendí con los ojos llorosos mientras sonreía con una voz emocionada pero tembloroso debido a las historias de tragedia y desesperanza, y expresé voluntad de donar y ayudar también. La verdad es que ha habido muchas donaciones pero hay muchas más víctimas que necesitan AYUDA.
Yeb Sano, principal negociador del gobierno de Filipinas en la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas en Polonia, dio [en] un apasionada discurso sobre llegar a suscribir una pacto climático. Hizo referencia al desastre del tifón que azotó al país:
Debemos dejar de calificar a estos hechos como desastres naturales. No es natural cuando la gente sigue luchando para erradicar la pobreza y perseguir desarrollo y se ve golpeada por la arremetida de una tormenta monstruosa ahora considerada como la tormenta más poderosa en tocar tierra. No es natural cuando la ciencia ya nos dice que el calentamiento global inducirá tormentas más intensas. No es natural cuando la especie humana ya ha cambiado profundamente el clima.
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