Cuando los niños de la tercera cultura crecen

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 Cumbre de Global Voices en Nairobi, Kenya, 2012

Muchos de los que crecimos en países que no eran «la patria» de nuestros padres, o tenemos padres de diferentes nacionalidades, fuimos catalogados como niños de la tercera cultura [en]. El trabajo y la vida de nuestros padres nos hicieron conocer muchos países y algunos vivimos en distintos continentes a lo largo de nuestra infancia; aprendimos a hablar muchos idiomas y a movernos constantemente entre culturas, adoptando hábitos de aquellas que incorporamos como propias. Muchas personas nos consideran afortunados y, en buena medida, lo somos.

Pero, ¿qué pasa con los niños de la tercera cultura cuando se convierten en adultos? Cuando llega el momento de asentarnos en un lugar (al menos por un tiempo), tener hijos, construir una vida y echar raíces, los niños de la tercera cultura pasamos a veces por momentos difíciles en la transición hacia el ser adulto de una cultura. A pesar que muchos de nosotros deseamos en ocasiones haber nacido y crecido en el mismo lugar, haber tenido una habitación y un jardín que nos recordara la niñez y lo que otra gente llama «hogar», simplemente no sabemos cómo pertenecer a un lugar o a un idioma.

Y es aquí donde la Web entra en juego, y por eso encontrarán a muchos de los que fueron niños de la tercera cultura, ahora adultos de la tercera cultura, participando y progresando en Internet. Trabajan en comunicaciones, en la industria tecnológica, los medios internacionales, las organizaciones de activistas y todo tipo de actividades que se desarrollen o prosperen gracias a Internet. En el ciberespacio, donde todos los lugares, los idiomas y las culturas están a nuestro alcance, nos sentimos en casa.

Global Voices es un ejemplo perfecto. Me uní a Global Voices cuando nuestra excelente ex-editora para Europa Central y del Este, Veronica Khokhlova [en], encontró mi blog personal, escrito en inglés, sobre «la vida en el limbo expat-repat» en Belgrado, Serbia.

Déjenme aclarar (si es posible en este caso): Nací en España, mis padres eran expatriados serbios, crecí más que nada en Portugal, salvo por tres años que pasé en Kuwait, donde aprendí el inglés en el que escribo. También paso mucho tiempo yendo y viniendo de EE.UU. donde vive parte de mi familia. Mis idiomas nativos son el serbio (croata, bosnio), portugués, inglés; pero también hablo español, italiano y puedo leer y entender macedonio, francés, rumano, búlgaro, ruso, ucraniano y algunos otros. Aunque no tenía mucho tiempo libre, me encantó unirme a Global Voices como escritora en inglés, como miembro del equipo de lengua serbia y del equipo de lengua portuguesa.

Después de dos años de ser voluntaria, Global Voices me invitó a reunirme con nuestros más activos escritores, editores y colaboradores en la Cumbre Bianual de Medios Ciudadanos de Global Voices 2012, en Nairobi, Kenia. Confieso que Kenia era uno de esos países a los que realmente deseaba ir, pero no lo había hecho antes. Lo que encontré allí, sin embargo, no era en absoluto lo que esperaba. Durante cinco largos y excitantes días, llenos de actividades, estuve en el paraíso de los adultos de la tercera cultura.

El primer día de la Cumbre, un miembro del equipo de GV italiano, Abdoulaye Bah [en], nativo de Guinea y ciudadano italiano, se acercó a mí por detrás y me dijo: «Dobar dan» (buen día), en perfecto serbio. Muchos africanos estudiaron en la vieja Yugoslavia y ya me había encontrado con muchos de ellos en distintas partes del mundo, pero fue una grata sorpresa encontrarme a uno en GV. La vida de Abdoulaye es más que interesante. Abdoulaye ya contó la fascinante historia de su huida de su país natal y la llegada a Italia, donde trabajó para las Naciones Unidas. Lo que no había contado es que antes estuvo en Belgrado, Serbia, y terminó allí la secundaria. Pasamos un largo rato recordando su adolescencia y la Yugoslavia de Tito, un nuevo recuerdo que hilvanamos juntos y que no sucedería en otro lugar.

Otro día fuimos a ver un partido de la Copa Mundial en un local de Burger Joint, en Nairobi. Para ese entonces, muchos de los miembros de GV con los que estuve, me habían escuchado hablar en diferentes idiomas y ya no entendían de dónde era. En el entretiempo salí a fumar un cigarrillo y a hablar de política internacional, tema en el que uno cae fácilmente en una reunión de GV. Cuando volví a la mesa, junto con otros adultos de la tercera cultura de por lo menos cinco países, Rafael Tsavkko [en], brasileño nacido en Portugal y nuestro teórico interno de la conspiración, preguntó en su portugués nativo por una persona. Instintivamente respondí en portugués que estaba fumando afuera. Rafael empezó entonces una de sus divertidas escenas y vociferó: «¡¡¡Quééééé!!!, ¡¡¡También hablas portugués!!!» y siguió con la teoría de que yo podría ser una agente secreta, que no podía haber secretos para mí y que probablemente era la única persona que sabía lo que cada uno estaba diciendo del otro. Todo en broma, claro, así que respondí que yo había sido preparada en mi infancia para formar parte del contraespionaje, pero quedé sin trabajo cuando terminó la Guerra Fría. Un nuevo recuerdo que no sucedería en otro lugar.

Y al final, en la fiesta de la última noche, Elena Ignatova de Macedonia, Tetyana Bohdanova de Ucrania y yo estábamos hablando en un rincón. Parecería una cosa normal, salvo que cada una de nosotras estaba hablando en su propio idioma y como estábamos familiarizadas con el tema, nos entendíamos perfectamente bien. En un momento vimos que el co-fundador de GV, Ethan Zuckerman [en], estaba cerca de nosotros y hacía esfuerzos por escuchar. Lo llamamos para que se uniera al grupo y él dijo que solo estaba tratando de entender en qué idioma hablábamos y que no lo podía descubrir. Cuando le explicamos que cada una de nosotras hablaba en su propio idioma hizo un gesto de sorpresa, y luego con una gran sonrisa dijo algo como: «Precisamente de esto se trata Global Voices».

La noche terminó como es tradicional de GV, cantando todos con nuestros diferentes acentos y a capella una desafinada versión de la «Rapsodia bohemia» de Queen. Porque aquí, en este punto de la Web, que es un collage de diferentes culturas y puntos de vista, es donde terminan los niños de la tercera cultura cuando crecen.

Danica Radisic es consultora de comunicación empresarial, escritora, bloguera y poeta. Cuando no dedica alegremente su tiempo a Global Voices, como editora de Europa Central y del Este; retoma su papel de madre de dos hijos. También es Directora General de Krazy Fish Consulting [en]. En Twitter, es NikiBGD.

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