La Dirección Nacional de Béisbol cubana dio a conocer una nueva circular [1] que ha provocado la indignación de los amantes del deporte nacional: se prohíbe «la música generada por congas, orquestas y otros instrumentos musicales como trompetas durante el desarrollo del juego».
Según la directiva, «se exonera de ello los entreinnings, léase minutos de descanso por entrada y salida de los equipos al terreno».
Las reacciones no tardaron en llegar a los blogs, las redes sociales y los comentarios en medios de prensa nacionales. La columna Strike 3 [2], del periodista cubano Michel Contreras, cuenta actualmente con más de 400 comentarios sobre el tema. «Qué pronto quieren convertir los juegos alegres en funerales, somos cubanos y la música corre por dentro», señala Erik Fundora.
La nueva circular refiere que,
las congas están interfiriendo en la concentración de los jugadores» e inciden negativamente en «las efectivas comunicaciones de las direcciones de los equipos con los atletas en el terreno, afectando también en las transmisiones de la televisión y de radio.
De acuerdo con el comentarista Lafb, la Dirección Nacional de Béisbol:
debe enfocar sus preocupaciones a otras situaciones que viene afectando negativamente a nuestro pasatiempo nacional y dejar las congas ahí, que ya son un icono en nuestro béisbol.
Según Pepecito,
nosotros vamos al estadio a divertirnos y a gozar de lo lindo, el equipo de Santiago no es Santiago sin su conga, que se revuelva el panal y suene el carnaval de Laritza Bacallao que fiesta es lo que hace falta.
Para Alejandro Ulloa [3], autor de Esquinas, el estadio sin conga «es como si asistiéramos a una función de ballet muda, en la que solo habrá música en los intermedios».
Un post [4] publicado esta semana en Bloggers Cuba llamó la atención sobre el aumento de prohibiciones en los últimos tiempos en el país:
La pelota es un espectáculo. Los fanáticos o seguidores de un equipo, son el décimo jugador. Para nadie es secreto que una afición entregada contagia e inspira al pelotero, y también desestabiliza al contrario. Limitar esta entrega es poner otro cerrojo a la ya escasa participación de público en los estadios cubanos.
Hace apenas unos meses se aprobó en Cuba una nueva política de remuneración para atletas, entrenadores y especialistas del deporte [5] que regula el pago profesional por la práctica de la actividad deportiva a los deportistas de alto rendimiento, el pago por resultados deportivos en los principales certámenes competitivos, la homogenización y generalización de la entrega de los premios, tanto individuales como colectivos, de los premios en metálico alcanzados, y la posibilidad para los deportistas cubanos en activo de contratarse en el exterior sin desvincularse, necesariamente, del movimiento deportivo nacional.