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Ha pasado casi un mes desde que el supertifón Haiyan (Yolanda) arrasó el centro de Filipinas. Varios pueblos fueron completamente destruidos por la tormenta, que mató a más de 5,000 [en] personas y dejó a millones sin hogar. Los sobrevivientes del tifón incialmente reclamaron la llegada tardía de comida, agua, medicina y más ayuda urgente. Los asentamientos lejanos carecieron de atención debido a vías dañadas y otros problemas logísticos.
Respondiendo a las críticas el gobierno nacional aseguró al público que está haciendo todo lo posible para extender la ayuda a todas las víctimas del desastre. La gran destrucción causada por Haiyan inspiró un esfuerzo global de asistencia y rehabilitación. En Filipinas, miles de voluntarios contribuyeron con centros de asistencia y mudanzas. Muchos viajaron a las villas devastadas por el tifón, donde documentaron el alcance del daño hecho por Haiyan y ayudaron simultáneamente a los refugiados.
Estos voluntarios pudieron compartir fotos, videos e historias sobre lo que vieron en Samar y Leyte. Su documentación validó reportes tempranos sobre el impacto mortal de Haiyan y la lenta respuesta de las dependencias gubernamentales. Compartimos cuatro historias desde los lugares de los hechos:
1. Michael Beltran describió [en] la escena en las afueras del aeropuerto de Tacloban. Tacloban es la capital de Leyte y el epicentro de la catástrofe causada por el tifón:
La primera imagen de nuestra semana en Leyte fue la de un aeropuerto con gente temblorosa y hambrienta en un lado, ignorada por los militares y marina estadounidense, y cajas y cajas de donativos en el otro. Además de estructuras físicas que apenas están de pie, lo que más me impactó fueron el césped y los árboles. Sin pigmentación alguna, de pie, secos, sin barro… solo naturaleza muerta por doquier; árboles con ramas y hojas, tiesas en la dirección contraria a la del viento del supertifón. Esta imagen se fija en tu mente justo antes de darte cuenta del olor.
2. El activista Renato Reyes llegó a la tardía recolección [en] de cadáveres en la ciudad:
Después de las imágenes de las bolsas para cadáveres en el mercado callejero de Tacloban, no fotografié más. Tenía que entender el hecho de que dos semanas después del Tifón Haiyan todavía había cuerpos en proceso de rescate, gente viviendo cerca de cadáveres y el esfuerzo del gobierno nacional en disminuir las cifras de víctimas y ocultar cualquier incompetencia oficial al enfrentar la calamidad.
3. Se están levantando [en] carpas y asentamientos precarios en Samar y Leyte, escribió el ambientalista Leon Dulce:
Personalmente vimos las carpas y asentamientos precarios levantados entre las ruinas, en medio de lluvia incesante. Los pescadores perdieron todos sus botes e implementos tras las marejadas causadas por la tormenta y los agricultures solo pueden contemplar hectárea tras hectárea de cocotales arrancados de raíz y campos de arroz inundados.

Para impedir saqueos fue impuesto un toque de queda en varios pueblos afectados por el tifón. Foto de Antonio Tinio

La electricidad volverá en dos o tres meses. Mientras tanto, los cables eléctricos sirve para aquellos que necesitan secar sus ropas. Foto de Antonio Tinio
4. Miles de sobrevivientes están abandonando Samar y Leyte.
Muchos están migrando a Manila y otros centros urbanos como Davao. El profesor Mae Fe Templa explicó cómo la migración [en] también refleja la pérdida de confianza en el gobierno:
La migración de sobrevivientes ilustra el creciente problema de la pérdida de confianza de la gente en su gobierno. El traslado de sobrevivientes desde Leyte hasta cualquier lugar indica dos cosas: una, la inacción gubernamental ante la desconfianza de sus ciudadanos. Dos, la iniciativa de la gente de transformar sus condiciones de vida bajo condiciones de pobreza extrema y cambio climático.

Un objeto rescatado en Balangkaya, Samar oriental, fue una máquina de escribir. Foto de April Val Montes
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