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Siria: Las mujeres libres de Daraya

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Siria, Guerra y conflicto, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Mujer y género, Protesta
Syrian women raise the Syrian revolution flag. Photo source: Syria Untold [1]

Mujeres alzan la bandera de la revolución siria. Fuente: Syria Untold

Este post se publicó originalmente en Syria Untold [1] [en].

Daraya, la ciudad siria en las afueras de Damasco donde nacieron renombrados militantes pacifistas tales como Ghiath Matar y Yahya Sherbaji, se erige como símbolo del movimiento no-violento sirio. También conforman este movimiento social espontáneo las Mujeres Libres de Daraya [2][en], un grupo de mujeres que participaron de numerosas protestas e iniciativas desde los inicios del levantamiento, allá por la primavera de 2011.

“Antes del levantamiento, no nos conocíamos”, dijo una de las mujeres durante una entrevista con Syria Untold. “Nos unieron las manifestaciones que llevaron a tantas personas a las calles en reclamo de libertad y justicia”.

Parte de este grupo, clave en la fase inicial del levantamiento, había participado de iniciativas civiles con anterioridad. Ya en 2003, mujeres y hombres jóvenes de Daraya habían trabajado en varias campañas como, por ejemplo, los comités ciudadanos de limpieza y las manifestaciones en contra de la invasión estadounidense a Irak. Contribuyeron a la fundación de lo que, más tarde, en el marco de los levantamientos árabes, se conocería como el Movimiento Civil Sirio. Ya en ese entonces, el movimiento constituía una amenaza para el régimen, que procedió al arresto de varios de sus integrantes.

La primera campaña en que este grupo de mujeres se destacó del resto del movimiento fue un plantón en abril de 2011, en el que exigían la liberación de los presos de conciencia. Para ese entonces, el régimen había incrementado el nivel de represión contra los manifestantes pacíficos. De hecho, cientos de activistas fueron arrestados, torturados y asesinados. En esta primera protesta, las Mujeres Libres de Daraya también se convirtieron en uno de los blancos del régimen, que ordenó abrir fuego contra ellas. 

Los intentos por silenciarlas no les impidieron participar activamente de otras campañas, tales como la importante manifestación que se conoció luego como el Gran Viernes y que sería seguida por el Sábado Negro, día en que el régimen arrestó y asesinó a cientos de manifestantes.

A medida que la situación en el lugar de los hechos se tornaba más difícil y conllevaba más riesgos para los activistas, el grupo comenzó a organizar encuentros para planificar sus estrategias. Estas reuniones se centraban en aspectos tales como la comunicación y ofrecían talleres a aquellas mujeres que quisieran exigir y promover cambios en su país. Esto llamó la atención de muchas otras mujeres que, si bien no estaban dispuestas a concurrir a las manifestaciones, deseaban contribuir de otra forma.

Las reuniones condujeron a la profesionalización del trabajo del grupo, que procedió a la distribución de tareas como comunicaciones y relaciones públicas, fotografía, atención humanitaria y psicológica mientras registraba todas sus actividades en el sitio web del grupo.

Mientras que el régimen incrementaba la presión, arrestaba a renombrados militantes pacifistas como Ghiath Matar y bombardeaba la ciudad para acallar las protestas, las Mujeres Libres de Daraya seguían desarrollando su labor en el lugar. En Navidad, decoraron un árbol [3]con los nombres de los detenidos de las cárceles sirias, recolectaron las cartas de sus madres e hijos y las desplegaron en un gran cartel, en la calle. También contribuyeron con otras campañas de base social, que incluyeron asistencia humanitaria de emergencia y la publicación del periódico local Las uvas de mi país [4] [en] («Enab Beladi» en árabe).

El grupo también invitó a mujeres de otras ciudades, como Saydnaya, a conformar un frente común contra los intentos del régimen de dividir a los sirios y encender el sectarismo en una sociedad rica y diversa. 

Cuando la ciudad fue sitiada en noviembre de 2012, a la mayoría de las mujeres se las obligó a abandonar Daraya. Muchas regresaron meses después y encontraron la ciudad devastada y su pueblo, masacrado. Lejos de desistir de su labor, se enfocaron en la gran cantidad de personas que necesitaban comida y ayuda. Varias debieron enfrentar arrestos a manos del régimen.

Hoy en día, la mayoría de las mujeres permanecen en prisión o fueron obligadas a abandonar el país. No obstante, continúan trabajando en temas relacionados con los derechos de las mujeres, ya sea en Egipto o dentro las cárceles sirias. Mientras tanto, anhelan el regreso a Daraya, la ciudad que se enfrentó a la tiranía a través de de la no-violencia.

Este post se publicó originalmente en Syria Untold [1] [en].