Programas voluntarios — ¿Fortalecen o explotan?

Este artículo de Angilee Shah para The World apareció originalmente [eng] en PRI.org el 19 de diciembre de 2013 y se reproduce como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Darle tiempo a una causa en la que crees puede ser extremadamente gratificante. Como explicó Demba Kandeh, trabajador voluntario en Gambia, “el voluntariado es algo bello”.

Pero, ¿cuándo los programas voluntarios fortalecen y cuándo explotan? ¿Esta clase de fuerza laboral beneficia a las comunidades? Simplemente, los servicios esenciales no se brindarían si no fuera por los voluntarios, como varias personas le dijeron a Amy Costello en su investigación de trabajadores voluntarios del sector salud en Senegal.

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Laura Morris, 28 años, editora de Rising Voices [en] en París, pasó cinco meses como voluntaria para una pequeña ONG en Phnom Penh, Camboya, y siete meses como voluntaria para una organización que brinda cuidados a personas mayores en Londres. Morris dice que entiende por qué la organización camboyana no le pagaba —era la única extranjera y simplemente no hubieran podido pagar su salario— pero cree que la entidad sin fines de lucro de Londres simplemente se aprovechó de un duro mercado laboral y le dio un trabajo que debió haber sido hecho por un trabajador remunerado.

«Yo era voluntaria, así que fue mi decisión trabajar para ellos, pero también me pidieron hacer trabajo por el que de todas maneras me debieron haber pagado, mucho más que a un principiante», dice Morris.

Demba Kandeh, 26 años, es un periodista en Gambia, país de África Occidental, que es voluntario de Humanity First, una organización internacional de desarrollo y ayuda. Cree que es apropiado —y necesario— que las entidades de caridad pequeñas en países pobres dependan de trabajo voluntario.

«Los países pobres como Gambia o pequeñas ONG no pueden costear personal pagado para todo el trabajo que realmente hacen. Y todo ese trabajo es realmente hermoso, y la única manera de seguir es a través voluntarios», dice Kandeh.

Andrea Coleman, 66 años, es cofundadora y presidenta ejecutiva de Riders for Health, una organización internacional sin fines de lucro que administra ambulancias y otros transportes relacionados con servicios de salud en siete países africanos. Su organización no depende de voluntarios. Ella cree que las grandes ONG deben pagarle a sus trabajadores.

«No puedo pensar en una razón por la que las ONG internacionales recluten voluntarios y no les paguen», dice Coleman.

Faisal Kapadia

Faisal Kapadia, 38 años, se califica como un «trabajador accidental de socorro». Ayudó a iniciar la organización voluntaria SA Relief en 2005 luego de que un gran terremoto azotara el norte de Pakistán. Dice que usar voluntarios permite a su organización movilizarse y tomar decisiones rápidamente sin tener que esperar la aprobación de una oficina central distante. «Un estructura voluntaria agrega gran flexibilidad», dice. «Siento que un grupo de personas que trabajan juntas en una situación de ayuda es mucho mejor que una estructura formalizada porque reacciona más rápido».

Jamal Badr

Jamal Badr, 33 años, es voluntario en el comité ejecutivo de Hemmat Shabab, organización de desarrollo con enfoque juvenil, que ayuda a familias pobres en Yemen. Badr dice que su organización lucha por retener voluntarios porque no puede ofrecer ni gratificaciones simples como transporte o comida. Dice que su entidad de caridad recurre a voluntarios conectándose con sus valores culturales. «Hablamos acerca del Islam, que anima a la gente a hacer trabajo voluntario», dice Badr. «Pero nunca les decimos a las personas que les vamos a pagar. No tenemos dinero. Esa es la realidad».

Eduardo López Therese

Eduardo López Therese, 64 años, fue voluntario para la Cruz Roja Peruana durante casi 30 años, dando ayuda en emergencias y apoyo a los sobrevivientes de desastres. No son solamente las entidades de caridad las que se benefician de los programas de voluntarios, dice. Algunos voluntarios se benefician de su trabajo para entidades de caridad. López Therese dice que ha visto a médicos voluntarios usar a la Cruz Roja para tener nuevos pacientes para sus consultorios privados. «Nunca pensé en aprovecharme de las personas a las que ayudé», dice López Therese.

Marietta Le, 26 años, es una periodista que trabaja para Átlátszó, una ONG húngara que investiga corrupción en el gobierno. La organización depende de voluntarios. Dice que los voluntarios brindan más que trabajo gratuito; ayudan a difundir los esfuerzos de la organización y quieren realmente ser parte de los éxitos de la organización.

«Puedes incluir a más personas en tu trabajo. Es una especie de promoción o defensa para nuestro trabajo», dice. «Los voluntarios pueden decir que ayudaron a Átlátszó con una historia que ayudó a combatir la corrupción en Hungría».

Vera Weghmann, 28 años, fue voluntaria para War on Want en Londres durante seis meses en 2012. Dice que demasiados programas de voluntarios reemplazan trabajos de principiantes con voluntarios y pasantes a los que no les pagan. Esto contribuye a lo que llama la «elitización del sector sin fines de lucro», lo que crea un ambiente en donde solamente personas con medios financieros pueden darse el lujo de adquirir la experiencia de trabajo que se necesita para tener un empleo.

«No estoy en contra del voluntariado en general», dice. «Pero sí creo que necesitamos distinguir entre voluntariado que es voluntariado y voluntariado que es un abuso de trabajo no remunerado».

¿Ha sido voluntario para una organización sin fines de lucro? Comparta sus experiencias y siga la convversación bajo la etiqueta #TrackingCharity en Twitter.

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