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¿Privacidad vs. Libertad de Expresión? Cuestionando el conflicto

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Privacidad, Vigilancia, GV Advox
Cartoon by Doaa Eladl via Flickr, Web We Want ( CC BY-SA 2.0)

Caricatura de Doaa Eladl via Flickr, Web We Want ( CC BY-SA 2.0)

“La censura no importa, la vigilancia es el problema real”. Este fue el tema de un panel en el IV Encuentro de Bloggers Árabes llevado a cabo en Amman, en enero de 2014 – Fue uno de los paneles más emocionantes en los que he estado. Yo discutí en contra de este supuesto, contrarrestando con el hecho de que la censura sí importa y continuará importando porque viola nuestro derecho fundamental a la libre expresión. Pero también apunté a que la vigilancia viola otro derecho fundamental – el derecho a la privacidad.

A lo largo de mis años como periodista, investigador de medios y activista, he visto a muchos colegas analizar la dicotomía entre privacidad y libertad de expresión. Pero esto puede conducir a menudo a un punto muerto. Estos valores pueden y deben frecuentemente coexistir sin la necesidad de que uno suprima al otro. Sin embargo, ocasionalmente, estos derechos pueden entrar en conflicto entre sí.

Privacidad y libertad de expresión son simplemente dos de los muchos derechos humanos universales, los cuales incluyen el derecho a la educación, el derecho a la seguridad, el derecho a la paz, el derecho a la práctica religiosa, etcétera.

Un ejemplo típico son los reportajes y noticias sensacionalistas en los que los paparazis abusan de su derecho a la expresión publicando fotos de políticos desnudos en sus propios dormitorios. En este caso, el derecho a la privacidad está siendo violado por el ejercicio de la libre expresión. Igualmente, también podría discutirse que el derecho a la libertad de expresión ha sido sobrepasado por la protección de la privacidad (y seguridad), tal como lo demuestra el ocultamiento de información clave sobre el programa de vigilancia de la NSA – información considerada como secreto de estado por su presunto papel en la protección de la seguridad nacional.

Sin embargo, a menudo encuentro que la vigilancia termina convirtiéndose en una forma de censura. Cuando cámaras tipo CCTV (circuito cerrado de televisión) son usadas para monitorear actividades de un usuario en Internet en cibercafés, los usuarios mismos pueden autocensurarse solo para asegurarse de no tener problemas. Esta fisura en su privacidad representa una violación directa a su derecho de expresarse libremente.

Para mí, nada fue más devastador que ver cómo me quitaban el derecho a expresar mis puntos de vista. Esto pasó cuando mi sitio web YemenPortal.net fue censurado por las autoridades yemeníes en el 2008. Fue un sentimiento terrible de privación de uno de mis derechos básicos. Sabía que era sólo uno de los millones de personas en Yemen y el mundo árabe cuyo derecho a la libre expresión estaba siendo violado a través de la censura.

Para aquellos que viven en sociedades occidentales donde la libertad de expresión está protegida por garantías constitucionales que previenen ampliamente sobre leyes que pueden coartar la libertad de expresión, la censura no es tan común y por eso la vigilancia puede resultar una prioridad. Sin embargo, creo que a nosotros en el mundo árabe todavía nos cuesta hacer que nuestras voces sean escuchadas. No puedo aceptar la idea de que la lucha se haya desplazado al tema de la vigilancia, dejando de lado la libertad de expresión. Aunque éste puede ser el caso de lugares donde la censura es limitada o inexistente, no es ciertamente aplicable a muchos países que viven bajo leyes autoritarias.

Privacidad y libertad de expresión son simplemente dos de los muchos derechos humanos universales, los cuales incluyen el derecho a la educación, el derecho a la seguridad, el derecho a la paz, el derecho a la práctica religiosa. Si miramos atrás en la historia, encontramos que la mayoría del tiempo el derecho a la libertad de expresión precedió al derecho a la privacidad. Como animales sociales, los humanos hemos dependido de nuestra necesidad de comunicarnos y abrirnos hacia los demás para sobrevivir y prosperar. Mientras la urgencia de comunicarnos e intercambiar pensamientos nos ha acompañado por un periodo de tiempo extremadamente largo, la necesidad de tener privacidad es relativamente nueva; no obstante, se ha vuelto cada vez más aceptada con el crecimiento de las poblaciones.

No es natural para algunos preferir estar en total privacidad que poder hablar libremente. La noción de que la libertad de expresión no es tan importante como la protección de la privacidad es injustificable. Después de todo, en una celda en cualquier área desértica tengo toda la privacidad necesaria pero no puedo llegar a las personas en el mundo para decir lo que quiera. Nacimos libres, con el deseo de hablar claro y libremente para expresar nuestras quejas, necesidades y deseos.

La importancia de la privacidad para ambos, activistas árabes y ciudadanos por igual debe ser reconocida. Sin embargo, proteger la privacidad usando un enfoque puramente tecnológico a través del uso de herramientas anónimas como Tor no es suficiente. La tecnología no resolverá un problema tan arraigado y complejo como el de la vigilancia, y una posición tecnológicamente determinista al respecto no ayuda – después de todo, en países árabes (y en muchas otras partes del mundo) la vigilancia es tan preponderante en la vida real como lo es en Internet.

Proteger la libertad de expresión y la privacidad requiere más que microprocesadores – requiere seres humanos dispuestos a levantarse y cambiar políticas gubernamentales, practicas, creencias culturales equivocadas, y otros problemas muchos más arraigados. Se debe tomar un enfoque más comprensivo en el que la libertad de expresión y la privacidad – junto con los demás derechos fundamentales – necesiten ser garantizados, sin que se comprometan el uno al otro. Sé que únicamente reconociendo la complejidad del problema podremos estar a la altura para resolverlo.