Alexey Navalny y sus sorprendentes deducciones como cibernauta. Navalny representado como Sherlock Holmes, a la izquierda, y Maxim Liksutov, a la derecha. Fotomontaje de Kevin Rothrock.
Alexey Navalny, el destacado bloguero ruso anticorrupción, está provocando la agitación una vez más con su última publicación en línea [1] [ru], una serie de acusaciones contra Maxim Liksutov [2] [ru], el multimillonario director del Departamento de Transportes y Tráfico de Moscú. Navalny presentó registros de acciones que indicaban que Liksutov había vendido sus acciones a su esposa en un intento de evadir una ley federal contra la propiedad de activos extranjeros. Navalny también sostuvo que algunos de los activos de Liksutov, como Transgroup Invest AS [3] [en], son empresas matrices con intereses relacionados con el transporte que han creado conflictos de interés. Liksutov negó haber violado ninguna ley señalando que su mujer y él se habían divorciado el 26 de junio de 2013, hecho que confirmó el ayuntamiento de Moscú.
Maxim Katz, gurú del transporte y asesor frecuente de Moscú, respondió [4] [ru] con cierta hostilidad a las acusaciones de Navalny contra Liksutov. Curiosamente, Katz también fue asesor en la campaña a la alcaldía de Navalny el pasado otoño, lo que le ha permitido ganar experiencia laboral con los dos hombres. En una publicación de LiveJournal del 16 de enero de 2014, Katz negó cualquier tipo de lealtad a Liksutov, pero afirmó que todavía no estaba convencido de los alegatos de Navalny. Insistiendo en que la ley en cuestión era “idiota”, Katz desestimó las diversas maniobras inversionistas de Liksutov.
Alexander Vinokurov, otro próspero empresario ruso propietario de agencias mediáticas liberales como TV Rain, Slon.ru o la revista Bolshoi Gorod, se hizo eco de este sentimiento en Twitter:
Если честно, не вижу ничего плохого в том, чтобы наши госслужащие владели заграничными счетами, акциями, домами. Проблема Ликсутова… =>
— Винокуров Александр (@Vinokurov12) January 16, 2014 [5]
=>… только в конфликте интересов. Ну, и еще в Госдуме, которая принимает такие законы, что людям приходится разводиться.
— Винокуров Александр (@Vinokurov12) January 16, 2014 [6]
Si he de ser honesto, no veo nada de malo en que nuestros funcionarios posean cuentas, acciones o casas en el extranjero. El problema de Liksutov está solo en el conflicto de intereses. Y ese es el problema de la Duma, que adopta leyes que fuerzan a la gente a divorciarse.
Sobre la cuestión del conflicto de intereses (que en ese momento Navalny también enfatizó al aclararse el asunto del divorcio), Katz reconoció que semejante corrupción daría motivos para la destitución de Liksutov, pero afirmó que el registro mostraba que Liksutov no había involucrado a sus empresas en ningún contrato sospechoso. Ciertamente, uno de los activos de Liksutov, Transmashholding, hizo una oferta [7] [ru] en diciembre de 2012 para fabricar tranvías para Moscú, aunque había perdido frente a otro postor.
Aunque Navalny y su cuenta en LiveJournal son ciertamente responsables por poner a Liksutov en las noticias de esa semana (tal vez para provocar su futuro final en el departamento de transportes), los problemas para el multimillonario se habían estado fraguando durante meses. El pasado setiembre de 2013, periodistas estonios habían nombrado a la esposa de Liksutov, Tatiana, la mujer más rica de Estonia [8] [et], lugar en el que Transgroup Invest AS tiene su sede. El incidente despertó la atención por el intercambio de acciones de la pareja, cuando en aquel momento ninguno de los dos había pedido el divorcio. De hecho, el 30 de setiembre de 2013, el analista político ruso Alexander Pozhalov incluso observó en una publicación en Facebook [9] [ru] que el anuncio de los estonios debería haber empujado a los periodistas rusos a estudiar si Liksutov había quebrantado alguna ley.
Hasta la semana en que se publicó este artículo, Liksutov había estado fuera del radar. Pero, como todos los rusos saben, donde los medios fracasan al informar sobre los funcionarios, ahí interviene Alexey Navalny.