- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

El cine iraní: ¿Historia de amor sin besos?

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Irán, Arte y cultura, Cine, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Religión
A Separation

Leila Hatami y Peyman Moadi en «La Separación.» Crédito: Habib Madjidi/Sony Pictures Classics

Este artículo e informe radial de Shirin Jaafari [1] [en] para The World apareció por primera vez en PRI.org [2] [en] el 13 de febrero de 2014 y se republica como parte de un acuerdo de contenido compartido.

Para toda película que se muestre en Irán, los directores deben seguir las estrictas leyes islámicas.


Los personajes masculinos y femeninos no pueden tocarse. Las mujeres deben cubrir su cabello en todo momento.

Jamsheed Akrami [3] [en], director iraní radicado en los Estados Unidos, pregunta: “¿Puedes imaginarte cuántas historias no puedes contar como cineasta si no puedes mostrar el mínimo contacto físico entre miembros del sexo opuesto?”.

Akrami pasó cinco años entrevistando a una docena de cineastas, actores y actrices iraníes, lo que resultó en su más reciente documental: “El cine del desencanto».

Todos se quejan de lo difícil que es contar una historia en el cine cuando deben seguir todos los códigos islámicos.

Agrega: “No sólo me refiero a la temática romántica, sabes, estamos hablando de situaciones en las que ni siquiera puedes mostrar afecto paternal, o un médico hombre, por ejemplo, no puede mostrarse examinando a una paciente mujer”.

Uno de los directores que Akrami entrevista en su documental es Bahman Farmanara. Explica cómo resolvió el desafío que representó una escena en su película “A Little Kiss”.

Dice: “Hay una secuencia en ‘A Little Kiss‘ en la que el padre, luego de estar en Suiza durante 38 años, ha regresado repentinamente porque su hijo se ha suicidado y visita a su hija. Bueno, es obvio que de acuerdo a las leyes que debemos obedecer, una mujer y un hombre no pueden abrazarse. Aunque en esta situación particular sean padre e hija”.

Farmanara lo resolvió de la siguiente manera:

“Lo que hicimos fue… cuando la hija camina hacia él, el se saca el sombrero. Así, pone freno a su acercamiento…”

Farmanara agregó que Irán es una «nación con películas en las que no se besa, no se toca, no se abraza pero que de alguna manera milagrosa, hemos pasado de ser 37 millones a 70 millones”.

Hay tantos casos similares en películas iraníes, que si miras las suficientes, en realidad te sorprenderías si los personajes se tocan o bailan, por ejemplo.

Sin embargo, los cineastas y los actores constantemente desafían estos límites.

En una película llamada “Gilaneh [4]” [fa, en], una madre que cuida de su hijo paralítico lo baña, lo mueve y en un momento hasta comienza a bailar para animarlo.

En el documental de Akrami, el director, Rakhshan Bani Etemad, dice que le preocupaba la censura, pero que sentía que la historia debía romper el tabú.

Akrami declara que como cineasta iraní, “tu habilidad más preciada es la de trabajar rodeando los códigos de censura. El don artístico es en realidad un requerimiento secundario cuando se trata de hacer cine en Irán».

Pero a pesar todas sus restricciones, las películas iraníes han sido parte de festivales alrededor del mundo. Y han recibido reconocimiento.

En el 2012, por ejemplo, Asghar Farhadi hizo historia cuando ganó un Oscar [5] [en] por su película “La Separación [6] [en].”

Muchas otras películas han ganado premios internacionales.

Al mismo tiempo, Mahdi Kouhian, director de documentales en Irán, dice que desde la elección del presidente de Irán, Hassan Rouhani, hay una atmósfera más positiva.

Por ejemplo, dice que asistió al Festival de cine Fajr [7] [en] por primera vez en cuatro años.

El festival se realiza cada año en el aniversario de la Revolución Islámica.

Pero el cineasta Akrami no es tan optimista. Eso es porque dice no ver ningún cambio fundamental.

Declara: «Para mí, la elección del señor Rouhani es un cambio cosmético. Es como maquillar a un monstruo, lo que básicamente no cambia la naturaleza de dicho monstruo. Aun tienes un monstruo».

Para él, la parte más triste del cine iraní es que sus mejores películas nunca pudieron realizarse.