El bloguero libanés y estudiante de la Saint-Joseph University [fr] Mario Macaron [fr, en] envió una carta abierta [en] dirigida a la Primera Dama del Líbano, Wafaa Sleiman, sobre el asunto de los Derechos de la Mujer. El asunto de los derechos de la mujer en El Líbano ha resurgido recientemente a raíz del asesinato de Roula Yaacoub [en], Manal Assi [en] y Christelle Abu Chakra [en] por sus maridos, así como la sorprendente polémica [en] levantada alrededor de la reciente sesión fotográfica de Jackie Chamoun. A pesar de su reputación como refugio liberal en una región reputadamente conservadora, el Líbano cuenta con un récord sorprendentemente pobre en lo que respecta a los Derechos de la Mujer. Esta falta de derechos básicos se ha traducido de cuando en cuando en movimientos locales de base pero, alguno argumentaría que nunca ha alcanzado el ritmo actual. Se espera una protesta masiva por la ONG KAFA (demasiado) para el 8 de marzo, lo que será objeto de una Cobertura especial de Global Voices.
La correspondencia fue como sigue:
Madame,
Je suis étudiant libanais à Paris, j’ai eu l’honneur de faire partie de la délégation que vous présidiez à Tunis en Novembre 2010 à la conférence des droits de la Femme Arabe, et comme plusieurs j’ai fiévreusement applaudi votre discours prônant et défendant les droits de la Femme dans ce coin du monde. Vous considérant comme l’emblème institutionnel de la Femme libanaise, c’est à vous que je m’adresse, même si votre mandat touche bientôt à sa fin, peut-être mes propos résonneront dans les coulisses féminines.Madame, il est vrai qu’en vous écrivant je me retrouve d’ores et déjà dans une situation compromettante : un homme prêchant à la Première Croyante sur un sujet annexé dans les annales du quotidien. Pourtant Madame, chaque fois que l’humiliation et parfois même le sang des femmes de notre pays font l’entête des journaux et la une des médias, j’ai honte et me demande qu’est ce qu’il manque encore aux libanaises, connues pour leur fort tempérament, de prendre les choses en main. Faudra-t-il attendre qu’à l’image de Beyrouth mère, nos dames se retrouvent sans foi ni espoir, et que surgissent des extrémistes qui noieront vos revendications dans du politiquement incorrect ?
Ne pensez vous pas qu’il est temps que vous dirigez les femmes du Liban vers une révolution tant attendue ? Ne croyez vous pas qu’il est temps d’imposer vos droits qu’aucune loi ne prévoit encore ? N’est il pas temps que deux libanaises jouissent de droits égaux même si elles sont de rites différents ?
Vous ne menez pas votre combat seul Madame, tout homme digne de l’éducation d’une mère libanaise demeure indigné et révolté face aux injustices commises à votre égard et en son nom. Ces hommes, même si écrasés par une minorité retentissante de par sa misogynie croient en une société où le sexe ne différencie que biologiquement.
Toutefois, ce ne sont pas les hommes qui lanceront les manifestations pour vous, ils le feront avec vous certes, mais admettons que, du côté de chez nous, les droits de la femme ne sont pas, hélas, une affaire d’hommes. Heureusement d’ailleurs, notre Parlement et même nos gouvernements à majorité masculine ne peuvent pas vanter leur efficacité.
Madame, si vous invitiez chaque grand-mère, mère, fille, sœur, copine, fiancée ou amie à cesser d’être Femme pour un jour, un seul, si vous décidiez toutes de faire la grève à notre société faussement machiste, je crois Madame que non seulement vous feriez voter vos droits, mais vous pourriez même diriger notre pauvre Liban à bon port.
Nous sommes tous fruits de Femmes, et « ce que Femme veut, Dieu le veut »
Veuillez croire, Madame, en mes sentiments les plus respectueux.
Mario Macaron
Estimada Sra Sleiman,
Soy un estudiante libanés que estudia en París. Tengo el honor de formar parte de la delegación que usted dirigió en Túnez en noviembre de 2010 en la Conferencia sobre los Derechos de la Mujer Árabe, y, como muchos, aplaudí fervientemente su discurso abogando por y defendiendo los derechos de la mujer en este rincón del mundo. Al considerarla como el símbolo institucional de la Mujer Libanesa, es a usted a la que me dirijo. A pesar de que su etapa está llegando a su fin, espero que estas palabras resuenen con simpatizantes femeninas.
Señora, es verdad que escribiéndole a usted, me encuentro ya en una situación comprometedora: un hombre que aconseja a la Primera Dama sobre un tema cotidiano. Y sin embargo, cada vez que la humillación y a veces incluso la sangre de mujeres de nuestra nación ocupan los titulares, me siento avergonzado y me pregunto qué hay que hacer ante la mujer libanesa, conocida por su fuerte carácter y por abordar los problemas con sus propias manos. ¿Tenemos que esperar hasta que, como Madre Beirut, nuestras mujeres se vean sin fe ni esperanza? ¿Tenemos que esperar hasta que los extremistas sumerjan sus peticiones en el discurso de corrección política?
¿No cree que es la hora de dirigir a la mujer libanesa hacia la tan esperada revolución? ¿No cree que es la hora de imponer sus derechos, derechos que no se cubren por las leyes existentes? ¿No es la hora de que dos mujeres libanesas se aprovechen de los mismos derechos pese a sus sectas?
Usted no está luchando por su cuenta, señora. Todos los hombres dignos de una educación de una Madre Libanesa siguen indignados y ofendidos frente a todas esas injusticias cometidas a usted en su nombre. Estos hombres, aunque machacados por una minoría misógina creciente, creen en una sociedad donde el género solo se diferencia biológicamente.
Dicho esto, no deberíamos esperar a que se organizaran protestas para usted. Lo deberían hacer con usted, por supuesto. Pero admitámoslo: los derechos de la mujer no son, desgraciadamente, cosas de hombres. Afortunadamente, esto quiere decir que nuestro parlamento e, incluso, nuestros gobiernos dominados por hombres no pueden presumir de su eficacia.
Señora, si invitara a cada abuela, madre, hija, novia, amante o amiga a no ser una Mujer por un día, solo uno; si todos decidieran ir en huelga en contra de nuestra sociedad del falso macho, creo que no solo podría votar por sus derechos, sino que incluso podría conducir a nuestro pobre Líbano a un puerto seguro.
Todos somos frutos del útero, y «Lo que quiere una Mujer, lo quiere Dios.»
Un cordial saludo.
Mario Macaron
Una semana más tarde, la Primera Dama respondió:
Monsieur Mario Macaron
J’ai lu avec intérêt la lettre ouverte que vous avez voulu me transmettre à travers les réseaux sociaux. Je voudrais vous remercier et saluer vos collègues de Béryte – l’écho des Cèdres, la revue des étudiants de la Faculté de Droit et de l’Institut de Sciences Politiques de l’USJ, qui l’a publiée sur sa page web.
Vous savez que la femme libanaise est confrontée à nombre de défis. Dès les premiers jours du mandat du Président de la République le général Michel Sleiman, j’ai pris comme engagement de défendre sa cause dans tous les domaines et ce, dans le cadre de la Commission Nationale de la Femme Libanaise (CNFL) que je préside, et en collaboration avec les associations et mouvements sociaux pour les droits des femmes, de notre société civile si active. Cette cause n’est donc pas négligée. D’autant plus qu’elle est amplement soutenue par le Président de la République lui-même.
Vous m’appelez à une révolution, et je salue votre proposition. Toutefois une révolution, moi je ne l’entends pas dans le sens de l’effervescence d’un jour qui finirait aussi vite qu’un lever de soleil, mais dans le sens d’une mobilisation de solidarité effective et durable à laquelle je ne cesse d’appeler. Une mobilisation de solidarité agissante de ceux et celles, comme vous et vos collègues, sont animés de bonne volonté à poursuivre la démarche d’amélioration de la situation de la femme libanaise, déjà entamée dans la législation, les milieux du travail, la société….
Grâce à une pareille mobilisation vigilante, nous parviendrons, ensemble, à mettre fin aux injustices et aux inégalités que vous prélevez.
En vous renouvelant mes remerciements, veuillez croire, Monsieur, en mes meilleurs sentiments.
Wafaa SLEIMAN
Première Dame du Liban
Estimado Sr. Macaron,
He leído con gran interés la carta abierta que me fue dirigida a través de las redes sociales. Quiero agradecerle y saludar a sus compañeros en Beryte – el echo des Cedres, el periódico de estudiantes de la facultad de Derecho de la USJ y el Instituto de Ciencias Políticas que lo publicaron en su página web.
Usted sabe que la mujer libanesa se enfrenta a numerosos desafíos. Desde los primeros días del mandato del Presidente de la República, el General Michel Sleiman, he tomado como mi tarea personal la defensa de su causa en todas las áreas dentro del marco de la Comisión Nacional para la Mujer Libansea (CNFL, por sus siglas en inglés) que presido actualmente en colaboración con las ONGs de Derechos de la Mujer y con Movimientos Sociales que forman parte de nuestra tan activa sociedad civil. Esta causa no está, por lo tanto, abandonada, y está especialmente apoyada al completo por el mismo Presidente de la República.
Pide una revolución y acojo su propuesta. Sin embargo, una revolución, según yo veo, no es el incentivo del fenómeno momentáneo que termine pronto después de eso. Es una movilización de solidaridad efectiva y duradera que he exigido continuamente, una movilización de movilización solidaria para aquellos, como tus colegas y tú, que están motivados por la buena voluntad para seguir el camino del progreso de la Mujer Libanesa, ya comenzado en la ley, en el lugar de trabajo, en la sociedad…
Gracias por tal movilización vigilante, conseguiremos, mano a mano, terminar con las injusticias y las desigualdades sobre las que habla.
Permítame darle las gracias una vez más. Un cordial saludo.
Wafaa SLEIMAN,
Primera Dama del Líbano.