Llamado urgente para México y el mundo: Bordando por la paz en Nueva York

Se organizan, con agujas, aros, pañuelos blancos, hilo rojo para los muertos o verde para los desaparecidos…

Conocí por primera vez acerca de «Bordados por la paz», a través de la escritora y catedrática puertorriqueña Marithelma Costa. En su hogar, cerca del Greenwich Village, en la ciudad de Nueva York, se pueden ver y palpar una centena de pañuelos bordados en diferentes partes del mundo. ¿Qué decir ante tanto pañuelo hilado con el color de la sangre? Gotas de un océano testimonial de miles y miles de víctimas, del tsunami creciente de secuestros y asesinatos en suelo mexicano.

Pero entre quienes, de un modo un otro, se han levantado contra la impunidad, la indolencia o la misma complicidad, nació el colectivo Fuentes Rojas, y desde agosto del 2011, Coyoacán y el mundo comenzaron a «Bordar por la paz». Hoy, y tras un proceso paulatino y continuo, son incontables las personas que bordan desde muchos estados de la nación mexicana, así como en ciudades y países alrededor del planeta, como Argentina, Arizona, Barcelona, Brasil, Chile, Chipre, El Salvador, Francia, Guatemala, Honduras, Inglaterra, Italia, Louisiana, Montreal, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, San Diego, Seattle, Texas, Tucson, Turquía…

Fue la propia Marithelma Costa quien trajo a Nueva York «Bordados por la paz». Ella notó la ausencia de la Gran Manzana entre la lista cibernética de ciudades que desarrollaban eventos del movimiento, y

Marithelma Costa.

Marithelma Costa.

pensando en los muchos mexicanos que habitan la Ciudad, manifestó su interés de bordar un pañuelo. Fue entonces cuando le pidieron via internet que organizara un grupo. La escritora boricua y Judith Page, una de sus ex alumnas, comenzaron a explicar de qué trataba «Bordados por la paz» y el colectivo creció. De forma simultánea estudiantes de Hunter College y York College, del City University of New York, participaron en los bordados. Y con el transcurrir del tiempo, la Biblioteca Pública del Bronx, así como State University of New York, se unieron a las instituciones que han exhibido los pañuelos.

Con motivo del próximo encuentro que tendrá «Bordados por la paz» en Nueva York, el 13 de abril en Union Square, entrevisté a Marithelma Costa:

Esta serie de pañuelos verdes fueron bordados por estudiantes de secundaria, aquí en Friends Seminary, en Nueva York. Es una escuela cuáquera, y allí bordaron alumnos de intermedia y superior. Ellos eligieron desaparecidos, por eso el color verde, y muchos de estos desaparecidos son periodistas mexicanos.

Los bordados rehumanizan. De alguna manera las víctimas vuelven a la vida. Cuando se hace colectivamente lo que sucede es que la gente, cuando escoge su pañuelo, empieza a conversar. En esas conversaciones salen cosas muy útiles y personales. Hablan de como ellos han vivido la violencia. Entonces conoces, por ejemplo, de la secretaria que fue asesinada; en Puerto Rico también han bordado casos de violencia doméstica local y violencia de género. Aquí en Nueva York incluso se están bordando asesinatos dominicanos. Y aunque el centro de ‘Bordados por la paz’ gira en torno a la violencia en México, que es una situación excepcional porque es una guerra no declarada, cada región pues le da su matiz. La gente borda a personas que conocieron. Y se empieza a cobrar conciencia de algo que no se puede olvidar porque lo vives en carne viva.

Hace unos meses yo le estaba mostrando a una profesora de la Universidad de Miami los pañuelos, como estoy haciendo ahora contigo, y cuando vio uno de ellos dijo: ‘Yo conocí a esta persona, porque su padre estaba tomando un seminario conmigo. Y tuvo que darse de baja para tratar de encontralo. Y claro, no lo encotró.’ Y aquello para mí fue muy emotivo.

Cuando bordas, comienzas a recordar casos que se han olvidado, porque hay tantos asesinatos que no puedes recordar todo. Pero al ver el pañuelo y verlo bordado a mano, en hilo rojo, te vuelve a la mente. Tú cobras conciencia. Es decir, te escapas del olvido y de la trivialización que hay en los medios. Es en ese preciso momento que esas personas no solo dejan de ser números, estadísticas, sino que los sacas del olvido. Eso yo lo vi, lo viví, y me impactó.

La respuesta a tu pregunta -soy muy tímida y reservada- a por qué estoy en ‘Bordados por la paz en Nueva York’, es que lo hice por solidaridad. Me la inculcaron mis padres de niña, y con García Márquez aprendí que la solidaridad es el antídoto contra la soledad.

Quien borda por la paz lo hace porque es gente viva, que asume retos en esta sociedad, que forma redes. Y por esa creación de redes solidarias, que considero muy importante, es que yo continúo bordando por la paz.

Bordados por la Paz

Bordados por la Paz

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*Fotos tomadas por el autor. 

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