Susan Thomson comenta el Twittergate de Ruanda [en] en el contexto de la campaña de desinformación del presidente ruandés Paul Kagame:
El Twittergate de Ruanda plantea interrogantes sobre el rol central del ‘RPF Twitter-trolls’ y convoca a periodistas extranjeros que buscan hacerlo responsable de sus excesos en el país y en el exterior. Los tuits reaccionarios del presidente Kagame dan una idea de la realidad política tras la cuidadosamente elaborada narrativa de su gobierno de que Ruanda es una nación rehabilitada de las ruinas del genocidio de 1994. El Twittergate es también ilustrativo del acoso e intimidación que los críticos del régimen del FPR (por el nombre en inglés del Frente Patriótico Ruandés) experimentan regularmente.
Twittergate es la primera fisura en la armadura de la larga campaña de desinformación que ha dependido de estudiantes de intercambio, empresas de relaciones públicas, eventos conmemorativos y toda una serie de otras técnicas para elaborar una versión idealizada y con frecuencia inventada de lo que Ruanda era antes de la aparición del colonialismo y de lo que se ha convertido desde el genocidio de 1994.
Desde 2009, el FPR ha trabajado con especialistas en relaciones públicas estadouidenses y británicos cuya primera tarea es ahogar las voces de los críticos extranjeros y enterrar pruebas de violaciones de derechos humanos del FPR con un lenguaje optimista sobre la estabilidad política, el crecimiento económico y la intención manifestada de ayudar a los pobres.