El carnaval de Trinidad y Tobago de este año ya ha terminado prácticamente, pero ha suscitado a la creación de blogs -con algunos explicando varios aspectos de las celebraciones, y con otros lamentando el estado del festival. Tony Deyal, que escribe en la revista de Abeng News [en] así lo describía:
Estoy en Trinidad. Hace calor y es un clima seco. Las carreteras están llenas de gente. La tasa de asesinato es alta. Las noches son ruidosas. Es una temporada boba irracional que no tiene descripción adecuada ó cordura financiera. Es tiempo de carnaval.
El resto del artículo es en gran recuerdos del «Carnaval de viejos tiempos» de su niñez, pero incluso en medio de la fiesta, mencionó:
Lo que me impresionó era que siempre había un transfondo de violencia -quizás porque la mayoría de gente que trabajaba en los campos de cañas de azúcar se ganaba la vida con sables y pasaba la mayor parte de su tiempo libre en las tiendas donde se vendía ron. Así es como empezaban y tenían lugar las disputas.
De nuevo en nuestros días, Mark Lyndersay, a través de una seria de reflexivos artículos, planteó los retos que tiene que confrontar «la directiva del Carnaval». Naturalmente, consultó con «gente que disfruta de su trabajo y que además tiene sus opiniones sobre el festival e invierte en él». Sus expertos incluían a Leslie-Ann Boisselle, una concursante que ha sido reina del carnaval diez veces que sugirió que ‘calipso’ debería de eliminarse del Dimanche Gras [en]:
Dejen a los reyes y a las reinas para el Dimanche Gras porque los turistas no entienden de calipso pero el medio visual de la masa resuena con ellos’. Cree que los dos espectáculos, un calipso como toque final y un disfraz basado en el Dimanche Gras, podría ser ‘conciso, producciones bien coordinadas, producidas profesionalmente… hacerlo como algo que pueda ser grabado y promocionado para la venta, algo que pudiera llevarse a una televisión internacional como un programa especial de dos horas.
Kenwyn Murray, profesor de media jornada de la Unidad de Estudios del Carnaval [en] de la Universidad de las Indias Occidentales [en], pensó que debería de haber más preparación en las artes del carnaval:
Lo que admiramos sobre la masa de los años 50, 60 y 70 es lo que olvidamos al respecto. Provenían de los patios donde se preparaban de forma informal. El acontecimiento ha pasado de la expresión ritualista a una gran actividad comercial. Ha habido un crecimiento desenfrenado y la gente ha estado participando en de una manera ad hoc, basada en lo que ellos saben y en lo que pueden depender. La preparación en la industria necesita mirarse de forma deliberada.
Para ayudar a conocer lo que hace falta, la Universida ofrece ahora un certificado profesional en artes del Carnaval [en].
El bloguero BC Pires [en] tuvo una interesante perspectiva:
Reduciría las secciones VIP de todo, incluso declararía ilegales a todo tipo de mas bands. Si continuamos convirtiendo algo que nos unía en el principal recurso para separarnos, terminará en derramamiento de sangre en las calles y precisamente no será ni uno ni dos de los cortes o apuñalamientos que tenemos ahora mismo. Habrá un brote de violencia que hará que los altercados se producían antiguamente entre bandas de percusión parezcan peleas de niños de primaria durante el recreo. Todos seremos víctimas.
No, haz que sean dos cambios. Lo primero que yo haría seria obligar a los sistemas de música y las bandas a que mantengan el volumen a un nivel saludable. NADA va a arruinar el Carnaval ahora más que el ensordecedor volumen de la música, es como si se nos golpeara.
En otro post Lyndersay, aludió [en] a «la geografía del Carnaval» detallando todas las controversias que tuvieron lugar este año en cuanto a las rutas del desfile:
El camino, este Carnaval lo deja claro, ya no se ha hecho para andar como Lord Kitchener cantaba.
Ahora es un reto de la dirección del evento que debe planearse y conservarse con inmaculada claridad si todo el que espera disfrutar del Carnaval va a tener su propio espacio.
El festival anual más grande del país se reúne por caminos que ya no cumplen con los requisitos para el paso del tráfico para los que fueron creadas originariamente, así que no sorprende que tampoco sean aptas el tráfico peatonal durante el martes de Carnaval.
Los cambios y ajustes que se han intentado conseguir para lograr el crecimiento del festival no fue mucho más que reorganizar las sillas de la cubierta del Titanic.
Se considera que el Carnaval está mal llevado y parece ser que hay una escasez o bien de pensamiento creativo o de pensamiento sensato sobre cómo llevar el problema.
Continuó:
Han pasado más de 60 años desde que la administración del Carnaval está bajo la supervisión del Estado, y este evento de primera ha atraído un aumento de financiación por parte del contribuyente incluso cuando la preparación invertida en un desarrollo a largo plazo ha disminuido.
En esos tiempos, calipso ha pasado a la tutela del Estado, la banda de percusión caribeña está en un franco deterioro y el diseño ha sido dividido entre lo tradicional y en silos de diversión, ninguno de ellos ha hecho que el diseño del Carnaval avance durante las dos últimas décadas.
El Carnaval necesita un mejor análisis, mejor dirección y mejor organización.
El continuo asombro de que el acontecimiento es tan emocionante… y tan divertido no debería enturbiar el pensamiento de quienes dirigen el festival.
Es el momento de examinar de forma seria los problemas y tomar decisiones duras sobre el propio festival que separan la historia, la tradición y el sentimiento de la realidad.
El Carnaval está reinventado creativamente desde la raíz, pero no hay razón por la que su infraestructura y organización deban de seguir ese modelo.
Naturalmente, hay excepciones a la regla: pequeñas, bandas creativas [en] del Carnaval van surgiendo [en] y van juntando lo mejor del arte, del diseño [en] y los comentarios de la gente, todo ello en un paquete divertido.
Finalmente, Lyndersay [en] se pregunta sobre «la poca diferencia que existe entre la soca moderna y la música de baile europea» y por qué la música local no se abre camino internacionalmente:
No es el único lugar en el entorno del Carnaval donde los avances internacionales parecen inminentes, ni tampoco es el primer ejemplo del tipo de absorción creativa que ha traído atención internacional al festival.
Desde la canción Who let the dogs out hasta las actuaciones a pedido de Minshall para las Olimpiadas, hasta el impacto de Differentology en el ranking de éxitos, los productos, la capacidad estética y creativa del Carnaval siempre parecen estar al borde de ser algo grande, antes de retirarse con determinación a la seguridad de lo pueblerino.
¿Qué es lo que hace que Trinidad y Tobago llame la atención de forma global, como pasó con calipso en la década de 1940 y 1950, para perdder impulso después?
En su estimación, «un malentendido de roles es gran parte de todo»:
El Estado realmente necesita decidir si invierte en el Carnaval o si lo patrocina. Cuando los accionistas del Carnaval empiezan a quejarse sobre los regalos sin coste que esperan los representantes del Estado durante los eventos, quizás es el momento de admitir que eres un patrocinador y un poco torpe en ese tema.
Además la conversación sobre el Carnaval es siempre sobre inversión y devoluciones y ganancias, términos comerciales que no significan nada cuando se pueden invertir más de 200 millones de dólares en el festival anual sin expectativas de que sean gastados responsablemente a esa escala.
Un inversionista considera un plan, invierte dinero y espera información exacta sobre el progreso del negocio.
Un patrocinador invierte en una marca con la esperanza de hacer uso de sus propias fortunas, su rendimiento llega con atención ganadora.
El Estado necesita decidir quién es y dejar de intentar ser el peor de ambos.
De forma similar, el NCC [National Carnival Commission] [en] realmente necesita decidir qué es exactamente, por qué está actuando como el siervo de los accionistas en lugar de ser el coordinador del Carnaval.
Resumió el estado [en] del Carnaval diciendo:
Mañana, Miércoles de Ceniza, habrá mucha celebración sobre el éxito de otra edición del festival. Esto ocurrirá a pesar de los fallos evidentes de tantos eventos patrocinados por el Estado para llamar el interés público o contribuir en la creación de cualquier cosa que pueda parecerse a una economía sostenible de Carnaval.
Le sigue Cuaresma, cuando se acelerará literalmente el consumo de pescado, a pesar de otro año más de oportunidad perdida durante el Carnaval de involucrar significativamente la metáfora de hacer pescadores de hombres.