En el blog The Dissident Blog, James Byrne revisa [en] el estado de la literatura birmana en la era posdictadura en Myanmar:
Cuando estuve en el país el año pasado [2013], se leían poemas sobre la Primavera Árabe. Había otros sobre el duro trato a los agricultores birmanos. Había sátiras sobre los cortes de electricidad y relatos breves que tenían inicio y mitad, pero no final. Todo esto se hubiera prohibido instantáneamente hace pocos años.
También observó el siguiente desafío que debe abordarse:
Si investigas profundamente y hablas con muchos escritores dentro del país, subsiste la sospecha del gobierno y organizaciones culturales occidentales.