Michael Eko Hardianto escribe sobre las condiciones de pobreza [en] de los trabajadores indonesios en fábricas que producen pestañas postizas, extensiones capilares y otros artículos de belleza:
…Detrás de cada contracción de pestañas en la industria de la moda y más allá, están las historias no contadas de los invisibles trabajadores mal remunerados.
Su remuneración financiera por este tipo de trabajo monótono es aproximadamente $0,04 por par, a veces menos. Al momento que los productos llegan a los consumidores occidentales, el precio que estos pagan alcanza a menudo los $10 por par, un margen de ganancia de 2.400%.