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Vigilancia digital en Angola y en otros países africanos «menos importantes»

Categorías: África Subsahariana, Angola, Derecho, Derechos humanos, Medios ciudadanos, GV Advox

Un reciente informe [1] [en] del Laboratorio Ciudadano de la Universidad de Toronto rastrea el uso de programas maliciosos elaborados por la empresa italiana Hacking Teamy, cuyas instalaciones se encuentran en Etiopía, Marruecos, Nigeria, Sudán y Somalía. El año pasado, se detectó en Sudáfrica y Nigeria [2] [en] un programa malicioso de una empresa germano-inglesa. Estos descubrimientos han generado un nuevo interés en el problema de África Subsahariana. 

El descubrimiento de programas maliciosos y otras tecnologías de vigilancia «baratas» -productos disponibles a precios relativamente bajos fabricados en los países más grandes de África- parece ser de gran interés para los investigadores; sin embargo, ¿qué sucede con los países que a través del lente occidental se perciben como «menos importantes», ya sea por su población, su lenguaje o por su entorno geográfico?

Es interesante el caso de Angola [3]: el país rico en petróleo tiene una población relativamente pequeña y un poderoso partido gobernante [4] con un presidente que ha estado al mando durante 34 años. Periodistas de investigación, jóvenes manifestantes y movilizaciones sociales -en su mayoría en torno a problemas como vivienda y corrupción política- parecen irritar al régimen, pero puede ser difícil rastrear el impacto mayor de estas actividades.

En diciembre de 2013, el investigador de seguridad Jacob Applebaum dio una conferencia en el Congreso Chaos Communication [5] sobre el periodista angoleño de investigación Rafael Marques [6] [en] y su computadora portátil. Marques, ampliamente reconocido por sus investigaciones de abusos de poder al más alto nivel, abordó a Applebaum con una pregunta bastante común: «parece que algo pasa con mi computadora, está muy lenta». Applebaum encontró lo que describió como la «puerta trasera más endeble» que había visto en su vida, un programa espía que tomaba capturas de pantalla subrepticiamente de las actividades de Marques y que intentaba enviarlas a otra máquina.

En el siguiente video, Appelbaum muestra a Marques cómo, a pesar de que usaba TOR para protegerse, su máquina se vio comprometida por una forma muy ordinaria de software espía:

Marques, editor del sitio web independiente Maka Angola [7] [en], fue arrestado y golpeado [8] [en] meses después de descubrir que su computadora estaba comprometida. Actualmente enfrenta demandas civiles en Angola y Portugal por su investigación que incluye desenmascarar un plan internacional de lavado de dinero para diamantes extraídos de Lunda, región de Angola aquejada por múltiples dificultades.

Applebaum sugiere que hasta los regímenes que menos saben de tecnología pueden encontrar maneras de ejercer control usando productos y técnicas simples para vigilancia digital. Aun así, hay poca discusión pública sobre seguridad de información, vigilancia y ley en Angola.

Una razón puede ser que la vigilancia e inflitración física, del mundo real -con algunos agentes de inteligencia entrenados en el antiguo bloque soviético- es tan generalizada que activistas y periodistas no sienten ninguna urgencia particular en proteger sus actividades en línea.

Ahora, Marques está siguiendo activamente el problema de la vigilancia en Angola. En octubre, describió propuestas legislativas que darían al estado amplios poderes para registros sin necesidad de orden judicial [9] [en] y prohibirían algunas formas de comunicación en línea. Expresó que esas disposiciones se agregaron al proyecto de ley de gobernabilidad de internet de 2010, dado a conocer poco después de los levantamientos populares en Túnez y Egipto.

Aunque estas formas de vigilancia son relativamente nuevas, las amenazas a la libertad de prensa no son nuevas en Angola. Periódicos independientes y medios de comunicación locales han sido procesados penalmente [10] o han visto restringida su capacidad de expandirse por requerimientos costosos, aparentemente con motivación política. El propio Marques a menudo vive y trabaja en otros países. Actualmente enfrenta una demanda de difamación en Portugal [11] [pt], interpuesta por miembros angoleños del régimen.

Como en Etiopía, muchos activistas y trabajadores independientes de medios angoleños están vinculados de cerca con ciudadanos del país que  viven en el extranjero. Un periodista etíope que vive en Washington, DC interpuso hace poco una disputa legal [12] [en] contra el gobierno etíope por vigilancia a través de software malicioso en sus computadoras. Esta novedad, por lo menos, debería ayudar a sensibilizar a exiliados y activistas etíopes. El caso, que se ha presentado en Estados Unidos, girará en torno a una investigación cuidados y rastreo de software malicioso.

Para las personas como Marques en los países alrededor del mundo, el caso etíope puede sugerir una manera interesante e internacional de revertir un desbalance de poder –una manera de defenderse contra amenazas a la investigación y expresión abiertas. Lo que está por verse en países «menos importantes» como Angola es si los activistas de la sociedad civil, investigadores y abogados pueden encontrar los recursos y congregarse internacionalmente para rastrear y enfrentar la creciente vigilancia digital.

Silvia Díaz [13] colaboró con la traducción de este artículo.